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Por qué debes evitar que el gel hidroalcohólico llegue a los ojos de los niños

Cuidado con el gel hidroalcohólico para manos, si no quieres ver a tu hijo así. (Crédito imagen: Wikimedia Commons).
Cuidado con el gel hidroalcohólico para manos, si no quieres ver a tu hijo así. (Crédito imagen: Wikimedia Commons).

La pandemia del covid-19 roba cada vez más espacio en los medios de comunicación. Todos (o la mayoría) somos conscientes de que este dichoso coronavirus es especialmente peligroso para nuestros mayores, mientras que por lo general los niños se libran de sus peores efectos.

Puede que sea así, pero a su manera la salud de los niños también se está viendo afectada por la pandemia, especialmente en lo que atañe a sus ojos, a donde en múltiples ocasiones va a parar el gel hidroalcohólico, cuyos dispensadores se han vuelto tan habituales y ubicuos en nuestro día a día.

Según un estudio publicado por doctores franceses el pasado jueves 21 en JAMA Ophthalmology, las lesiones oculares en niños provocadas por desinfectantes para manos que contienen alcohol han aumentado dramáticamente. Más concretamente, entra abril y agosto del año pasado, las llamadas a los centros de salud en Francia relacionadas con estos accidentes se multiplicaron por siete, en comparación al mismo período de tiempo de 2019. De hecho, el 10% de las lesiones oculares afectando a niños ocurridas en Francia durante 2020, estuvieron relacionadas con el gel hidroalcohólico.

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A consecuencia de este espectacular aumento, las consultas a especialistas en óptica pediátrica en el país vecino también se incrementaron. En seis de los casos recogidos por el estudio, las heridas fueron tan graves que provocaron úlceras que cubrían más de la mitad de la córnea de los niños accidentados. En dos ocasiones, se llegó a requerir sendos trasplantes de membrana amniótica, una técnica que consiste en la aplicación de un injerto sobre la córnea, unido por finas suturas, que acelera la curación de las heridas oculares.

Obviamente estos incidentes no se han visto limitados al país vecino. El resto de países occidentales, incluyendo España, ha experimentado un aumento similar en los registros de accidentes pediátricos, principalmente ingesta de hidrogel o las referidas lesiones oculares.

¿Cómo es posible? Los autores del estudio tienen una teoría que lo explica. Como habréis podido comprobar, existen multitud de dispensadores de hidrogel en la calle, a la entrada de los negocios, sedes de organismos públicos, etc. Los adultos agradecemos el gesto, pero en lo que no hemos reparado es en la altura a la que estos se colocan de forma habitual, que es precisamente a la que los niños pequeños tienen los ojos. Eso explica que cuando los pequeños manipulan los dispensadores sin la supervisión de un adulto, muchas veces el gel les acabe salpicando en los ojos, justo el lugar donde más daño puede hacer.

Para sustentar esta teoría, los autores del estudio investigaron el lugar en el que tuvieron lugar los accidentes oculares, y descubrieron que un buen número de ellos sucedió en lugares públicos. Esto tiene además una contrapartida peligrosa, puesto que las personas que están al cuidado de los niños no tienen la misma facilidad de acceder a fuentes de agua fresca con las que lavarles los ojos, que si estuvieran en su propia casa.

Como parece que la pandemia no va a desvanecerse a corto plazo, los autores del estudio piden que se tomen más medidas de control para proteger la salud ocular de nuestros niños.

¿Cómo conseguirlo? Señalizando debidamente mediante ilustraciones que enfaticen el riesgo, intentando elevar la altura de los dispensadores o dificultando en la medida de lo posible las salpicaduras empleando para ello sistemas que dosifiquen por goteo vertical y de forma poco expansiva, y que a ser posible exijan cierta habilidad o fuerza que desanime a los niños. En esto como en todo lo relacionado con la salud de nuestros hijos, cualquier precaución es poca.

Me enteré leyendo Gizmodo.

Vídeo | La lección de vida de esta mujer que perdió las manos y los pies por el coronavirus

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