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En su libro "Can we be happier?" (¿Podemos ser más felices?), Richard Layard analiza distintos factores que influyen en la felicidad y, entre otras cosas, revela dónde somos más infelices. En el mismo incluye un gráfico que ilustra el índice de infelicidad según diferentes actividades en la vida de las personas. En dicho gráfico, el trabajo ocupa el primer lugar, con una cifra que supera el 29%.
Es triste ver que es en el trabajo, uno de los lugares en donde pasamos más tiempo a lo largo de nuestra vida, donde somos menos felices. Si bien hay muchos factores que hacen que esto sea así, y aunque no tengamos control sobre todo lo que ocurre, tenemos mucho para hacer. Pero todo empieza por decidir tomar las riendas de nuestro destino y liderar-nos. Todo empieza por emprender un viaje de liderazgo personal.
Muchas veces se asocia el concepto liderazgo a las personas que están en los cargos jerárquicos de una organización. Pero el liderazgo no está reservado a la jerarquía. O, como decimos en Xn: a todos los seres humanos, cuando nacimos, nos dieron una empresa a liderar: nuestra "unipersonal". Liderar a otras personas y a equipos es un gran desafío. Pero liderarse a uno mismo es el más difícil de todos.
¿A dónde queremos llevar a nuestra unipersonal? ¿Qué consideraríamos como éxito de esta empresa? ¿Cómo la desarrollamos? ¿Qué tenemos que hacer y decidir para conseguir ese desarrollo? ¿Dónde ponemos nuestros recursos (tiempo, energía)? Muchas veces no paramos a pensar las respuestas a estas preguntas, que son básicas pero muy profundas y más que necesarias para poder llevarnos a donde queremos.
Vivimos inmersos en una operativa de la que muchas veces no somos conscientes. Nos ponemos en piloto automático y ejecutamos. Esa dinámica puede llevarnos a lugares en donde no sabemos si queremos estar. A veces nos podemos preguntar: ¿cómo llegué aquí? O peor: ¿qué estoy haciendo aquí? Y la respuesta puede ser: no sé, ¡el "señor Día-a-Día" me trajo hasta acá!
El viaje de liderazgo personal, que no termina nunca porque siempre hay un siguiente nivel, implica que haya congruencia entre lo que quiero hacer y lo que estoy haciendo. Es un viaje de crecimiento para alinearnos con nosotros mismos y resolver o minimizar ese desequilibrio en el que a veces caemos.
Las personas que se lideran a sí mismas no esperan a que su jefe o que la organización marque su rumbo, sino que son protagonistas de su propio desarrollo. Y, para eso, dedican tiempo y esfuerzo.
Las personas que se lideran a sí mismas:
1- Encuentran un propósito que los entusiasma y que los guía. Se preguntan: ¿lo que estoy haciendo hoy me lleva hacia donde quiero estar? Y deciden emprender el viaje.