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Los hombres también son cuidadores en el plan de Biden

Carlos Rojas, quien formaba parte de un grupo que hizo campaña para que más hombres tomaran el permiso de paternidad, en Estocolmo, Suecia, el 2 de junio de 2010. (Casper Hedberg/The New York Times)
Carlos Rojas, quien formaba parte de un grupo que hizo campaña para que más hombres tomaran el permiso de paternidad, en Estocolmo, Suecia, el 2 de junio de 2010. (Casper Hedberg/The New York Times)

Pete Buttigieg se enfrentó a las críticas de algunos conservadores por tomarse un permiso de paternidad por sus gemelos recién nacidos, pero su decisión de hacerlo muestra una característica de la política familiar de Estados Unidos: puede parecer endeble comparada con la de muchos otros países, pero ha tendido a reconocer el cuidado de la familia como algo que hacen todos, no solo las madres.

El plan de gasto para la red de seguridad de los demócratas ampliaría y consolidaría esta idea. En conjunto, sus propuestas de política familiar (permiso familiar con goce de sueldo, cuidado de los adultos mayores, cuidado infantil, educación preescolar pública y una prestación económica por hijo) definen el cuidado de personas como una necesidad universal, sin importar el género.

El permiso familiar con goce de sueldo podría solicitarse en una amplia variedad de circunstancias, entre ellas nacimientos, enfermedades y el cuidado de la familia extendida, los suegros, las parejas de hecho y las personas que son el “equivalente” de la familia. Los planes para el cuidado infantil y de los adultos mayores eliminan el supuesto de que hay un cuidador familiar por defecto: una madre o una hija. En lugar de eso, dirigen la ayuda a la persona que necesita cuidados mediante el subsidio del cuidado de los niños o los asistentes sanitarios a domicilio. El crédito tributario extendido por hijo funciona de la misma manera. El dinero se destina al cuidador principal del niño, incluidos los abuelos o los padres, en lugar de dirigirse a las madres, como se ha hecho en el pasado con las ayudas federales para los niños.

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“Gran parte de la agenda de Biden está pensada en torno a los niños, y por ello se elimina parte de la distinción entre madres y padres, y entre familias monoparentales y biparentales”, señaló LaDonna Pavetti, vicepresidenta de política de apoyo al ingreso familiar en el Centro de Presupuesto y Prioridades Políticas.

Los estados también han adoptado un enfoque de neutralidad de género en lo relacionado con la política familiar, y eso diferencia a Estados Unidos de otros países ricos. Aunque Estados Unidos es un país atípico en cuanto a la falta de apoyo para las familias trabajadoras en general (la mayoría de los estadounidenses no tienen permisos con goce de sueldo ni ayudas económicas significativas para el cuidado infantil o de los ancianos), las políticas estadounidenses han sido mucho más propensas a incluir a los hombres desde el principio (Washington D. C., donde Buttigieg vive y trabaja como secretario de Transporte, ofrece ocho semanas de permiso parental con goce de sueldo tanto para los padres como para las madres y para quienes han adoptado o son padres de acogida).

En gran parte de Europa y en el resto del mundo desarrollado, es más probable que estas políticas hayan sido diseñadas para las mujeres en un principio. En consecuencia, a veces han reforzado la inequidad de género, ya que han provocado que las mujeres ganen menos y queden excluidas de los puestos de poder, y dificultado la participación de los hombres en la vida de sus familias.

Otros países ricos tienen políticas mucho más generosas para los hombres: en promedio, los padres tienen dos meses de permiso con goce de sueldo. En Corea del Sur y Japón, tienen un año, y en Francia, siete meses. Sin embargo, para lograrlo, los países han modificado sus políticas para alentar a los hombres a tomar sus permisos, como sucede en Suecia, Noruega y Canadá con los “días para papás”, que son días de permiso remunerado que deben tomar ellos para que la familia no los pierda.

