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Insólito: para conseguir el “súper green pass” en Italia, intentó vacunarse con un brazo de silicona falso

Protesta contra el green pass en Turín, Italia
Marco Alpozzi

ROMA.- Mientras crece la inquietud por el constante aumento de la curva de contagio de coronavirus en Italia, un nuevo estratagema para evitar la vacuna dejó hoy a la opinión pública italiana boquiabierta.

Con el fin de obtener el pase sanitario, cada vez más indispensable para moverse en libertad, un hombre de 50 años intentó engañar al personal sanitario de un centro de vacunación presentándose con un brazo de silicona falso. El increíble episodio, del que habla hoy toda Italia, ocurrió en un centro para la inoculación de primeras dosis de Biella, ciudad del noroeste de Italia famosa en todo el mundo por sus tejidos.

El hecho sucedió ayer, a días de la entrada en vigor, el próximo lunes, del llamado “super green pass”, el pase sanitario reforzado que sólo se podrá conseguir si uno se ha inmunizado, indispensable para ir al cine, a restaurantes y bares, museos, estadios y demás actividades sociales recreativas. Hasta ahora ese pase podía conseguirse con un hisopado negativo y la vuelta de tuerca fue para presionar a esas 7 millones de personas aún no vacunados de Italia, donde más del 84% de la población mayor de 12 años ya se dio las dos dosis y donde el 15 de diciembre podrán comenzar a vacunarse los niños entre 5 y 12 años.

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El no-vax en cuestión, por supuesto, fue enseguida descubierto y denunciado a las autoridades. Se trata de un odontólogo que fue suspendido justamente por no querer vacunarse.

El engaño

Aun totalmente incrédula por lo ocurrido, Filippa Bau, la enfermera que se topó con el caso, contó al Corriere della Sera cómo se dieron las cosas. Y precisó que se dio cuenta de que había algo raro cuando destapó el brazo del paciente y percibió, al tacto, “una piel gomosa y fría”. Además, le llamó la atención ese color extraño, demasiado claro, de la piel.

“Entonces pensé que el señor había sido amputado y que había presentado para la inyección el brazo equivocado. Me sentí mal, pensé que involuntariamente lo había puesto en una situación incómoda, así que le pedí de inmediato que me diera el otro brazo”, contó. Protestando, el hombre se vio obligado a presentar el otro brazo, que también resultó falso, de silicona.

Filippa Bua, la enfermera que descubrió el engaño
Corriere della Sera


Filippa Bua, la enfermera que descubrió el engaño (Corriere della Sera/)

“Cuando le levanté la remera, me encontré frente a un miembro exactamente igual al anterior y entendí enseguida que el señor que tenía en frente estaba tratando de eludir la vacunación a través de una prótesis de silicona sobre la cual esperaba que yo, sin darme cuenta, le inyectara el fármaco”, precisó.

Descubierto in fragranti, el no-vax le suplicó a la enfermera que cerrara un ojo y no dijera nada. Pero ella enseguida fue a llamar al doctor con quien el hombre había estado antes, como es praxis, junto a quien volvieron a revisarlo. “Entonces confesó que se había puesto un busto de escena en el intento de obtener el ‘super green pass’ sin vacunarse realmente. Y se fue. No fue ni descortés, ni maleducado: se levantó y se fue”, relató. Luego por supuesto decidieron pasar a denunciarlo ante las fuerzas del orden, por un engaño fuera de toda lógica.

Aunque se trató de un caso “que roza el ridículo”, las autoridades no relativizaron su importancia. “Estamos hablando de un gesto de una gravedad enorme, inaceptable frente al sacrificio que la pandemia le está haciendo pagar a nuestra comunidad, en términos de vidas humanas y de costos sociales y económicos”, comentaron Alberto Cirio, el presidente de la región Piamonte, donde ocurrió la cosa y su asesor de Sanidad, Luigi Icardi, que agradecieron y destacaron la labor incesante del personal sanitario que trabaja en la campaña de vacunación.

La enfermera que no logró ser engañada, de hecho, no ocultó el enorme stress que vive. “En las últimas semanas todos los que se presentan para la primera dosis de la vacuna están enojados con ‘el sistema’ y se sienten obligados”, subrayó, al describir una situación difícil, ante la que trata de reaccionar tratando de bajar el nivel de tensión y sin caer en provocaciones. “Pero la verdad –concluyó- es que estoy muy cansada y de igual modo, dolida, al ver que todas estas personas no entienden lo importante que es la vacuna para tutelar su salud y la de sus seres queridos”.