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Las renovables impulsan una imparable bajada de precios que hará tambalear el mercado

El conflicto entre economía y ecología es constante. Es preocupante que algunos de los países con más emisiones de CO2 sean algunos de los más reacios a aceptar la gravedad del cambio climático. Menos de la mitad de la población de Estados Unidos, el segundo país más contaminante, no cree que el fenómeno sea causado por la actividad humana; algunos ni creen que ocurra siquiera. El propio presidente del país dice que “el concepto del calentamiento global fue creado por los chinos para que la industria estadounidense no sea competitiva”. Más allá de la teoría conspiratoria en la que cree uno de los hombres más poderosos del mundo, en China, el país más emisor de CO2, sólo un 18% de la población cree que es un problema serio y solo un 58% cree que sea antropogénico.

Pero, pese a la ignorancia que nos rodea, no se puede negar la ciencia: la transición energética es una necesidad, no sólo para la salud de nuestro planeta, sino también por el hecho de que muchas de las fuentes actuales de energía simplemente se acabarán a medida que pase el tiempo, en particular el petróleo y el carbón. Las energías renovables, las cuales se alimentan de fuentes naturales y prácticamente inagotables, tales como el sol, el viento o las corrientes de agua, se ven cada vez más atractivas.

Sin embargo, hay varios intereses de por medio, fruto de un sistema establecido desde hace mucho tiempo para extraer recursos que, desgraciadamente, son altamente contaminantes. Al fin y al cabo, el cambio requeriría mucho capital. Para muchas compañías, más motivadas por las ganancias a corto plazo que por la habitabilidad de la Tierra a largo (o quizá medio) plazo, no se justifica la inversión. Pero ya ha llegado la hora de replantearse esta noción.

La generación de energía con medios renovables va ganando poco a poco la partida a fuentes contaminantes como el petróleo. Foto: Getty Images.
La generación de energía con medios renovables va ganando poco a poco la partida a fuentes contaminantes como el petróleo. Foto: Getty Images.

Según la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), el coste promedio global de la electricidad generada a partir de la concentración de energía solar disminuyó un 26%, la solar fotovoltaica y la eólica un 13%, la bioenergía un 14%, la hidraúlica un 12% y la energía geotérmica y eólica marina un 1% respectivamente. Esto forma parte de una tendencia de disminución de precios que se viene observando desde hace ya varios años. Y se puede esperar que el coste de estas energías siga disminuyendo.

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Dos de las alternativas más populares (la fotovoltaica y la eólica) producirán energía a precios más bajos que las opciones más innovadoras de los combustibles fósiles el próximo año.

Un modelo “perfecto” y con cero emisiones

Paralelamente, un reciente estudio del Energy Watch Group (EWG) y la Universidad Politécnica de Lappeenranta en Finlandia ha llegado a una conclusión muy similar. La investigación intensiva a lo largo de cuatro años y medio sugiere que una transición hacia la energía renovable sería competitiva tanto en relación con los combustibles fósiles como la energía nuclear. Dicha transición sería posible antes del 2050, y podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el sector energético a cero. El modelo que proponen consiste en una mezcla global de fuentes de energía: solar (69%), eólica (18%), hidráulica (3%), biomasa (6%) y geotérmica (2%).

A medida que se innova en el desarrollo de tecnologías renovables, éstas se vuelven más eficientes, eficaces y asequibles. Las aproximadamente 15 millones de personas empleadas globalmente en el sector de los combustibles fósiles tampoco se quedarían sin opciones: el modelo mencionado anteriormente requeriría unos 35 millones de empleados, que además tendrían empleos menos peligrosos y desagradables que trabajar en lugares como minas de carbón o centrales nucleares.

España tampoco se quedaría atrás: con las abundantes horas de sol y viento, estaríamos bien posicionados para aprovechar la inversión en estas energías.

Las investigaciones pintan un futuro optimista si se toman las decisiones adecuadas, y se ve cada vez más posible conforme se va demostrando que consisten en proyectos económicamente viables.

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