La mala suerte económica de los millennials, golpeados de nuevo por otra gran crisis
Los millennials se vuelven a ver obligados a paralizar sus proyectos vitales a causa de la crisis del coronavirus.
Son conocidos como ‘la generación más preparada de la historia’: la mayoría tienen estudios superiores, dominan las tecnologías digitales e incluso hablan varios idiomas. Sin embargo, la crisis de 2008 coincidió con su llegada al mundo laboral. Años después, cuando sus condiciones ya habían empezado a mejorar, se ven inmersos en la que ya se anticipa como la mayor crisis económica desde la Gran Depresión provocada por el coronavirus COVID-19.
Aunque el nuevo coronavirus esté afectando a toda la sociedad, es cierto que la situación de los ‘millennials’ (nacidos entre principios de los ochenta y finales de los noventa) es especialmente dramática. Ya se habla de la Generación C, compuesta por todos aquellos jóvenes que verán más afectados a largo plazo por la pandemia.
España es un buen ejemplo de lo que está sucendiendo con esta generación en muchos países del mundo. Desde que el virus se empezó a extender por el país, se han perdido casi un millón de empleos, el 53% de ellos ocupados por menores de 35 años, según datos de la Seguridad Social. Al inicio de la última crisis, los jóvenes de entre 25 y 29 años tenían un sueldo anual de unos 19.400 euros de media. En 2017, esa franja de edad ganaba de media 16.400€, un 15% menos.
Esto lleva a otro de los grandes problemas de esta generación: la incapacidad de ahorrar. De acuerdo con una encuesta de la escuela de negocios Esade, el 63% de los jóvenes españoles no tiene capacidad de ahorro y no es porque no quieran: un 19% no puede; un 32% tiene planes de hacerlo en cuanto tenga oportunidad, y un 27% lo hizo en el pasado y cuando tiene oportunidad.
La raíz del problema está en la precariedad
Los economistas alertan de que va a haber una gran desigualdad entre los jóvenes, en función de su nivel formativo. Los que más lo sufrirán son los que menos estudios tengan o los que no puedan teletrabajar. El problema no es el coronavirus, es la precariedad, que ya estaba antes y cuya magnitud se ve aún más con esta crisis.
A pesar de tener estudios, trabajar en dependiendo del campo hoy en día resulta muy difícil; en algunas profesiones, depende casi exclusivamente de tener contactos. Ante la precariedad laboral, muchos piensan en emprender, pero es difícil sin un colchón económico.
El último CIS refleja que problemas como el feminismo o el cambio climático, que antes ocupaban las primeras posiciones, se han visto relegados a un segundo plano y han sido sustituidos por el paro y la economía.
Además, según un estudio publicado en la revista estadounidense Fortune, las consecuencias de una crisis al principio de la carrera laboral pueden prolongarse hasta 20 años, porque se tarda más en encontrar el primer trabajo -que tendrá un sueldo más bajo dada la situación económica-, lo que afectará también a sus ascensos, que se darán en momentos vitales más tardíos.
La demografía será otra de las afectadas a largo plazo: la generación ‘millenial’, aunque ya está en edad de concebir, prefiere aplazarlo o ni siquiera se plantea formar una familia. Esto no solo tiene que ver con la economía, sino también con un factor más ideológico: el pesimismo hacia el futuro, provocado por dos golpes socioeconómicos en una misma década sin apenas tiempo de regeneración, algo que no había vivido ninguna otra generación joven desde entreguerras.
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