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'Love Actually' sonroja a su director con el fallo más evidente unos veinte años después

Cartel de Love Actually (Universal)
Cartel de Love Actually (Universal)

Hace casi dos décadas que Love Actually se convirtió en uno de los clásicos navideños por excelencia. Aquella historia de amor en todas partes se estrenó en noviembre de 2003 dando la sorpresa en la taquilla mundial (con una recaudación de 246 millones de dólares sobre un presupuesto de 40 millones), y coronándose con el tiempo como una propuesta constante en la programación televisiva en fechas festivas. Sin embargo, por mucho que el público le guarde un cariño especial, su director reconoce que el paso del tiempo ha sacado a relucir su error más evidente.

A pesar del éxito que mantiene desde hace casi veinte años, Richard Curtis asegura sentirse “un poco estúpido” por la falta de diversidad en Love Actually. Durante una entrevista con Diane Sawyer para un especial del canal ABC dedicado al vigésimo aniversario de la película, el cineasta británico dejó claro que, si pudiera volver el tiempo atrás, cambiaría algunas cosas.

Hay cosas que cambiaría” aseguró vía BBC,pero gracias a Dios la sociedad está cambiando. Mi película está destinada en algunos momentos a sentirse desfasada. La falta de diversidad me hace sentir incómodo y un poco estúpido”.

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Reconoce que le emociona que el público todavía guarde cariño a su creación, pero no puede evitar reconocer el gran fallo que los cambios sociales evidencian más que nunca. "Hay un amor tan extraordinario que se transmite cada minuto de muchas maneras, en todo el mundo, y me hace desear que mi película sea mejor" agregó. "Me hace desear haber hecho un documental solo para observarlo".

Y tiene su parte de razón. Porque por mucho que la película sea un clásico navideño (y de mis bandas sonoras favoritas por muy cursi que sea), no quita que reconozcamos el ejemplo de heteronormatividad que refleja. Y es que no solo todos los personajes son heterosexuales, sino que se eliminaron del metraje dos tramas que hubieran representado diversidad.

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Una de ellas estaba protagonizada por una pareja lésbica, y la otra por un hombre y una mujer en África. Sin embargo, ninguna pasó la tijera de la sala de montaje. La primera trama giraba en torno a la directora de la escuela donde asisten los hijos de Emma Thompson y el hijastro enamorado de Liam Neeson, interpretada por Anne Reid. En una secuencia el personaje regresaba a casa con su pareja (Frances de la Tour) que estaba claramente enferma. Tiempo después descubríamos que había fallecido y el personaje de Emma Thompson expresaba sus condolencias.

La segunda era más breve y mostraba a un hombre y una mujer en África pasando hambruna pero que salían juntos y unidos de la terrible experiencia. La secuencia se rodó en Kenia como reflejo del corazón de la película señalando que el amor está por todas partes. En alguna ocasión, Richard Curtis explicó que se eliminaron porque simplemente no encajaban en el resultado fial, aunque "realmente lamentaba" haber perdido las escenas de Anne Reid en particular (Grazia Daily).

Lo cierto es que no es la única ni la primera vez que varias secuencias no pasan el corte final en una película. Sospecho que es una coincidencia que las tramas eliminadas precisamente reflejaran diversidad. Sin embargo, no voy a negar que es una pena. Sobre todo por la secuencua entre Anna Reid y Frances de la Tour. Porque puedo comprender que la película era lo bastante extensa como para necesitar algunos cortes (si no se dieron cuenta dura casi dos horas y media), y que la trama en África tal vez desencajaba con el contexto ideal y de clase media alta que muestra la película. Sin embargo, la historia homosexual habría formado parte del mensaje de unión y pérdida que muestra la película, dado que existen otros desenlaces tristes como el de los personajes de Laura Linney.

En resumen, Chiwetel Ejiofor era el único personaje negro adulto de toda la película, cuando podemos contabilizar una decena de roles a lo largo de toda la trama coral. Y todos blancos: Colin Firth, Bill Nighy, Emma Thompson, Liam Neeson, Martin Freeman, Joanna Page, Keira Knightley, Hugh Grant, Andrew Lincoln, Martine McCutcheon, Laura Linney, Thomas Brodie-Sangster, Alan Rickman, Rodrigo Santoro, Billy Bob Thonrton, Gregor Fisher, Sienna Guillory, etc.

Por aquel entonces, Richard Curtis había acumulado otros éxitos como guionista cuando decidió debutar en la dirección con esta película. Después de ganarse un lugar privilegiado en el universo de la comedia romántica como responsable de los libretos de Cuatro bodas y un funeral (1994), Notting Hill (1999) y El diario de Bridget Jones (2001) se lanzó de lleno en la dirección con esta historia coral inspirada en la sátira musical de Robert Altman, Nashville (1973). Aquella película contaba la historia de un grupo de personajes relacionados con la música góspel y country que interactuaban entre sí en los días previos a un concierto. En Love Actually sucedía antes de Navidad.

Si vemos Love Actually con ojos modernos evidentemente notamos enseguida el fallo que Richard Curtis menciona. Sin embargo, no debería ser tan duro consigo mismo. Porque su película puede servir como ejemplo para seguir marcando la diferencia, apuntando el camino hacia una industria visual diversa. Love Actually es una película que denota su era, una en donde Hollywood no velaba por los intereses de la representación y en donde las voces no se escuchaban de la misma manera que ahora.

Los avances sociales y culturales están marcando el camino del entretenimiento en general, dado el espacio que merecen todas las razas, colores y condiciones sexuales para representar el mundo real, diverso y colorido en el que todos vivimos. Love Actually es un ejemplo más de lo mucho que la cultura heterosexual y caucásica dominaba el negocio sin miramientos hacia la diversidad. En mi opinión, en el caso de esta película, es consecuencia de la ignorancia cultural de una época, de la ausencia de reflexión ante un público diverso.

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