Los nómadas digitales, el teletrabajo y las reservas de pisos turísticos

La pandemia plantea un nuevo escenario con demasiados frentes abiertos. Las medidas de distanciamiento social han hecho más mella en algunos sectores que en otros, pero también han precipitado cambios. Y aunque aún sea pronto para conocer su efecto a largo plazo, para muchos, algunas consecuencias de la pandemia podrían ser incluso positivas. En todo momento de crisis, siempre hay quien se aprovecha de las circunstancias para crear nuevas oportunidades.

Para muchas empresas del sector turístico, uno de los más golpeados por la crisis derivada de la pandemia, encontrar estas oportunidades puede ser la diferencia entre adaptarse o morir. Se trata de encontrar nuevos nichos de mercado que garanticen su supervivencia y en los que basar su modelo de negocio hasta que todo vuelva a la ‘antigua’ normalidad. Y por si no vuelve, o por si la ‘nueva normalidad’ se prolonga demasiado, se trata de reinventarse. Los viajes corporativos, el turismo sanitario y los nómadas digitales podrían ser la clave para impulsar la activación de este sector. Algunos ya basan su nuevo planteamiento en estos últimos: los nómadas digitales.

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Los llamados nómadas digitales se han asentado a la par que el teletrabajo en España. La pandemia ha creado un tipo de trabajador que va de un lugar a otro sin tener lugar fijo donde ejercer sus funciones laborales y que solo precisa de un escritorio espacioso y buena calidad de conexión de Internet para realizarlas.

Aparte de los nómadas digitales, una vez restablecida la movilidad tras el Estado de Alarma, los especialistas en gestión de alojamientos turísticos apreciaron un aumento en las reservas entre personas que reformaban su vivienda al comprobar durante el confinamiento que la suya no cumplía sus necesidades. Controlado el primer brote de coronavirus, también reapareció el llamado turismo sanitario, es decir, personas que cambian de zona para obtener un tratamiento o realizarse una operación.

Con todos estos casos el más particular es el de los trabajadores nómadas. Su captación podría ser el nuevo objetivo del turismo. Consiste en atraer a aquellas personas que se han visto obligadas a trabajar en su vivienda habitual y no se encuentran cómodas en esta nueva situación. Por ello, se desplazan para poder trabajar en otras estancias más amplias: alojamientos turísticos destinados al teletrabajo.

Es un perfil que se ve afectado por las medidas pero en menor medida, por lo que se sitúa como el público más conveniente para la situación actual.

La corriente de los nómadas digitales no es nueva. Muchos trabajadores que reunían esta condición de ‘nómada’ optaban por hoteles o residencias en principio destinadas al turismo. Pero a partir de junio, con la flexibilización del movimiento en todo el país, es cuando resurge con más fuerza. Los expertos consideran que el foco debe ponerse en la oferta de apartamentos turísticos dirigida al público local y en aumentar las fortalezas como país.

La conectividad o la publicidad de la calidad y coste de vida son algunos de los factores que busca dicho público que, además, alimenta la economía del lugar donde se hospeda. La velocidad de Internet, el tipo de TV o si hay espacio suficiente para trabajar e instalar el puesto de trabajo son las cuestiones más demandadas.

A todo ello se suman requisitos como que el apartamento sea espacioso o que tenga buena iluminación. Los nuevos nómadas también prefieren que su vivienda temporal esté ubicada en sitios no turísticos.

¿Quién no ha aborrecido su hogar durante el confinamiento? Las estancias temporales pueden ser la simbiosis perfecta entre ofertantes y demandantes. Un intercambio recíproco para solucionar temporalmente las carencias de ambos.

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