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La izquierda, más cerca de volver al poder en Honduras: ventaja de la ex primera dama

Xiomara Castro, candidata a la Presidencia de Honduras y esposa del presidente Zelaya
Xiomara Castro, candidata a la Presidencia de Honduras y esposa del presidente Zelaya

CIUDAD DE PANAMÁ.– La izquierdista Xiomara Castro, abanderada de una coalición de última hora de varios partidos, se convertiría en la primera presidenta del país centroamericano para protagonizar un cambio sideral en la política catracha, según los primeros resultados oficiales que la dan como virtual ganadora, con el 28% de las actas escrutadas.

Entre 11% y 15% sería la ventaja acumulada por la Alianza de Oposición, al margen de los propios sondeos partidistas. En cambio, el oficialista Partido Nacional no daba su brazo a rendir y aseguraban haber ganado también las elecciones, basándose en sus propias encuestas y conteos propios en centros electorales. Dos resultados en boca de urna de medios privados le otorgaban a la ex primera dama el 48% y el 50,5% (Radio América y LeVote).

Las diez elecciones previas se las han repartido entre los dos partidos tradicionales, el oficialista Partido Nacional (PN) y el Partido Liberal, con cinco legislaturas cada uno. Anoche, el bipartidismo parecía herido de muerte tras estos resultados.

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“¡Ganamos!”, cantó victoria el expresidente Manuel “Mel” Zelaya, marido de Castro y hombre fuerte del Partido Libertad y Refundación (Libre), al poco tiempo de cerrar los comicios. Libre encabeza la coalición Alianza de Oposición junto al Partido Salvador (PSH), de Salvador Nasralla (perdedor hace cuatro años entre denuncias de fraude y tras forzar Juan Orlando Hernández la Constitución para presentarse a un segundo mandato), el centroizquierdista Partido de Innovación y Unidad (PINU) y un grupo de dirigentes liberales.

“¡Ahora o nunca! ¡Hasta la victoria siempre”, clamó a última hora Castro, al tanto de que la alta afluencia en las urnas desde las primeras horas de la mañana golpeaba a un oficialismo que ha conducido a Honduras al hartazgo ante las denuncias de corrupción y narcotráfico. Tres gobiernos del PN pusieron el triunfo en bandeja de la pareja Xiomara-Mel pese a que el segundo carga sobre sus espaldas buena parte de la crisis política provocada por el golpe de Estado de 2009.

En el búnker de Libre se desató una fiesta incluso antes de la confirmación de los resultados. Las encuestas de los últimos días les otorgaban 15 puntos de ventaja. Nasralla, candidato a la vicepresidencia, participó de la algarabía de su seguidores, consciente de que muchas miradas están ahora sobre él y sus diputados, llamados a “equilibrar” el frente opositor.

Zelaya fue sacado de la cama en 2009 por los militares y enviado a Costa Rica, tras querer forzar una Asamblea Constituyente a la sombra del chavismo. Es precisamente Nicolás Maduro, entonces canciller de Venezuela, otro de los triunfadores indirectos de estas elecciones, al protagonizar una vendetta histórica tras los 12 años de travesía en el desierto de su amigo y aliado.

“Es tan fuerte el descontento que necesitábamos que la gente saliera a votar”, confesó a LA NACIÓN uno de los principales asesores de la alianza opositora.

Los partidos de la candidatura favorita contaron con el apoyo de los observadores internacionales para impedir irregularidades, pese a que la caída de la web del Consejo Nacional Electoral (CNE) despertó nuevos fantasmas. Incluso se creó un nuevo tribunal electoral para fortalecer el sistema. Tanto la Organización de los Estados Americanos (OEA) como la Unión Europea participaron como observadores, con una apuesta común por la transparencia de los comicios junto con Estados Unidos.

“Ha sido una jornada exitosa de principio a fin; el pueblo acudió a las urnas a expresar su voluntad”, se congratuló Rixi Moncada, consejera del CNE, pese a retrasos logísticos y diferentes contratiempos durante el día.

En el otro lado también cantaron victoria, eso sí, sin mayor entusiasmo. Finalmente, el oficialista Nasry “Papi a la Orden” Asfura no se puso a la orden, arrastrado por un país marcado por el dolor y por heridas tan profundas que su sanación no aparece en el horizonte. Los jóvenes solo ven futuro en sus pies, los que los llevan caminando hasta Estados Unidos.

En favor de la candidatura izquierdista sumó el voto de ese grupo etario, que son inmensa mayoría en el país: los menores de 35 años representan la mitad del electorado.

El recuerdo de lo sucedido tras la victoria del entonces liberal Zelaya en 2006, el golpe de Estado de 2009 y la odisea posterior pesó menos que las administraciones del PN, marcadas por los escándalos del narcotráfico. Sobre el actual presidente Hernández sobrevuela una acusación de tráfico de drogas en un tribunal federal de Nueva York, el mismo que condenó a cadena perpetua a su hermano Tony Hernández, exdiputado del oficialismo por el departamento de Lempira.

Los hondureños también han elegido a 128 congresistas, 20 diputados al Parlamento Centroamericano y 298 alcaldes.

“El país no puede seguir afectado de forma continua por una crisis política; Honduras es un país con severas dificultades y las elecciones pueden ser un punto de inflexión. En primer lugar para empezar a dialogar. El actual presidente, con poca credibilidad, no ha podido convocar al diálogo para enfrentar los problemas de fondo. El nuevo gobierno sí puede hacerlo para encontrar soluciones de consenso”, resumió a LA NACIÓN el sociólogo Filadelfo Martínez.

La pandemia no solo ha golpeado con dureza la vida de los hondureños (10.400 muertes), sino también sus bolsillos. Según cifras oficiales, la pobreza ha crecido desde un espantoso 60% al actual 70%. La población sobrevive gracias a programas de asistencia social usados por el oficialismo para el clientelismo político, todo un clásico en la región.