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Las máquinas que buscan bajar el precio de los alimentos en América Latina

Para millones de personas en América Latina comprar un poco de detergente de lavar o una barra de mantequilla puede representar un duro golpe en el presupuesto familiar.

El empresario y activista chileno José Moller tenía a esas familias en mente cuando creó Algramo, una startup que busca llevar máquinas expendedoras de productos básicos a las regiones más pobres del país.

Moller inició su negocio en 2013, tras conseguir 60.000 dólares en una competencia para emprendedores sociales llamada Desafío Clave. A fines de ese año ya tenía 100 máquinas en más de 100 pequeñas tiendas y mercados en Chile; a fines de 2015 sumaban unas 450.

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El objetivo de la empresa es suministrar alimentos de alta calidad a las zonas más pobres de América Latina, en muchas de las cuales las principales marcas del mundo como Coca-Cola no se atreven a enviar sus camiones de reparto por temor a secuestros.

Además, el sistema de las máquinas expendedoras contribuye a disminuir los impuestos que se generan a través de largas cadenas de distribución y que pueden sumar hasta el 40%, con lo cual se abarata la venta del producto.

“Al eliminar intermediarios generamos un sistema de venta justo para la comunidad y sustentable por el uso de envases retornables”, indica la empresa en su sitio web.

La comida de las máquinas dispensadores proviene de países de todo el mundo: el azúcar de Colombia y las lentejas de Canadá, por poner dos ejemplos.

Se colocan en pequeños mercados locales, sobre todo en los barrios más pobres, y se venden por gramos en envases reutilizables. El precio es aproximadamente la mitad de lo que costaría en un supermercado.

‘Mientras estudiaba economía, me di cuenta del problema que estaba tratando de resolver fue causado por el modelo que estaban tratando de enseñarme en clase. Era conservador, neoliberal. El modelo económico que tenemos es el mismo de la antigua dictadura chilena de muchas maneras”, comentó Moller en entrevista con Forbes.

“Algunas familias controlan la mayor parte del país. Ese modelo realmente afecta mucho a la gente, y yo estaba tratando de cambiarlo”, añadió.

Después de echar a andar su negocio, Moller obtuvo otros 331.000 dólares en financiación, gracias a The Venture, un programa empresarial dirigido por Chivas Regal para detectar y apoyar a las nuevas empresas más prometedoras de todo el mundo.

Moller no se ha detenido en Algramo. Actualmente está trabajando con el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, para desarrollar una estrategia destinada las pequeñas empresas locales, como las que suministra Algramo con sus máquinas.

Además, Céspedes y Moller lanzarán una plataforma digital para ofrecer cursos sobre cómo ampliar un negocio, así como ofrecer dinero y asesoramiento a ciertas empresas.

“Creo que lo que está haciendo en Algramo configurar un modelo que la gente puede seguir. Los beneficios son que se pueden comprar estos productos por la mitad del precio en los supermercados. Para dar a los pequeños comercios cierta independencia es realmente importante y que genera un mejor negocio en nuestra economía. Vemos el espíritu empresarial como motor para el crecimiento económico, y la estamos apoyando", dijo el ministro.

Algramo ya se expande más allá de las fronteras de Chile, y pueden hallarse máquinas dispensadoras en Barranquilla, Colombia.

“Después de Chile elegimos Colombia porque las redes que nos apoyan están principalmente en Colombia, y que en realidad estamos vendiendo más rápido en Colombia que en Chile”, indicó Moller.

En 2016 las máquinas se comenzarán a instalar en Paraguay y México, pero la idea del joven empresario siempre ha sido extenderse más allá de América Latina: “Podemos resolver un problema diferente en África”, dice. “Algramo podría ayudar realmente a llevarle la comida a la gente”.