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Iban a jugar un partido histórico, pero el avión en el que volaban se estrelló cinco minutos antes de llegar a destino

Los restos del avión de LaMia, cerca de Medellín
Los restos del avión de LaMia, cerca de Medellín

El 28 de noviembre de 2016 tuvo lugar una de las tragedias aéreas más recordadas de la última década. El avión en el que viajaba el plantel brasileño de fútbol Chapecoense hacia Medellín, Colombia, para disputar la final de la Copa Sudamericana contra Atlético Nacional, se estrelló y murieron 71 personas, entre los que estaban estos jugadores que soñaban con hacer historia. La posibilidad de alzar la copa era un hecho sin precedentes para este club, que había eliminado a Independiente y San Lorenzo en las fechas previas del torneo.

El accidente del vuelo 2933

Aquella noche partió, desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el vuelo 2933 en una aeronave modelo British Aerospace 146 (BAE 146) de la empresa LaMia, que debía aterrizar en el Aeropuerto Internacional José María Córdova, Colombia. A bordo, viajan 68 pasajeros -de los cuales 25 eran jugadores del club, el entrenador, el cuerpo técnico y periodistas-, además de nueve miembros de la tripulación, entre los que estaba el piloto Miguel Alejandro Quiroga Murakami. Sin embargo, 20 kilómetros antes de llegar a destino, los cuatro motores dejaron de funcionar y, pocos minutos después, se perdió la comunicación con la cabina. Así fue como el avión no alcanzó a llegar a la pista de aterrizaje y se estrelló cinco minutos antes, en el Cerro Gordo.

¿Por qué se estrelló?

Si bien existieron varias teorías en torno a este trágico suceso, las autoridades comunicaron que la aeronave tenía dos problemas: exceso de peso y combustible limitado. Además, se constató que no cumplía con los requisitos de calidad mínima para volar de manera internacional y, desde el control, afirmaron que en ningún momento los pilotos notificaron la escasez de este recurso clave, de modo tal que evitaron hacer escalas y recargar el tanque.

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Tras una ardua investigación, el secretario de Seguridad de la Aerocivil, el coronel Freddy Bonilla, relató que -según las grabaciones escuchadas por los investigadores- el piloto y la copiloto hablaron varias veces sobre esta irregularidad y contemplaron la posibilidad de abastecerse en Leticia, capital del departamento colombiano de Amazonas, o en Bogotá. Sin embargo, al pasar por Amazonas decidieron seguir el viaje ante la posibilidad de que el aeropuerto estuviese cerrado para operaciones nocturnas, aunque se confirmó que la terminal aérea estaba funcionando normalmente a esa hora. Otro agravante sobre este punto es que, previamente, Miguel Alejandro Quiroga Murakami había decidido no abastecerse en la ciudad boliviana de Cobija, tal como estaba contemplado en el plan de vuelo presentado en Santa Cruz antes del inicio del viaje.

El dramático pedido de ayuda

En aquel entonces, Radio Blu de Colombia difundió un audio del momento en el que el conductor de la nave pidió aterrizar de emergencia por una “falla eléctrica total y falta de combustible”. La mujer que habla desde la torre de control intenta guiar al piloto, cuya última palabra es “Jesús”. Minutos después, el avión que transportaba al plantel de Chapecoense cayó y se produjo la tragedia en la que murieron 71 personas.

Los sobrevivientes

Los futbolistas Jakson Follmann, Alan Ruschel y Helio Neto; el periodista Rafael Henzel, de Rádio Oeste; y los miembros de la tripulación Ximena Suárez y Erwin Tumiri lograron sobrevivir al accidente, aunque sufrieron con graves daños.

Una estrella en señal del luto

Tras conocerse la noticia, el club Atlético Nacional, que iba a jugar contra Chapecoense la final de la Copa Sudamericana, solicitó a la Conmebol que se le otorgara el título al equipo brasileño, que -además- recibió un total de US$3.925.000 y la clasificación a la Copa Sudamericana 2017. La Confederación accedió al pedido y, en forma de agradecimiento por el gesto de la escuadra colombiana, les entregó el premio Centenario Conmebol al Fair Play y un millón de dólares.

Debido a esta tragedia, en la que murieron 71 personas, entre jugadores, técnicos, directivos, tripulantes y periodistas, el club Chapecoense decidió modificar su escudo y sumó dos estrellas. La primera es blanca, está ubicada en la parte superior y hace referencia a la Copa Sudamericana obtenida; mientras que la segunda se encuentra dentro de la letra “F” y hace honor a los 19 futbolistas fallecidos en aquel vuelo.

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