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Inteligencia artificial: el liderazgo argentino menos pensado

Aunque no nos percatemos, la inteligencia artificial (IA) forma parte de nuestra vida cotidiana. Desde el correo electrónico que separa los mensajes importantes de los "spam", a las recomendaciones de música que brinda Spotify, o de series en Netflix, y los "chatbots" o asistentes virtuales que responden consultas por chat, mail o vía telefónica, interpretando el lenguaje humano.

La IA es un conjunto de técnicas que incluyen el procesamiento veloz de grandes volúmenes de datos, la facultad que tienen las máquinas de aprender (machine learning) y hasta predecir conductas en base a información previa combinada con algoritmos. Su uso en las empresas constituye la "segunda ola" de la transformación digital y está dando lugar al surgimiento de nuevos emprendimientos.

Algunos analistas sugieren que lo que se ha visto hasta ahora representa únicamente "la punta del iceberg" y que en los próximos años habrá una explosión de la inteligencia artificial. Los factores que la impulsan son básicamente cuatro: el big data (la cantidad de datos generados crece anualmente en forma geométrica); la conectividad (el tráfico en dispositivos móviles creció 18 veces en los últimos cinco años); los algoritmos (modelos matemáticos que permiten generar escenarios y "predecir" comportamientos de compra hasta precios y rindes de una cosecha); y el abaratamiento del poder de cómputo que de acuerdo a la Ley de Moore, se duplica cada semestre mientras los costos caen a la mitad.

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El impacto en los negocios

Según el informe "El impacto de la inteligencia artificial (IA) en América Latina", presentado a fines del año pasado por la consultora Everis y la organización Endeavor, los ingresos generados por la aplicación directa e indirecta de la IA crecerán de los US$3200 millones que representaban en 2016 a US$89.800 millones previstos para 2025, lo que a su vez representaría casi un 25 por ciento del PBI actual de la Argentina.

El estudio identificó unas 250 empresas en la región que utilizan IA ya sea como actividad principal o complemento de su negocio. El 63% de estas compañías se fundaron hace menos de diez años y la mayoría son pymes con un promedio de 40 empleados.

En cuanto a los sectores de actividad, el 43% se dedica al desarrollo de software y servicios para empresas (gestión, logística, facturación); un 17% a servicios de salud; 7% a marketing, 4% a educación y capacitación y otro 4% a internet de las cosas (IOT).

Según el estudio de Everis y Endeavor, "las compañías argentinas son líderes en la región con una facturación promedio con US$3,67 millones en 2018. En segundo lugar se ubican las de Perú con ventas anuales por US$2,79 millones, seguidas por las de Brasil, Colombia y México, en ese orden. Además, las firmas locales tienen en promedio 80 empleados, el doble que sus pares de la región, cuyo promedio es 40 empleados por empresa.

En cuanto al modo de financiamiento, la mayoría de los emprendimientos, al encontrarse en etapas iniciales, recibieron capital semilla (por valores que oscilan entre US$100.000 y el US$1 millón). En la Argentina, un 25% de las empresas atrajeron capital privado para el escalamiento del negocio (con aportes de entre US$2 millones y US$20 millones)

Emprendedores en acción

Matías Rozenfarb creó Keepcon en 2008, como "una herramienta de moderación de comentarios para los diarios online", y hoy derivó en una plataforma para el manejo de las relaciones con el cliente para empresas.

Al principio, Rozenfarb desarrolló un software que ayudaba a clasificar los comentarios de lectores, sobre la base de algunos filtros como insultos y palabras claves, antes de publicarlos automáticamente. "Pero me di cuenta que los medios ofrecían un presupuesto y un mercado muy limitado", cuenta el emprendedor. Y así decidió ampliar el alcance de sus servicios a todo tipo de compañías y rubros, dado que hoy la mayoría tiene presencia en internet y redes sociales.

Además, con el avance en el procesamiento del lenguaje, fue un paso más allá y hoy, además de "filtrar" y "clasificar" contenidos (quejas, consultas, sugerencias), la plataforma es capaz de dar respuesta a gran parte de ellos.

Quadminds, fundada por Guillermo Castelli y equipo en 2010, se dedica a optimizar la logística utilizando sensores e inteligencia artificial. Las aplicaciones son múltiples: desde un sistema de "estacionamiento inteligente" que indica en qué lugar hay espacio libre, o cuál está ocupado por cuánto tiempo y a su vez permite pagar la estadía utilizando el teléfono móvil, hasta la mejora en el aprovisionamiento de estaciones de servicio.

"Colocando sensores en los dispensadores de combustible, podemos saber exactamente cuándo deben venir a recargarlos", explica Castelli. También se puede utilizar para mejorar la limpieza en la ciudad. "En lugar de que el camión de la basura pase dos veces por día, con sensores en los containers que indican cuándo están casi llenos, se optimiza el recorrido de los camiones y se evita generar ruido, emisiones, gasto de combustible y de tiempo", asegura.

También el campo es fértil para el desarrollo de la inteligencia artificial. La firma santafesina Deep Agro diseñó un sistema inteligente de detección de malezas para realizar una aplicación selectiva de herbicidas. "Permite ahorrar hasta un 70% en agroquímicos dependiendo de la cantidad de malezas en el lote", comenta Juan Manuel Baruffaldi, socio fundador de la compañía.

El funcionamiento del sistema se basa en colocar cámaras de alta resolución en una pulverizadora para luego procesar esas imágenes con IA para luego aplicar los agroquímicos específicamente donde hay malezas.

Por este desarrollo, la compañía resultó finalista por la Argentina del premio internacional Everis 2019, que distingue a emprendimientos innovadores y con un impacto positivo. El ganador obtendrá 60.000 Euros para mejorar y escalar su proyecto.

Escasez de técnicos

Además del enorme potencial de la IA para generar valor económico, el estudio de Everis y Endeavor también señala algunos retos y obstáculos

La falta de profesionales y técnicos especializados en inteligencia artificial es el primero. Y se relaciona con la baja proporción de estudiantes y graduados en disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática.

En la Argentina, cada año quedan sin cubrir unas 5000 vacantes en la industria del software y servicios informáticos, según datos de la cámara que agrupa a empresas del sector (Cessi). Algunas iniciativas, como el plan 111mil programadores que ofrece cursos de programación gratuitos para jóvenes de todo el país, así como iniciativas público-privadas como las becas Puro Código para aprender a desarrollar código abierto intentan acortar esta brecha entre la gran demanda laboral y escasa oferta.

Otras dificultades para el crecimiento de la IA son el desconocimiento y desconfianza de los usuarios y clientes (uno de los mayores temores es el de perder el empleo "en manos de una máquina); y la dificultad para conseguir fondos para el desarrollo de estas tecnologías. Se trata de emprendimientos que conllevan riesgo, y hoy existen pocos instrumentos específicos para financiarlo. Herramientas como el Fondo Tecnológico Argentino (Fontar), no resultan adecuadas dado que el emprendedor debe invertir primero, y el cobro de reintegros demora varios meses, lo que resulta casi inviable en un país con alta inflación e inestabilidad económica.