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La industria fetichista porno se lucra con el pudor de las españolas

Las víctimas de unas grabaciones clandestinas mientras orinaban en callejón en Galicia se sintieron <strong>avergonzadas y amedrentadas </strong>al mirar sus partes íntimas en sitios pornográficos. La calidad de las imágenes y la diversidad de ángulos de las tomas apuntan a que se trataba de producrtores de video porno profesionales. (Getty Images)
Las víctimas de unas grabaciones clandestinas mientras orinaban en callejón en Galicia se sintieron avergonzadas y amedrentadas al mirar sus partes íntimas en sitios pornográficos. La calidad de las imágenes y la diversidad de ángulos de las tomas apuntan a que se trataba de producrtores de video porno profesionales. (Getty Images) (Peter Dazeley via Getty Images)

Tomar videos clandestinos de mujeres orinando o en situaciones íntimas se ha convertido en un tremendo negocio en España.

Ávidos emprendedores identificaron el nicho de la urolagnia, que es el fetichismo de experimentar excitación sexual al ver orinar a alguien, y se han dedicado a grabar con la mejor tecnología a decenas de incautas que alivian sus vejigas en lugares públicos y privados.

Los detalles del tema han sido tan escabrosos que ahora me pregunto si debo taparme bien la próxima vez que me den ganas de mear en la calle.

El episodio más mediático conocido hasta ahora es el de unas cien mujeres que fueron filmadas sin su consentimiento en el verano de 2019 cuando un pueblo entero en Galicia celebraba una tradicional fiesta en honor al mar.

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Durante el clímax de la romería A Maruxaina, los baños públicos de San Cibrao estaban a reventar y la única opción disponible para hombre y mujeres era hacer sus necesidades en la vía pública.

Al parecer algún lugareño avispado había identificado el lugar donde las mujeres solían orinar en el jolgorio. Porque no lo hicieron en plena calle sino en un rincón de un callejón, precisamente para resguardarse de las miradas de los transeúntes.

Y justo en ese recoveco, un equipo de producción colocó clandestinamente varias cámaras de buena calidad, que enfocaban a las chicas desde varios ángulos, para tener un material variado a la hora de editar el video que fue publicado en páginas pornográficas.

Pero no sólo grabaron sus vulvas durante la micción sino también captaron sus rostros, lo que permitió ser reconocidas por conocidos, familiares y maridos a los que les pasaron los enlaces de las publicaciones triple X.

El juez que le parece que todo está bien

Las víctimas primero se sintieron avergonzadas y amedrentadas al mirar sus partes íntimas en esos videos. Tanto así que alguna necesitó tratamiento psicológico para superar el trauma. Pero luego reunieron el coraje para demandar a los autores del video, no solo por captar las imágenes sino también difundirlas para lucrarse. Las denunciantes aseguran que los hechos tienen un “carácter humillante, vejatorio y atentatorio contra el honor e integridad moral”.

Paloma Maseda, portavoz de las afectadas, declaró a el diario El País: “¡Qué caray! No tenemos por qué justificarnos por estar meando en la calle teniendo en cuenta lo que nos han hecho. Lo importante es que este caso no puede quedar así, sería darle alas a los depravados que se están ganando la vida haciendo esto. Es por nosotras y las que vienen”.

Unas 80 mujeres, del centenar afectado, se unieron a la causa judicial. Pero para su sorpresa, y muchas personas que han apoyado la querella, el magistrado Pablo Muñoz Vázquez estima que no hubo delito contra la intimidad porque las grabaciones clandestinas se hicieron en la vía pública. Y tampoco ve delito contra la integridad moral porque no apreció una intensión de agredir física o moralmente a las afectadas.

La abogada especializada en violencia sexual Laia Serra discrepa de el fallo del magistrado Vázquez. ““Una cosa es que estés en la vía pública y otra muy diferente es ser grabado en una determinada actividad íntima. Todo el mundo entiende que es un acto que comporta repercusiones para la intimidad. Además, quien puso las cámaras en ese lugar sabía las imágenes que iba a captar”, dijo Serra a Newtral.

A Serra le parece “indudable que la divulgación de tus genitales orinando, con tu cara visible, afecta gravemente a tu intimidad”. Pero los actos de los perpetradores también afectaron la moral de todo el pueblo.

Ese impacto colectivo se sintió durante una concurrida manifestación realizada el abril, a la que asistieron las afectadas, organizaciones feministas, funcionarios, partidos políticos y ciudadanos de San Cibrao.

Ningún hombre aparece en los seis videos de una hora que han sido encontrados hasta ahora.

Las 100.000 víctimas de Málaga

Los que no pudieron salirse con la suya fue un tío y su sobrina en Málaga, que fueron arrestados en febrero de 2021 luego de esconder cámaras en ambientadores e instalarlos en servicios de aseo de mujeres en centros comerciales, restaurantes y universidades. El hombre de 44 años y la mujer de 33 habían grabado unos 71.000 videos en los que aparecen más de 100.000 mujeres al momento de su detención.

