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Mi hija fue a una cita de rutina con el quiropráctico, ahora está paralizada

Darlene Jensen estaba enviándose mensajes de texto con su hija de 28 años, Caitlin, un jueves por la mañana común y corriente de junio cuando la recién graduada universitaria se dirigía a una cita para un ajuste de cuello rutinario con el quiropráctico, que había estado a punto de cancelar.

Caitlin leyó el último mensaje de texto de su madre a las 9am. Veintiún minutos después, Jensen recibió una llamada: su hija estaba teniendo una reacción al tratamiento, le informó el quiropráctico.

Desde entonces, no ha podido responder a los mensajes de texto de su madre, ni caminar, hablar, comer o respirar adecuadamente por sí misma.

En una tragedia rara pero muy real: la cita para ajustar el cuello de Caitlin resultó en una disección de la arteria vertebral, que provoca un derrame cerebral, lo que corta el flujo de sangre al cerebro. Su declive fue rápido y se enfrenta a una recuperación larga y difícil.

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Jensen, de 49 años, no tenía idea de lo que le esperaba cuando salió de su trabajo como gerente de la oficina principal de un taller de transmisión en las afueras de Savannah, Georgia, para llegar a donde estaba su hija. Ni siquiera le dijo exactamente lo que estaba pasando a su hijo, que estaba trabajando con ella durante el periodo vacacional de la Universidad del Sur de Georgia.

"Solo pensé que probablemente tenía vértigo o algo así”, cuenta Jensen a The Independent. “O sea, simplemente nunca se me ocurrió que era un problema serio. Así que solo dije, ya sabes, voy a apurarme y ver cómo está. Volveré en un rato.

Sin embargo, cuando Jensen, cuyo amado esposo y novio desde la preparatoria, murió cuando Caitlin era pequeña, llegó a la oficina del quiropráctico, se sorprendió al darse cuenta de cuán terrible parecía ser la situación; su hija ya estaba en una ambulancia.

Caitlin Jensen, amante de los animales, acababa de graduarse de Georgia Southern con un título en química cuando fue con el quiropráctico en junio (Facebook/Darlene Jensen)
Caitlin Jensen, amante de los animales, acababa de graduarse de Georgia Southern con un título en química cuando fue con el quiropráctico en junio (Facebook/Darlene Jensen)

“Estaba claro que algo andaba mal”, recuerda Jensen. “No podía hablar bien. Estaba muy sudorosa y con náuseas; estaba vomitando”.

Incluso entonces, Jensen admite: “No se me ocurrió que estaba teniendo un derrame cerebral”.

“Nunca he visto a nadie tener un derrame cerebral; No conocía los signos y síntomas de un derrame cerebral”, continúa. “No esperaba que una mujer joven perfectamente sana de 28 años tuviera un derrame cerebral”.

Se llevaron a Caitlin y finalmente la conectaron un ventilador; ahora ha sido trasladada a la unidad de lesiones cerebrales adquiridas en el Centro Shepherd de Atlanta, en una habitación donde Jensen pasa las noches, a más de cuatro horas de casa.

La situación está muy lejos de donde ella pensó que Caitlin estaría ahora. Cuando su hija fue al quiropráctico hace dos meses, acababa de graduarse de Georgia Southern con un título en biología y química y estaba solicitando un trabajo para investigar microplásticos en aguas residuales y el medio ambiente.

Estudiar para obtener ese título es lo que llevó a Caitlin a buscar la atención de un quiropráctico en primer lugar, explica su madre.

“Ella estaba sentada en su escritorio todos los días estudiando”, cuenta Jensen. “Estaba muy tensa, porque era muy difícil. Así que estaba apretando la mandíbula y, ya sabes, simplemente un poco tensa. Y pensamos... tal vez ir al quiropráctico ayude a relajarlo todo”.

Caitlin solo había ido unas pocas veces antes, y la oficina programó la cita de junio después del ajuste anterior que le hicieron, añade Jensen.

“Ella decía: ‘No creo que necesite ir’”, relata su madre, y agrega que le dijo a Caitlin: “solo cumple con tu cita, porque somos personas responsables que no cancelan las cosas en el último minuto ... así que fue”.

Caitlin es animada por la presencia de varios perros de apoyo en la unidad de lesiones cerebrales en Atlanta, dice su madre, pero hay un largo camino por delante (Facebook/Darlene Jensen)
Caitlin es animada por la presencia de varios perros de apoyo en la unidad de lesiones cerebrales en Atlanta, dice su madre, pero hay un largo camino por delante (Facebook/Darlene Jensen)

La cita era el 16 de junio y, en menos de una hora, Caitlin estaba en el hospital. Dos meses después, la trasladaron a Shepherd, donde mejoró un poco y le quitaron un ventilador, señala Jensen, y agrega que, afortunadamente, las habilidades cognitivas de su hija parecen haberse salvado.

“Nuestra principal forma de comunicación en este momento es repasando el alfabeto”, cuenta Jensen. “Y ella me dice cuando llego a la letra correcta, y simplemente lo deletreo todo.

“También puede asentir y levantar el pulgar, y puede decir cosas; a veces lo logra, a veces no. Realmente, en este momento, [estamos] deletreando todo. Afortunadamente, es muy buena deletreando. Pero, sí, simplemente deletreamos todo minuciosamente”.

Caitlin ha pedido un reloj para llevar la cuenta del tiempo; se la ha mantenido alejada de las redes sociales, pero la presencia de perros de apoyo hace que el amor por los animales que ha tenido toda la vida la “ilumine”, dice su madre.

