Marina d’Or no podrá ofrecer hidroterapia porque sus aguas no son medicinales

Se anuncia, como puede leerse en su página web, como “el mayor balneario científico de agua marina de Europa”, pero las aguas de Marina d’Or Ciudad de Vacaciones no son medicinales, según ha concluido la Sanidad Valenciana y publicado El País. Esta conclusión implica la revocación del permiso para ofrecer servicios hidroterapia, uno de los atractivos de su balneario.

Explican en la publicidad on line de su complejo de aguas que “el Balneario Marina d’Or combina esta ancestral sabiduría con las más modernas hidroterapias y otros tratamientos exclusivos de nuestro Centro Médico de Salud y Belleza, para que disfrutes de una experiencia única”. Eso es lo que prometen a quienes visitan sus instalaciones y que tendrán que dejar de hacerlo después de serles revocado el permiso.

Una decisión que se debe a la conclusión de que, como señala El País, en realidad esta Ciudad de Vacaciones no tiene “aguas mineromedicinales y termales con fines terapéuticos y preventivos para la salud”.

El expediente fue iniciado a petición de la Asociación Nacional de Balnearios, que va más allá en su reclamación contra Marina D’Or, y pide que deje de usar el término balneario porque no se cumplen los requisitos para ser considerado como tal y, por tanto, sería un caso de publicidad engañosa.

Desde Marina d’Or, que han recurrido ante la justicia la revocación del permiso por parte del Gobierno valenciano, se defienden argumentando, según declaraciones a El País, que habría que revisar la definición del término.

Alberto Viúdez, su portavoz, argumenta que “para tratamientos de balneoterapia, el agua mineromedicinal no es tan útil terapéuticamente como el agua de mar” -la de Marina d’Or procede del Mediterráneo- y que “balneario significa lugar donde uno se baña, y bañarse uno lo puede hacer con agua del mar o con cualquier otra”.

Este no es el primer varapalo que recibe un complejo que nació de la ambición del empresario Jesús Ger y que ha tenido que adaptarse a las diversas piedras que se ha encontrado en el camino. La crisis irrumpió de lleno en pleno plan de desarrollo y lo que iba a ser una ciudad levantada en Oropesa (Castellón) de 35.000 viviendas, seis hoteles y tres campos de golf se quedó en mucho menos.

Los problemas económicos han sido su constante y en 2014 tocó fondo con una suspensión de pagos de la que parecía estar recuperándose.