La Fiscalía les imputa a ambos un delito continuado contra la intimidad de las personas y otro de captación de menores para elaborar material pornográfico y pide que sean condenados a 8 años de cárcel.

El artífice de la operación construyó varios modelos de ambientadores para despistar a los equipos de seguridad de los locales donde planeaba sus fechorías. La primera etapa del plan fue instalar los dispositivos vacíos en los lugares cuidadosamente estudiados. Esperaba un mes para verificar si levantaba sospecha. En una segunda etapa introducía los ambientadores y esperaba un mes más. Y si el aparato no era vulnerado, ejecutaba la etapa final en la que instalaba cámaras de alta resolución 4K, con sensor de movimiento, lentes especiales, tarjeta de memoria y batería.

El mecanismo estaba diseñado para que la cámara se encendiera en el momento en que una persona entrara al baño público. Y grababa todo lo que allí ocurría, desde personas teniendo sexo subrepticiamente, mujeres hablando, cambiándose de ropa, maquillándose, consumiendo drogas. Pero también registraron a los niños que entraban con sus madres al lavabo.

La policía cree que los videos no han sido publicados porque el responsable estaba acumulando contenido para una web de adultos por suscripción, con una tarifa parecida a la de Netflix de unos €16,99 (19,61 dólares).

Pero el acusado no sólo era un mirón, Además del extenso material captado en los baños de Málaga, la policía encontró 120 vídeos de pornografía infantil, 2.300 fotografías de niños desnudos y 1.187 vídeos grabados con cámaras ocultas que muestran al acusado teniendo sexo con mujeres.

El negocio de la pornografía

La sofisticación de las grabaciones de Galicia y Andalucía van más allá del hombre baboso del metro que graba disimuladamente a las chicas para verle las bragas.

Se trata de una operación comercial para distribuir imágenes de mujeres sin su consentimiento en el insaciable mundo de la industria pornográfica.

El gusto por la pornografía se ha catapultado gracias a la tecnología. Ya no hay que salir de casa y comprar una revista o una película para adultos a la vista de todos como se hacía antes del nacimiento de internet. Ahora podemos acceder a una inmensa variedad de géneros pornográficos con el móvil desde la intimidad de la habitación.

Se calcula que a nivel mundial, la industria del porno genera unos 97.000 millones de dólares anuales, con 28 mil usuarios por segundo que desembolsan 3 millones de dólares por contenido adulto. Para eso, solo hay visitar una de las 25 millones de webs triple X, aunque el proveedor más popular es Pornhub, que suma unas 100.000 millones de vistas de videos anuales.

En España el público es inmenso. Basta con mencionar que el 75,8 %de los hombres y el 35,5% de las mujeres comienzan a consumir pornografía antes de los 16 años, según el estudio Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, realizado por la Red Jóvenes e Inclusión Social y la Universitat de Illes Baleares.

Otro dato que da una idea del mercado del contenido adulto en España es que seis de cada 10 jóvenes consume pornografía semanalmente, según una investigación de la Universidad de La Laguna.

El modelo de negocio de El modelo de negocio de MindGeek, propietaria PornHub, RedTube, YouPorn, Tube8, PornMD, Thumbzilla, Ztube y otros 160 de pornografía hardcore, es muy sencillo.

Cualquier “partner de contenido” graba un video de alta definición en cualquiera de las cientos de categorías de la plataforma. Y cada vez que un video de alta definición es visto en su totalidad, Mindgeek paga una suma a los productores.

Lo atractivo del negocio es el tráfico masivo de todos sus “tubos” de contenido adulto. Y por eso es que en España y en el resto del mundo están proliferando las grabaciones clandestinas de genitales y relaciones sexuales. Los productores tienen contenido variado y de bajo costo porque no tienen que pagar locaciones ni actores. Simplemente usan las imágenes sin el consentimiento de las personas grabadas.

En lo personal no tengo ningún problema con el consumo de pornografía ni con las personas que tienen preferencias sexuales peculiares. Me tiene absolutamente sin cuidado que crezca el segmento del mercado dedicado a los “watersports” o lluvias doradas. En PornHub hay más de 5.000 videos para satisfacer la parafilia de la urolagnia.

Lo que no entiendo es por qué las mujeres debemos cuidarnos orinar en un momento de aprieto detrás de un arbusto, o de bajarnos las bragas en un baño público por temor a terminar expuestas ante los millones de consumidores de contenido pornográfico que le excita ver a una mujer meando.

Todos tenemos derechos a explorar nuestras preferencias sexuales, así como todas las mujeres tenemos derecho a preservar nuestro derecho a la intimidad.

Fuentes: El País, La Sexta, Newtral, Pornhub

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