Pete Buttigieg, secretario de Transporte, habla durante una audiencia en el Senado en Washington el 16 de junio de 2021. (Stefani Reynolds/The New York Times)
Pete Buttigieg, secretario de Transporte, habla durante una audiencia en el Senado en Washington el 16 de junio de 2021. (Stefani Reynolds/The New York Times)

Paradójicamente, la razón por la que Estados Unidos se ha adelantado en adoptar un enfoque de neutralidad de género en las políticas familiares es que ha tardado mucho en ofrecerlas.

“El enfoque de género específico duró mucho más tiempo ahí que aquí en Estados Unidos, donde la segunda ola del feminismo se afianzó antes y abogó con éxito por políticas neutras en cuanto al género”, comentó Ruth Milkman, profesora reconocida de sociología de los movimientos laborales en la Universidad de la Ciudad de Nueva York. “Este es el único aspecto en el que Estados Unidos se adelantó”.

Una idea central de los planes de política familiar del presidente Joe Biden es que el cuidado de las personas es algo que hace todo el mundo. Los demócratas han enmarcado esta necesidad como una cuestión económica y no como un asunto de las mujeres.

Según los investigadores, desde el punto de vista político, es probable que este enfoque sea más difícil que centrarse solo en las madres, en parte porque desafía las ideas preconcebidas sobre los roles de género. No obstante, también opinan que, al incluir a más personas, se reconocen las necesidades de las familias modernas y tal vez se pueda reducir la probabilidad de que se castigue a las madres por brindar cuidados.

“Incluir estas categorías más amplias ha provocado que sea mucho más pesado, pero ha sido importante hacerlo”, dijo Jane Waldfogel, profesora de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Columbia que estudia la política familiar. “La neutralidad de género tiene un costo, pero al final habrá una recompensa”.

Los legisladores que impulsan estas leyes reflejan la idea de que los cuidados no son exclusivos de las mujeres. Muchos de los líderes de esta iniciativa son mujeres y madres. Entre ellas se encuentran la representante Pramila Jayapal, la representante Rosa DeLauro y la senadora Patty Murray, quien en el pasado fue profesora de preescolar. Sin embargo, el esfuerzo ha sido dirigido por Biden, quien habla de manera franca y frecuente sobre su experiencia como padre soltero. Los hombres fueron fundamentales a la hora de redactar la legislación respecto al permiso con goce de sueldo (el representante Richard E. Neal), el cuidado infantil (el representante Bobby Scott) y el cuidado de los adultos mayores (el senador Bob Casey).

No obstante, hacer que las políticas sean neutrales en cuanto al género no significa necesariamente que tanto los hombres como las mujeres las vayan a utilizar. La reacción ante el permiso de Buttigieg demuestra lo profunda que puede ser la resistencia: “Permiso de paternidad, le llaman, a tratar de averiguar cómo amamantar”, comentó Tucker Carlson en su programa de Fox News.

En teoría, los programas actuales de la red de seguridad están abiertos a cualquiera de los padres y, a pesar de ello, son más las madres las que se inscriben. Aunque los programas estatales de permisos con goce de sueldo aumentan las solicitudes tanto de hombres como de mujeres, son ellas quienes se toman permisos más largos.

“No hay nada que excluya a los padres, pero sabemos que con frecuencia los programas que les han servido principalmente a las mujeres no funcionan para los hombres”, afirmó Pavetti.

El diseño de las políticas marca la diferencia. Es más probable que las mujeres acepten trabajos remunerados si encuentran una guardería de buena calidad que cueste menos de lo que ganan. Es más probable que los hombres tomen un permiso familiar si es con goce de sueldo y ofrece protección laboral (el plan que estudia el Congreso tiene lo primero, pero no cuenta con protección laboral).

“Ahora nos toca tratar de repensar cómo es la red de seguridad social y cómo se ajusta a la situación actual de las familias”, concluyó Elisabeth Jacobs, investigadora sénior que estudia política económica familiar en Urban Institute.

© 2021 The New York Times Company