La Inteligencia Artificial de Google crea sus propios hijos

Las grandes empresas de tecnología están embarcadas en una apasionante carrera: la de programar la inteligencia artificial más sofisticada que exista. Y en esa lucha, hay dos factores clave con los que se mide el éxito de esta aventura: la independencia de la IA y su capacidad de aprendizaje. Y de acuerdo a estos parámetros, parece que Google va ganando.

La inteligencia artificial de Google ha sido capaz de inventarse de la nada una segunda inteligencia artificial, y de algún modo educarla. ¿El objetivo de esta reproducción? Parece que la IA de la compañía quiere tener una extensa familia, porque su primer ‘hijo’ le sirvió como guía para ‘reproducirse’ más y más.

Según informa IFL Science, la IA original encargaba una serie de tareas a la IA ‘hijo’ y luego la evaluaba en función de si había tenido éxito. Tras una serie de intercambios y valorando su utilizada, la IA matriz creó un segundo hijo, luego un tercero… y así miles de veces. Cada una de estas IA es independiente y puede resolver problemas por si misma, como problemas que le plantean otras inteligencias artificiales.

Este mecanismo creador hace que de la nada surjan inteligencias con conocimientos mecánicos, matemáticos y físicos que pueden hacer que compitan con los mejores ingenieros del mundo. Y nadie les ha tenido que enseñar nada: lo han aprendido de su propia IA matriz.

“Nuestra aproximación puede diseñar modelos que consigan una serie de conocimientos tan avanzados como los que pueda tener cualquier eminencia a nivel mundial, incluso pueden programar mejor que los programadores de nuestro equipo”, se puede leer en la publicación del blog oficial de la compañía en el que se anuncia este impresionante avance.

Pero a pesar de esta noticia, la IA de Google todavía tiene mucho margen de mejora. Por ejemplo, en el reconocimiento de imágenes. Las pruebas para detectar si un usuario que está visitando una página es un ser humano o un robot (las llamadas CAPTCHA) últimamente incluyen pruebas de reconocimiento de fotos en las que se pide a los visitantes que identifiquen los coches o las señales de tráfico que aparezcan. Pues bien, este tipo de pruebas es muy complicada para una IA, pero uno de los hijos de la IA de Google es capaz de resolver esta prueba en un 80% de los casos. Una nota muy alta para ser un programa.

Lo más impresionante es esta noticia es que la propia IA ha diseñado otra IA, un avance que a los seres humanos nos ha llevado años y que el software de Google tan solo ha tardado meses en hacer. Y todo, por su cuenta. Este tipo de software ya no solo es capaz de aprender a jugar al ajedrez en cuestión de horas y ganar a los mejores campeones, es que es capaz de crear otro programa capaz de ejecutar tareas. ¿Dónde está el límite de esta tecnología? No nos lo queremos ni imaginar…