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Los pasos a seguir antes de pedir un aumento de salario

Los pasos a seguir antes de pedir un aumento de salario
Getty Images

Suele suceder muchas veces que quienes más merecerían un aumento de su salario mensual son los que nunca se lanzan a pedirlo. Básicamente esto ocurre por muchas razones, entre las que se encuentra que estos empleados desestiman todo el caudal de información y de aprendizaje que han adquirido desde que empezaron a formar parte de la empresa, hasta la actualidad.

De cualquier manera, sentarse delante del gerente o el dueño de una empresa y negociar un aumento decente, no debería ser una experiencia aterradora. La sugerencia es seguir los siguientes puntos:

  1. Centrarse en lo que un aumento representa para nosotros

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Si creemos que merecemos un aumento, nuestro lenguaje corporal debería ser el primero en demostrarlo. Esto parte de la necesidad de que nos convenzamos de que nuestras habilidades y capacidades se han incrementado, por lo que somos realmente útiles para la empresa. De esa manera, el pensamiento positivo y la creencia en que merecemos más nos llevarán a negociar con el jefe, con una buena propensión a llegar a convencerlo.

Sin embargo, si nos mostramos inseguros, esta energía podría ser igualmente transmitida, lo que haría que la negociación salarial termine descarrilando. Si dejamos de ver este acto como una confrontación estilo ‘nosotros contra ellos”, estableceremos un ambiente en el que tendremos más posibilidades de vencer.

  1. Investigar los patrones salariales antes de fijar una cifra

Gracias a páginas web como Glassdoor, Indeed, Payscale o Simply Hired podemos tener una idea más certera de cómo están siendo pagadas en otras compañías las personas que ejercen nuestra misma función. Existe incluso la opción de focalizarse en nuestro estado y en nuestra ciudad, de manera a tener un criterio mucho más objetivo. También se puede echar un ojo a las empresas que han abierto convocatorias, como otro modo de saber cuánto deberíamos ganar. Con estos datos, la conversación con el jefe estará sustentada con datos, y no con simples deseos de ganar más.

  1. Compartir el historial de rendimiento

Nunca debemos subestimar la importancia de enumerar nuestros logros ante los responsables de la compañía, y el modo en que ellos han favorecido a su rendimiento. Esta siempre será una manera efectiva de ilustrar por qué merecemos un aumento y nos coloca ante sus ojos en una perspectiva que los puede llevar a analizar cuánto costaría buscar un reemplazo en caso de que abandonáramos nuestro puesto.

  1. Tener una lista de salarios preparada para negociar

A partir del salario más alto más alto que creemos que debemos ganar, también deberíamos poder negociar otros beneficios como un tiempo adicional de vacaciones, el trabajo desde la casa, una carga mayor de responsabilidad, más entrenamiento o incluso un horario más flexible. Si solo hablamos de dinero, tal vez nuestro jefe crea que con esto basta, mientras que hay otros beneficios no cuantificables que bien pudiéramos obtener.

  1. No ser los primero en definir el monto del salario deseado

En general, deberíamos dejar que sea el jefe quien haga una oferta. Si somos nosotros quienes nos lanzamos y fijamos un precio, pudiéramos estar vendiéndonos muy baratos, e incluso caer en una zona de temor que nos lleva a pedir muy poco para no molestar al jefe.

Incluso, cuando ya el responsable haya fijado un monto, nosotros deberíamos tomarnos un par de días antes de darle nuestra aprobación y firmar el nuevo contrato. En ese tiempo, hasta pudiera darse la opción de que el jefe se aparezca con una contraoferta mucho mejor.

  1. Fijar una cita para conversar sobre nuestro pedido

Lamentablemente para ellos, hay personas que, sin previo aviso, se aparecen en la oficina del gerente o dueño de la empresa y le plantean al acto su demanda.

Es por ello que es preferible pedirle una cita a solas que nos asegure que dispondremos de toda la atención de él o ella. Este encuentro pudiera tener lugar en medio de una revisión programada de rendimiento, preferiblemente justo después de un trimestre de buenos resultados financieros.

  1. Practicar nuestra exposición con antelación

Es importante estar realmente listo y confiado en nuestro criterio, mucho antes de que miremos a los ojos al jefe y abramos la boca. Nunca está de más practicar nuestro discurso ante un espejo, aunque una mejor opción sería practicarlo con un amigo que nos lance algunas preguntas para las que deberíamos estar preparados.

  1. Permanecer profesional, pase lo que pase

Ninguna negociación resulta fácil. Por ello, independientemente de lo que esta genere, debemos dejar la emoción fuera de nuestro entorno. Mantener la calma y evitar enojarse ciertamente es una fórmula en la que debemos trabajar. De todos modos, con la ironía, la ira y el enojo no vamos a lograr nada, en caso de que nuestro jefe sostenga que no lo merecemos o que no es momento de más gastos para la compañía.

Debemos evitar compararnos con nuestros compañeros de trabajo, y mucho menos rebajarlos con críticas a sus desempeños. Esto último solo nos haría más daño, y eso no es lo que deseamos. Mantengámonos profesionales y reconozcamos que nuestro objetivo es lograr un acuerdo.