La historia del obrero que demostró que podía ser influencer no era más que una campaña de marketing

Hace menos de dos meses que la usuaria de Twitter, Barbara L, publicó un tuit contando que su padre le había preguntado en qué consistía ser un influencer, y que cuando ella se lo explicó él respondió literalmente: “buah, eso lo puedo hacer yo”. Además, esta escena cobra algo más de gracia y complejidad teniendo en cuenta que su padre, Omar, es obrero de la construcción (un sector nada atractivo para el público de las redes sociales) de la ciudad de Austin, en Dallas.

Omar se creó una cuenta de Instagram en la que su propio nombre indica que es “tan solo un chico de la construcción”, y fue a principios del mes de mayo cuando este publicó su primera imagen. Esta foto inaugural, haciendo referencia a su profesión, es una simple instantánea de Omar de espaldas, contemplando un escenario en construcción en el que trabajaba en ese momento.

Esto fue tan solo el comienzo de una historia que no tardó en hacerse viral por todo el mundo, ya que cada vez más seguidores alababan y compartían el contenido de Omar, alimentando así el ciclo de “demanda-contenido” que ha hecho que Omar continuase subiendo fotos y publicando prácticamente cada día.

Las publicaciones de Omar nunca difieren de publicaciones aparentemente cotidianas en las que siempre muestra su lugar y sus herramientas de trabajo, mostrando el día a día y las escenas en las que un obrero de la construcción se maneja cada día. No suena apasionante o realmente atractivo, ¿verdad? Pues el gran público no debe opinar lo mismo, porque en menos de un mes Omar ya tenía 330.000 seguidores y en menos de mes y medio ya ha superado el medio millón de followers. “Es una auténtica barbaridad”, como dice el protagonista en sus vídeos de agradecimiento.

Las fotos de Omar muestran siempre su chaleco reflectante, obras de la ciudad, su pack de herramientas, y, en la mayoría de ellas, su termo de café y algún cigarro cubano. Aunque es cierto que era algo sospechoso que el café siempre fuese representado como el denominador común de casi todas sus publicaciones.

Pero realmente, con el paso del tiempo y analizando detalladamente su contenido, se puede apreciar algo extraño en su preferencia por el café y por el resto de los productos que muestra en su “día a día”, en los cuales nunca olvida etiquetar a ciertas marcas y deshacerse en elogios hacia ellas en los pies de foto. Y el elemento extraño no era nada más ni nada menos que una ingeniosa campaña de marketing encubierta, con la que una conocida marca de café ha decidido anunciar su producto utilizando a un protagonista poco habitual para así crear esta historia que lleva decenas de días en boca de tantos.

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