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La guerra de las empresas de comida precocinada contra el plástico

Algunos alimentos envasados son una solución ideal para todos aquellos que, por diversas razones, quieran comer bien pero no tengan tiempo para cocinar. Hoy en día, el mercado está repleto de opciones: desde pizzas y ensaladas, hasta platos más elaborados, como pollo al curry o risotto de verduras. Su inmediatez los hace perfectos para trabajadores y estudiantes, que pueden calentar las bandejas en el microondas y tener comida o cena listas en un abrir y cerrar de ojos.

Sin embargo, la cantidad de plástico que generan estos platos precocinados preocupa tanto a empresas como consumidores, al ser conscientes de que deberían adoptar un mayor compromiso ambiental ante el nivel actual de degradación del planeta. Según la información de la Fundación Aquae, con datos del Servicio de Estudios del Parlamento Europeo, Greenpeace y WWF, España es el segundo país que más toneladas vierte al Mediterráneo (un total de 126 al año), solo por detrás de Turquía.

La Asociación Española de Platos Preparados (ASEPAPRE) publicó el dato de que el consumo en el hogar de platos preparados creció un 2,7 por ciento en 2018, situándose en los 14,64 kilos por persona, y anunció que "las previsiones para este año se sitúan en un aumento del 3%". Las ventas de platos preparados en supermercados, que llevan creciendo desde 2008, alcanzaron las 501.000 toneladas, un 3,8% más que el año anterior, gracias a su calidad, innovación y adaptación a los nuevos estilos de vida". Las empresas de ensaladas envasadas, por ejemplo, vendieron en 2018 un 136% más que el año anterior.

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Joven consume comida para llevar. Getty
Joven consume comida para llevar. Getty

¿Qué alternativas existen?

La Unión Europea ya declaró la guerra a los plásticos en el 2018, cuando anunció su propósito de eliminar los plásticos de un solo uso de forma definitiva en 2021, grupo que incluye platos, cubiertos, pajitas y bastoncillos, pero no menciona las bandejas empleadas por las empresas de comida preparada.

Empresas de comida envasada y de tuppers a domicilio están barajando la posibilidad de cambiar el material de sus bandejas, todavía sin éxito. Aunque contamina más, el plástico es un elemento clave, en muchos casos, para garantizar la seguridad alimentaria y la calidad del alimento. Las bandejas de celulosa, por ejemplo, son una buena alternativa para la comida a domicilio, que se consume de forma inmediata, pero no para vender en grandes superficies, puesto que el vacío se pierde y el alimento se estropea.

En algunos supermercados y pequeños comercios existe la opción ‘listo para comer’, es decir, se ofrecen platos, más o menos ‘caseros’ de arroz, pasta, carne o verduras durante toda la mañana, el cliente elige cuántas raciones desea y se lo lleva en un tupper, que suele ser de cartón o celulosa. Se trata de una opción mucho menos contaminante, aunque en algunos casos más cara, y también exige que el plato sea consumido en pocas horas.

Por su parte, el consumidor también puede contribuir a la reducción de residuos plásticos. Con el auge del ‘real fooding’, que promueve una dieta equilibrada y libre de envasados ultraprocesados, cada vez más personas están dispuestas a consumir menos productos precocinados. No solo porque cuidar el planeta es importante, sino también por los beneficios que la comida ‘real’ pueda traer para su salud a largo plazo.

En otros países, ya se han puesto en marcha iniciativas para premiar a la población por recoger plástico. La canadiense Plastic Bank utiliza el plástico como una especie de moneda de cambio. Ya está presente está en Filipinas, Haití e Indonesia. Lo hace al precio más alto del mercado y no en dinero metálico, sino permitiendo guardarlo en el banco para comprar bienes o servicios. En la ciudad indonesia de Surabaya, por ejemplo, los recolectores pueden pagar el autobús con plástico.

Por tanto, aunque las empresas de comida preparada hayan sabido adaptarse al frenético ritmo de vida de la población, es evidente que las nuevas tendencias alimenticias requieren de esfuerzos conjuntos para adecuarse al panorama medioambiental actual: compañías y consumidores deben aliarse para cuidar el planeta, el único que tenemos.

Laotracaradelamoneda

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