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Joan Melé: “Para invertir, la ética cotiza más que las tasas de interés para cada vez más gente”

El banquero catalán Joan Melé, presidente de la Fundación Dinero y Conciencia, es un fuerte impulsor del movimiento
Felipe Carmona

La Banca Ética Latinoamericana ya tiene la oficina binacional Río de La Plata (Buenos Aires y Montevideo) de donde atenderá los mercados de Argentina y Uruguay y, además, se suma a Doble Impacto/Pacífico Sur, que opera en Chile desde hace cuatro años y que, desde el 2023, lo hará como banco formal. Está inspirada en el Triodos Bank de Holanda, que se inició en la década del ‘70 y agrupa a más de 50 instituciones en el mundo.

El banquero catalán Joan Melé, presidente de la Fundación Dinero y Conciencia, es el principal impulsor del movimiento que enfoca sus inversiones a proyectos sustentables, con propósito y que generen efecto positivo en la sociedad. Sus bases indican que invierte en proyectos de la economía real y no en instrumentos especulativos; informa con transparencia total el destino de las inversiones y cuenta con una estructura de gobernanza que cuida siempre del propósito y promueve una estructura de incentivos hacia sus ejecutivos orientada al impacto y no a los bonos.

“Estamos creando un banco ético en Latinoamérica no por una ambición personal, sino porque sabemos que podemos ayudar a miles de personas a salir de la injusta situación de desigualdad en la que se encuentran”, apunta Melé. En Chile viene funcionando como fondo de inversión y crowdlending y gestiona créditos por unos US$50 millones con más de 400 operaciones. El grupo sumó unos 200 inversionistas globales.

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-¿Qué expectativas tienen para la Argentina, qué sondeos han hecho?

-Hicimos varios estudios de mercado y un plan de viabilidad para ver la aceptación. Intuitivamente sabíamos que iba a funcionar por mi experiencia en Europa, cuando en momentos de crisis la banca ética fue clave para ayudar a cientos de empresas; la pandemia agravó más la situación de las Pymes. Hemos tenido en la Argentina muchas relaciones con el movimiento orgánico, con instituciones culturales y sociales, con todos los ámbitos en los que incidimos. Nuestros ejes son el cultural, el desarrollo social y el medio ambiente que pueden parecer pocos pero incluyen 150 subsectores. Entendemos que era urgente y necesario un banco moderno y eficiente; el área de microfinanzas ya está bien cubierta.

-¿La banca ética no es sinónimo de microfinanzas o de “banco de los pobres”?

-No. En la alianza global de la banca ética, hay muchos bancos que se dedican a las microfinanzas pero no necesariamente es así. Entendemos que para que Latinoamérica pueda salir de la desigualdad y del desequilibrio social y medio ambiental requería micro y meso finanzas pero eso solo no es suficiente; se requiere de un banco moderno, profesional, experto en sectores, dispuesto a financiar a Pymes y a grandes empresas. La nueva economía debe poner el foco ahí; el beneficio y el crecimiento deben ser un resultado no el motor.

-Insiste en que el eje no es el lucro…

-La clave es no hacer especulación, sólo invertimos en lo real; tenemos expertos financieros y también en cada uno de los sectores que apoyamos. No es lo mismo mirar solo balances que saber el proceso de con quien tratamos. Si bien un productor rural para comprar tierra no podemos pedir que al mes empiece a pagar. No hay que equivocarse; la banca ética no da préstamos a los que no pueden devolverlo, eso es para la Fundación Teresa de Calcuta, esto es un banco. Cuando comencé era así en la banca tradicional, pero en los ‘80 todo cambió. Nosotros mantenemos una proximidad verdadera con el cliente, somos socios relacionales. Hay que poner sensatez, la avaricia no puede ser el motor. Aquí empezaremos poco a poco y siempre insisto en que mi aspiración es que los grandes bancos quisieran imitarnos; algunos se nos acercan pero tienen miedo de asumir cambios. El siglo 21 es el de la conciencia en la economía sino acabaremos mal.

-Argentina es diferente a Chile en su economía y Latinoamérica no es Europa, ¿cuánto los condiciona eso?

-La Argentina tiene un problema añadido que no es económico, que es su división permanente. Tiene recursos naturales y humanos, el potencial es enorme pero hay algo de tipo social y de confianza que no le permite salir adelante. Llevamos ocho años creando relaciones en el país y hay una base que nos va a permitir un crecimiento exponencial, confiamos en desarrollar proyectos importantes en turismo, en alimentación orgánica sector en el que el país debería ser un referente mundial.

-¿Cuánto afecta a la banca ética una macro incierta y desordenada como la argentina, con inflación anual arriba del 40%?

- A nosotros la crisis siempre nos ha afectado positivamente porque las personas y las empresas necesitan más de nuestra asistencia. Respecto de los problemas macroeconómicos, eso nos dificulta a todos por igual en el sector financiero, pero tenemos una ventaja que es una estructura más chica. En los bancos uno de los costos más altos es el salarial, hay entidades sonde el 10% de los directivos gana más que el resto del equipo y eso supone tasas de locura; nosotros trabajamos con una estructura pequeña y sino ponemos un Picasso en la oficina del directorio, está bien. La contención de los costos nos permite precios competitivos; no podemos evitar las fluctuaciones de mercado pero sí movernos mejor.

-¿Qué tipo de inversionistas se suman?

-Nos da mucha esperanza los que se nos acercan. Cuando me dicen que soy optimista les aclaro que lo soy, pero también soy banquero… Tenemos inversiones que han puesto US$1000 y otros que trajeron millones. Hay un despertar de la conciencia, en Europa están los que sacaron el dinero de los grandes bancos y ganando uno o dos por ciento menos -que en Europa es muchísimo- nos lo trajeron a nosotros por la decisión de moverse por ética y valores humanos. La ética hoy cotiza más que los tipos de interés para cada vez más gente. Está viniendo gente joven, universidades, empresas, muchas compañías B.

-¿Cómo evalúan los proyectos a financiar?

- Se miden mucho con todas las pautas internacionales existentes e incluso somos más exigentes; los organismos internacionales fijan el parámetro mínimo y nosotros vamos por más. Cuando comencé en Barcelona en los 2000 hubo un porcentaje muy alto de iniciativas a las que les dije “así no te puedo financiar”. Somos muy exigentes y por eso el índice de no pago es del 0,01%, el ratio de solvencia dobla la tasa de cualquier banco. Para ser banca ética lo primero es ser un buen banco, no jugar con el dinero de la gente. Nunca vamos a especular, puede fallar un proyecto pero hacemos un monitoreo exhaustivo para anticipar posibles dificultades. Naranjas exportaciones… teníamos delegaciones..cliente holandés. Oficina latinoamerica.

-¿Si hubiera educación financiera habría más exigencias sobre la banca en general?

-Se ha jugado con la falta de información del cliente, mi estrategia desde el inicio fue la “guerra de guerrillas”, cada día una conferencia. La fuerza de la palabra es imparable. Si hubiera cultura, no sólo financiera, sino general, seríamos más exigentes. Si no estuviéramos tan seducidos por el consumo no habría el sobreendeudamiento que existe. El problema general es la educación, que se ha convertido en un arma de instrucción masiva, no en formación para tener criterio propio.