Si bien es reconfortante y alentador saber que el daño cerebral de su hija no ha disminuido su agudeza ni su personalidad, continúa Jensen, Caitlin ha estado recientemente “bastante emocional y alterada.

“La realidad le está cayendo de golpe en este momento”, admite. “Así que ha tenido una semana muy emotiva y difícil”.

Sin lugar a dudas, la recuperación será difícil, aunque el apoyo ha sido inquebrantable; un GoFundMe ha recaudado casi US$100.000 para cubrir las abrumadoras facturas médicas de Caitlin, y siguen llegando mensajes de apoyo mientras lucha por recuperar la funcionalidad. Las tarjetas y los buenos deseos que ha recibido en los últimos dos meses han ayudado a su ánimo, añade Jensen.

“Todavía estamos trabajando para tratar de que su lado derecho se vuelva a conectar”, le cuenta a The Independent. “Tenemos que trabajar en los músculos asociados con la deglución, ya sabes, proteger sus propias vías respiratorias, su diafragma, estornudar, toser, ya sabes, todas las cosas que necesita hacer para poder respirar sin ayuda.

Darlene Jensen con su hija Caitlin (Darlene Jensen)
Darlene Jensen con su hija Caitlin (Darlene Jensen)

“Todavía estamos trabajando en todo eso... El ventilador ha sido retirado. Está respirando por su cuenta. Todavía respira a través de la traqueotomía; no podemos quitar eso todavía. Pero, quiero decir, es un gran paso adelante que ella esté respirando de esa manera”.

Jensen duerme en una cama plegable en la habitación de Caitlin y explica que “no puede dejarla porque todavía tiene muchas secreciones y sigue aspirando su propia saliva, porque esos músculos no funcionan correctamente.

“Entonces puede sufrir cierta obstrucción. Necesita que le hagan una succión regularmente. Y si se pone muy mal, se pueden bloquear sus vías respiratorias. Y hemos tenido un par de momentos terroríficos en los que ha tenido, ya sabes, un código azul”.

Un código azul hace sonar las alarmas cuando un paciente del hospital sufre un paro cardíaco o respiratorio inesperado que requiere reanimación.

Jensen permanece estoica, pero aún incrédula.

“Nunca había oído que algo así sucediera”, comenta a The Independent. “No sabía que podía pasar. Así que simplemente no lo tenía en cuenta.

“Esa es una de las cosas de las que realmente creo que la gente debe ser consciente ... cuáles son los síntomas y signos de un derrame cerebral, y que puede ocurrir por algo como esto, por tener un ajuste en el cuello con un quiropráctico”.

“Muchas personas me han contactado desde entonces; hoy me contactó una que es tetrapléjica por eso”, relata. “La gente debe ser consciente de los riesgos asociados con los ajustes de cuello en un quiropráctico.

“Quiero decir, nosotros no teníamos idea”.

Caitlin de bebé con su padre, Curtis, quien murió cuando ella tenía tres años y medio (Darlene Jensen)
Caitlin de bebé con su padre, Curtis, quien murió cuando ella tenía tres años y medio (Darlene Jensen)

Según un artículo publicado el año pasado en Stroke: Vascular and Interventional Neurology, la disección de la arteria vertebral “puede ser el resultado de traumatismos de diversa gravedad, desde deportes, accidentes automovilísticos y manipulaciones del cuello por parte de quiroprácticos hasta tos/estornudos violentos.

“Se estima que 1 de cada 20.000 manipulaciones de la columna resulta en aneurisma/disección de la arteria vertebral (VAD). En los Estados Unidos, los pacientes que tienen múltiples afecciones crónicas reportan un mayor uso de la medicina complementaria o alternativa, incluida la manipulación quiropráctica”, describe el informe.

“La educación sobre la relación entre el VAD y las maniobras quiroprácticas puede ser beneficiosa para el público, ya que se trata de accidentes cerebrovasculares isquémicos agudos prevenibles. Además, los síntomas de la disección de la arteria vertebral pueden ser sutiles y los pacientes que acuden a los quiroprácticos pueden tener un dolor molesto que enmascara sus déficits”.

Los quiroprácticos argumentan que la disección en sí misma puede ser la causa del dolor que lleva a los pacientes a buscar atención, alegando que sus propios ajustes son secundarios a un problema mayor en muchos casos.

Jensen, sin embargo, quiere que el público aprenda sobre la disección arterial y cuán fácil e inocuamente puede ocurrir.

Le pasó a su familia; ella sabe.

“Creo que la gente debería evitar los ajustes de cuello, por un lado”, reflexiona para The Independent. “Si realmente insisten y creen que necesitan un ajuste en el cuello, entonces un buen quiropráctico tomará radiografías. Se debe realizar una resonancia magnética, se deben realizar pruebas exhaustivas primero, antes de que toquen tu cuello para cualquier tipo de ajuste.

“Y, sinceramente, creo que los quiroprácticos no deberían hacerlos en absoluto”.

Sin embargo, por el momento, Jensen solo espera y pasa cada momento de vigilia con su hija; el hermano menor de Caitlin ha regresado a la escuela en Georgia Southern, pero el espíritu de su hermana mayor no ha flaqueado.

“En este momento, ella está acostumbrándose a la idea, y lo logrará”, asegura Jensen a The Independent. “Ella es muy fuerte y muy decidida”.

Jensen le dice a su hija: “Puedes estar molesta, puedes estar enojada, puedes tener miedo, puedes sentir lo que quieras, pero esfuérzate de todos modos. Todavía te esfuerzas.

“Y ella está esforzándose”, dice. “Así que estoy segura. Realmente creo que seremos capaces de hacer cosas increíbles”.

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