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La ciudad blanca más pobre de EEUU tiene todas sus esperanzas puestas en Trump

Las cifras son más que claras: el 57% de las familias de Beattyville, una localidad de cerca de 1.300 habitantes ubicada en el centro este de Kentucky, Estados Unidos, reciben ayudas del gobierno a base de bonos de comidas (foods stamps), el 58% de sus habitantes recibe pagos de la Seguridad Social por incapacidad, mientras un 19% no posee ningún seguro médico.

Quizás esas cifras expliquen por qué el 81% de su población en edad de votar apostó por el candidato republicano Donald Trump.

<em>Foto: City-data.com</em>
Foto: City-data.com

Un reciente trabajo de la cadena CNN ha querido constatar sobre el terreno el porqué de esta situación, en un lugar que fue considerado la “ciudad blanca más pobre de Estados Unidos” entre 2008 y 2012.

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“Yo voté 100% a favor de Trump” asegura Barbara Puckett, una madre de 55 años de edad. “Es lo más esperanzador en lo que he estado en mucho tiempo, y ahora él está ahí.”

“Donald Trump tiene todo el dinero que necesita”, recuerda Steve Mays, juez ejecutivo del condado y residente de toda una vida en Beattyville. Este hombre de 49 años reconoce que nunca ha estado más entusiasmado con un presidente que ahora. “Trump será un presidente para el hombre común”, afirma.

Lo cierto es que a la gente de esta ciudad le encanta que Trump no se ande con miramientos, que no “endulce” nada; y sienten que, aunque sea multimillonario, los entiende. De ahí que en las mentes de todos los habitantes de Beattyville esté la esperanza de que hará algo por el hombre común.

Olvidados

“Toda esta área ha sido descuidada”, se lamenta Mays, quien espera que Trump visite la región. No sería el primer presidente que pase por aquí, después de que Lyndon Johnson declarara una guerra contra la pobreza en 1964. Desde entonces, los lugareños sienten que esta zona ha estado sumida en una “lenta decadencia”.

Los residentes de Beattyville quieren empleos, especialmente los que pagan por encima del salario mínimo local, que es de 7,25 dólares por hora. Y sí creen que Trump es la persona que puede hacer que los empleos regresen.

“Si tienes un trabajo aquí, tienes suerte”, declara Amber Hayes, de 25 años y madre de dos hijos, quien también votó por el actual inquilino de la Casa Blanca. Hayes labora en el tribunal del condado, pero su salario sale del Programa de Asistencia Transitoria de Kentucky (K-TAP), del Seguro Social.

Y claro que aquí todo se mueve entre la esperanza y la nostalgia. Para Chuck Caudhill, el gerente general del periódico local, The Beattyville Enterprise, era una gran cosa haber crecido en los años 70 en lo que él llama “la joya del este de Kentucky”.

“Espero que [Trump] no quite los beneficios, pero al mismo tiempo, creo una vez que regresen los trabajos, muchas personas no necesitarán lo que reciben del Estado”, apunta Amber Hayes, quien actualmente recibe alrededor de 500 dólares al mes, además de estar beneficiada por el Obamacare.

<em>Corte en Beautyville. Foto: Wikimedia Commons</em>
Corte en Beautyville. Foto: Wikimedia Commons

La ilusión se centra sobre todo en un regreso de la vigorizante industria del carbón que marcó a ese pueblo a finales del siglo XIX e inicios del XX.

Según Donna Coomer, administradora de una estación de gasolina ubicada en el corazón de Beattyville, pocos días después de la toma de posesión de Trump ya se oía el sonido del motor de los camiones de carbón. A pesar de que votó por Obama, esta mujer reza para que Trump salga adelante.

Sin embargo, será difícil para Trump reactivar las obras en el carbón, incluso si reduce las regulaciones ambientales para esta industria.

El máximo ejecutivo de carbón, Robert Murray, dijo recientemente a CNNMoney que el empleo del carbón “no puede ser devuelto a donde estaba antes de la elección de Barack Obama”.

En Beattyville ahora mismo no queda más que unos pocos supermercados, gasolineras y pequeñas empresas.

Drama oculto

El otro problema es el enorme impacto de las drogas en esta ciudad.

Es muy común que personas mayores críen a niños o a adolescentes, como lo hacen Barbara Puckett y su marido, porque sus padres biológicos son drogadictos. Esto es tan común que la escuela primaria local dirige un grupo de apoyo a los abuelos que educan solos a sus nietos.

Chuck Caudhill dijo que un 40% de los niños de la zona no viven con sus padres biológicos debido a las drogas.

Y para colmo, está el problema del pobre acceso a internet que hay en la ciudad. Muchos saben que hay opciones de trabajo desde la casa, pero para eso se necesita una comunicación rápida y fiable.

Es por ello que a los habitantes de Beattyville les llama la atención que la tasa de desempleo oficial sea apenas del 4,8% en todo el país, cuando de su pueblo los empleos huyeron para, al parecer, no regresar jamás.

Pero casi nadie quiere mudarse de este hermoso sitio en la “América Profunda”. Y por eso casi todos se aferran a la idea de que Donald Trump cambiará sus vidas.

“Creo que quiere cuidar de nosotros, la gente común -opina Coomer desde dentro de su gasolinera-. Creo que va a dejar de darles dinero a todos estos otros países para cuidar a los Estados Unidos”.