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Los alimentos genéticamente modificados, ¿panacea al hambre o amenaza para la humanidad?

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Casi todos hemos leído o escuchado algo sobre los alimentos transgénicos y es más que probablemente los hayamos visto en los supermercados e incluso llevado a nuestras boca (Jena Ardell via Getty Images)

Desde que el fraile checo Gregor Mendel cruzara variedades distintas de guisantes por allá a mediados del siglo XIX y sentara con sus tres leyes las bases de la genética moderna esta rama de la ciencia ha avanzado mucho. Hoy los científicos son capaces de crear alimentos más resistentes a las plagas, más grandes, nutritivos y de crecimiento más rápido. Y aunque todo parecen bondades, no es así porque esta tecnología ha abierto un agrio debate planetario que ya se extiende por décadas y que parece estar lejos de resolverse.

Casi todos hemos leído o escuchado algo sobre los alimentos transgénicos y es más que probablemente los hayamos visto en los supermercados e incluso llevado a nuestras bocas, muchas veces sin saberlo, porque en algunos países latinoamericanos ni siquiera se especifica su origen.Precisamente por eso desde Yahoo queremos abordar este tema y tratar de despejar algunas dudas.

Lo cierto es que hay dos motivos importantes en los que se basa la defensa de la modificación genética de los alimentos y que deja a los defensores de esta práctica con el mejor de los argumentos: por ejemplo en el caso de los vegetales: la modificación permite que las cosechas sean más efectivas, que no sucumban ante las plagas y fertilizantes, y al salvar toda la cosecha se evitan subidas de precios abruptas en el mercado. Pero la sola palabra 'transgénico' o 'genéticamente modificado' genera miedos, sobre todo para los que argumentan que este tipo de alimentos puede causar daños de salud irreversibles.

¿Que son?

Los transgénicos son organismos genéticamente modificados. ¿Qué significa esto? Que su material genético (ADN) ha sido objeto de una alteración que no se produce de forma natural, por ejemplo, mediante la introducción de un gen proveniente de un organismo diferente, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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Otro aspecto a precisar para que no haya confusiones es que todos los alimentos transgénicos son alimentos genéticamente modificados (OGM), pero no necesariamente todos los OGM se pueden considerar transgénicos. ¿Por qué? Porque a los últimos se les han agregado genes de otra especie distinta con un fin en particular, explica desde Genotipia, un sitio web español especializado en genética y genómica aplicada a la medicina.

Farmer working in the non-GMO vegetable garden
En la actualidad decenas de alimentos, en particular de origen vegetal como el maíz, la soja, el cacao, el arroz, el plátano o el tomate, por solo mencionar algunos, han sido modificados genéticamente y en países de los cinco continentes, como Estados Unidos, México, Argentina, España, China, Tailandia e India, se cosechan de manera masiva. (Mihajlo Maricic via Getty Images)

En la actualidad decenas de alimentos, en particular de origen vegetal como el maíz, la soja, el cacao, el arroz, el plátano o el tomate, por solo mencionar algunos, han sido modificados genéticamente y en países de los cinco continentes, como Estados Unidos, México, Argentina, España, China, Tailandia e India, se cosechan de manera masiva. Es decir, son consumidos por millones de personas.

El grueso de los OGM de origen vegetal se emplea para alimentar ganado o para la producción de biocombustibles como el etanol.

Pero, como decíamos, pese a lo anterior, el debate en torno a su seguridad y conveniencia persiste.

¿Son seguros los OGM?

“Los estudios que se han hecho en animales y en la composición química de cultivos OGM no muestran diferencias entre los alimentos transgénicos y los convencionales que pueda implicar un mayor riesgo para la salud que el consumo de los convencionales”. Esta fue la respuesta que dio la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos al respecto.

Desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) apuntan que “la biotecnología moderna, debidamente desarrollada, puede ofrecer nuevas y amplias posibilidades de contribución a la seguridad alimentaria” ¿Cómo? Al desarrollar semillas más resistentes no solo a las plagas, sino que requieren menos pesticidas o menos agua y que puedan crecer más rápido y cuyos frutos sean más grandes y nutritivos.

Las organizaciones ambientalistas y de consumidores tienen sus dudas y ven en los transgénicos un riesgo para el medioambiente y para la humanidad.

“La introducción de plantas genéticamente modificadas puede tener efectos en el medio ambiente: De entrada, en muchos casos lo que se busca lograr es una planta más resistente a los herbicidas, y esas plantas son después más difíciles de combatir si crecen fuera de su sitio. Otras veces se desea una especie menos vulnerable a las plagas, con lo que se integran insecticidas en las plantas: esto también tiene efectos, pues los insectos crean nuevas resistencias”, advierten desde Greenpeace.

La organización también ha alertado que el ingerir transgénicos puede repercutir en la salud y como prueba revelaron los datos de un estudio hecho en ratas, el cual arrojó que las alimentadas con OGM eran menos fértiles que las otras.

Por su parte, desde la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU) niegan que los OGM hayan servido para paliar el hambre o para hacer más asequible la comida. “La actual generación de OGM puede ser económicamente rentable para los productores y contribuye a reducir el uso de herbicidas, pero para el consumidor de a pie no entrañan ningún beneficio”, advierten su sitio web.

La FAO es clara llama a no hacer "generalizaciones de gran alcance" y dice que "cada aplicación debe analizarse cuidadosamente caso por caso".

¿Tendencia irreversible?

Pese a la polémica y las dudas el avance de los OGM parece indetenible. En 2015 la Agencia estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizó la producción, para el consumo humano, de un salmón cuyo ADN fue modificado en un laboratorio). Este se convirtió en el primer animal genéticamente alterado que puede ser ofrecido como alimento.

Por su parte, en ese país cada año son más y más las hectáreas de productos modificados genéticamente que se cosechan. Así en 2005 el 54% de toda la soja cultivada había sido alterada, frente al 42% en 1998 y sólo un 7% en 1996.

Cada vez más empresarios suman fuerzas para masificar la controvertida tecnología alimentaria. Como dice Federico Trucco, director ejecutivo de una compañía de trigo biotecnológico que espera que pronto, sea consumido directamente por los humanos en pan y pasta: un mundo sin suficiente comida está a la vuelta de la esquina y por eso los humanos deben olvidar sus reparos frente a comer cultivos modificados genéticamente.

En una declaración a EFE, del coordinador de Biotecnología y Bioseguridad del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Pedro Rocha, explicó que existen mitos falsos sobre el uso de transgénicos: "Hay una falla en la comunicación que lleva a la desinformación (...) Es importante decir en más de 24 años de utilización masiva de este tipo de cultivos, no ha habido ni un solo incidente sanitario asociado con las plantas transgénicas". Agregó que "las plantas transgénicas son tan seguras como las convencionales" y "no están acabando con los ecosistemas ni exterminando la biodiversidad".

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