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Izquierdista hondureña Castro ve victoria con una gran ventaja en medio de lento conteo de votos

Elecciones generales en Honduras

Por Gustavo Palencia y David Alire Garcia

TEGUCIGALPA, 29 nov (Reuters) - La opositora hondureña Xiomara Castro parecía lista para devolver a la izquierda al poder 12 años después de que su marido fuera derrocado en un golpe de Estado, incluso pese a que la actualización del conteo de votos de las elecciones del domingo se detuvo inesperadamente por varias horas el lunes.

Castro, quien sería la primera mujer presidenta de la nación centroamericana, ha prometido grandes cambios en Honduras, incluyendo una reforma constitucional, el apoyo de Naciones Unidas en la lucha contra la corrupción y la flexibilización de las restricciones al aborto.

También ha lanzado la idea de abandonar el apoyo diplomático a Taiwán en favor de China, una propuesta política observada de cerca por Washington, Pekín y Taipéi.

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Con el 51.45% de los votos computados, Castro, esposa del derrocado expresidente Manuel Zelaya, cosechaba el 53.61% de respaldo, mientras que Nasry Asfura, alcalde de la capital y aspirante del gobernante Partido Nacional (PNH), obtenía un 33.87%, de acuerdo con cifras oficiales preliminares.

Sin embargo, el recuento no se había actualizado durante más de 10 horas en la tarde del lunes.

El expresidente costarricense Luis Guillermo Solís, jefe de la misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el país, dijo a Reuters que no veía nada malo en la demora y esperaba que el consejo electoral aclarara el asunto pronto.

"Si no hay una explicación, la gente se pone un poco ansiosa", señaló, y agregó que todos estaban "gratamente sorprendidos" por el récord de participación y la ausencia de violencia política.

Más temprano, los hondureños se habían impacientado y recordaron lo que sucedió en las presidenciales de 2017, cuando la tendencia cambió repentinamente después de que el conteo se detuvo durante horas, desatando protestas y acusaciones de fraude contra el saliente mandatario Juan Orlando Hernández.

La consejera del CNE, Rixi Moncada, pidió "responsabilidad y paciencia" en Twitter y aseguró: "continuamos trabajando".

Las elecciones de este año se celebraron en un contexto de escándalos de corrupción y descontento social en la nación centroamericana, alimentado por una economía en crisis y una violencia crónica del crimen organizado, que ha empujado a un número récord de hondureños a abandonar su lugar de origen.

Castro, autoproclamada socialista demócrata en un país en el que muy pocas mujeres ocupan puestos de poder, prometió durante su campaña acabar con la corrupción.

"Rotunda victoria en todo el país", escribió en su cuenta de Twitter la tarde del lunes, tras asegurar el domingo al conocerse los primeros resultados que le daban una ventaja inicial, que habían logrado revertir el "autoritarismo" y "el continuismo".

ALIANZAS

Castro, de 62 años, también se comprometió a fortalecer la democracia participativa a través de consultas populares, una herramienta que ha sido empleada en repetidas ocasiones por los mandatarios izquierdistas de la región.

Críticos la han pintado como una peligrosa radical de izquierda y la felicitación del presidente venezolano, Nicolás Maduro, les hacía temer una futura alianza.

No obstante, líderes empresariales no tardaron en tender puentes.

"(El) sector privado reitera su compromiso de hacer todo lo necesario para que su gestión sea ejemplo de transformación", escribió Eduardo Facusse, líder de la principal cámara de comercio del país, en su cuenta de Twitter.

Castro, quien contendió por la presidencia en 2013, respondió: "vamos a trabajar de la mano con el sector privado para mejorar el clima de inversión con el objetivo de generar empleos".

La mujer, licenciada en administración de empresas, supo aprovechar la impopularidad del saliente mandatario, quien modificó la Constitución para permitir su cuestionada reelección en 2017 y se vio implicado en un caso de narcotráfico en un tribunal federal de Estados Unidos.

Hernández ha negado repetidamente cualquier delito, pero el candidato de su partido, Asfura, se esforzó por mantener distancia con el gobernante durante la campaña electoral.

"Nadie soportaba a este gobierno, demasiados años, demasiada corrupción", dijo Franklin Membreño, de 42 años, en Tegucigalpa.

"Creo que los que estaban en favor del Partido Nacional eran los empleados públicos, pero el pueblo normal, como nosotros, ya no", agregó el dueño de una pequeña tienda de ropa para niños.

El domingo por la noche, Asfura pidió en su cuenta de Twitter "paciencia, tranquilidad y sosiego" a los demás postulantes presidenciales y a los votantes para que esperaran a que se terminara el conteo de votos.

Sin embargo, al mediodía del lunes, el tercero en carrera, Yani Rosenthal, reconoció su derrota y felicitó a Castro como virtual presidenta de Honduras.

La suerte de los 128 miembros del Congreso hondureño seguía en el aire, ya que el árbitro electoral aún no ha publicado los resultados preliminares. Si el PNH puede mantener el control, podría bloquear muchas de las propuestas de Castro.

(Reporte de Gustavo Palencia y David Alire Garcia; Editado por Adriana Barrera, Diego Oré y Sharay Angulo)