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Juez ordena a fiscalía especial de la FGR investigar el caso de Sofía Caballero, niña migrante desaparecida en el Río Bravo

Sofía Caballero, desaparecida
Sofía Caballero, desaparecida

Un juez ordenó a la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra), de la Fiscalía General de la República (FGR), abrir una carpeta de investigación por presunta trata en el caso de Sofía Caballero, una niña nicaragüense que desapareció en el Río Bravo a los tres años de edad, cuando intentaba cruzar la frontera en compañía de su madre y un tío materno.

Además de las omisiones en las acciones de búsqueda e investigación que ya habían sido señaladas por la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJEDD), ahora su abuela y una de las abogadas que han colaborado en el caso acusan que las autoridades mexicanas no han hecho nada para contactar a sus homólogas estadounidenses e iniciar una búsqueda también en aquel país.

En la noche del 17 de mayo, casi 100 personas de Nicaragua y Venezuela intentaron cruzar a Estados Unidos. Entre ellas, la mamá de Sofía, Irma Yaritza, que se encontraría del otro lado con el papá de la niña. El tío de Sofía la llevaba sobre los hombros hasta que el nivel del río subió. Intentó pasársela a su hermana mientras la corriente volvía a sumergirlo; cuando llegó a la orilla, las había perdido de vista. El cuerpo de Irma Yaritza, de 25 años, fue hallado al día siguiente, pero Sofía permanece desaparecida.  

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A casi siete meses de su desaparición, su abuela paterna está convencida de que sigue con vida y de que no se han hecho los esfuerzos suficientes para hallarla. Mientras su cuerpo no sea encontrado, incluso tras las pesquisas que ya se han hecho en morgues, ella seguirá insistiendo en la necesidad de ampliar e intensificar la búsqueda en vida. La FJEDD les ha seguido apoyando, dice, pero está convencida de que “hay que hacer más”.

“Si las autoridades nos apoyaran, tanto en México como en los Estados Unidos, si en realidad se interesaran las autoridades por buscar a mi nieta, esta tortura ya hubiese terminado, porque son más de seis meses y, si ellos nos apoyaran, sería más fácil de localizar a mi nieta porque en algún lugar tiene que estar Sofía. Mi corazón de abuela me dice que mi nieta está viva, pero la pregunta es en dónde, quién la tiene”, reclama Elia Centeno en entrevista desde Nicaragua. 

Expedientes de investigación y omisiones

Tras la desaparición de Sofía, la FJEDD denunció ante la Fevimtra la presunción del delito de trata de personas el 17 de junio, apuntando a autoridades federales como presuntas responsables, pues es un posible escenario a partir de señalamientos de testigos y el conocimiento de quiénes estaban en el lugar. Menos de dos semanas después, el 28 de junio, la dependencia notificó que no abriría carpeta de investigación, al considerar que era competencia de la fiscalía de Coahuila. 

El 12 de julio, la FJEDD impugnó esa determinación ante el Poder Judicial federal en la Ciudad de México —con el expediente 297/2022— y, apenas el pasado 10 de noviembre, el juez de control Marco Antonio Fuerte Tapia resolvió que el Ministerio Público fue omiso y debe iniciar la carpeta de investigación. Ahora, la familia y la fundación se encuentran a la espera de que la fiscalía cumpla con la orden del juez. 

“A toda denuncia debe recaer una investigación, y de ahí, si corresponde, quizá determinar la competencia, pero ni siquiera abrir un expediente es violatorio a los derechos humanos, es violatorio al debido proceso y ni siquiera está previsto en el Código Nacional de Procedimientos Penales ese trámite que hicieron”, señala Daniela Varela, abogada de la FJEDD. 

Además, recuerda que existe una investigación abierta en la fiscalía de Coahuila, un expediente en la Comisión de Búsqueda de la entidad y una acción urgente por parte del Comité contra la Desaparición Forzada (CED) de la ONU, que obliga al Estado mexicano a buscar a Sofía. A esto se suma la denuncia ante la Fevimtra. Aunado a ello, la fundación señala que la desaparición de Sofía ni siquiera se encuentra consignada aún en el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO). 

La acción urgente y las obligaciones que detalla para el Estado mexicano obligan a las autoridades a investigar y a buscar con una metodología, acciones claras y cronogramas que, en realidad, nunca han sido presentados. Las autoridades locales han sido omisas, señala la abogada, en presentar un plan de investigación y un plan de búsqueda con la metodología que corresponde.

“También algo que mencionar por parte de la investigación es que desde los primeros momentos solicitamos, la familia y la fundación, que se hiciera una petición formal a Estados Unidos para que Sofía sea buscada en ese país, pero esto no ha ocurrido. A seis meses de la desaparición de Sofía, no ha habido una comunicación formal entre el Estado mexicano y Estados Unidos para buscarla. Esto es muy grave”, subraya Varela. 

La petición de búsqueda en territorio estadounidense, recuerda, se hizo desde un primer momento sin que haya ocurrido. Otra solicitud ha sido que se haga un mapeo y análisis técnico respecto del terreno y la trayectoria del río, que es una línea de investigación que habría que agotar para la búsqueda forense, aunque la principal apuesta sigue siendo la búsqueda en vida. Al no realizarse estas tareas, la búsqueda queda en la incertidumbre, de acuerdo con la abogada.

La abuela de Sofía insiste en que, hasta la fecha, a su nieta no se le está buscando en Estados Unidos. Por eso, reitera su petición de que las autoridades realmente se involucren en el caso, pues su trabajo sería fundamental para dar con el paradero de su nieta lo más pronto posible. Del mismo modo, pide que, si alguien ha visto a Sofía o sabe algo de ella, lo reporte a la familia.  

“Nosotros no queremos ocasionar problemas ni daños a otras personas; yo solo quiero recuperar a mi nieta, que nos ayuden a que regrese a casa. Yo sé que debe haber autoridades buenas en cada país; tiene que estar en esos puestos de trabajo alguna madre, algún padre, alguna abuela… Esto que hoy mi familia está viviendo hace seis meses parece que fuera ayer, porque el dolor está intacto, la herida sigue allí y para nosotros los días siguen transcurriendo igual, tristes”, lamenta.

Para ella, Sofía no puede ser una estadística más: es necesario que exista una respuesta respecto de dónde se encuentra su nieta y hacer lo humanamente posible para localizarla. “Dios hará el resto; yo vivo muy agradecida con las personas que nos están ayudando a buscarla, porque nuestra familia está incompleta, no es lo mismo sin esa pequeña. Había salido de su casa, pero ella iba a reunirse con su padre, y aunque la tuviera lejos, mi corazón hubiese tenido paz y tranquilidad”, dice Elia. 

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