Anuncios
U.S. markets closed
  • S&P 500

    5,254.35
    +5.86 (+0.11%)
     
  • Dow Jones

    39,807.37
    +47.29 (+0.12%)
     
  • Nasdaq

    16,379.46
    -20.06 (-0.12%)
     
  • Russell 2000

    2,124.55
    +10.20 (+0.48%)
     
  • Petróleo

    83.04
    +1.69 (+2.08%)
     
  • Oro

    2,241.70
    +29.00 (+1.31%)
     
  • Plata

    24.98
    +0.22 (+0.90%)
     
  • dólar/euro

    1.0791
    -0.0039 (-0.36%)
     
  • Bono a 10 años

    4.2060
    +0.0100 (+0.24%)
     
  • dólar/libra

    1.2624
    -0.0015 (-0.11%)
     
  • yen/dólar

    151.3730
    +0.1270 (+0.08%)
     
  • Bitcoin USD

    70,771.70
    +1,815.55 (+2.63%)
     
  • CMC Crypto 200

    885.54
    0.00 (0.00%)
     
  • FTSE 100

    7,952.62
    +20.64 (+0.26%)
     
  • Nikkei 225

    40,168.07
    -594.66 (-1.46%)
     

De Mercadona a Balenciaga: la estrategia de los ‘plagios’ en la que pican tanto pobres como ricos

Perfumes de Mercadona que imitan a los de marcas de lujo (dcha.); bolso de Balenciaga, imitación de una bolsa muy conocida para todos. (Fuentes: Twitter)
Perfumes de Mercadona que imitan a los de marcas de lujo (izq.); bolso de Balenciaga, imitación de una bolsa muy conocida para todos (dcha.). (Fuentes: Twitter)

Seguramente tengamos la idea de que las marcas asequibles para unos pocos bolsillos privilegiados hacen todo diferente a las demás con tal de buscar esa distinción que las siga situando en el sector del lujo. Pero nada más lejos de la realidad. Si en el mercado una fórmula funciona, al final todas acaban adoptándola, incluso si choca con códigos éticos de competencia o te lleva a los tribunales.

Ante la noticia de que Mercadona está revolucionando el sector de la perfumería con sus nuevas fragancias, que de nuevas tienen más bien poco, es imposible sacarnos de la cabeza otros casos similares que todavía siguen generando debate.

La empresa de Juan Roig ha decidido llevar las fragancias de las marcas de lujo a todos los hogares. Pero, claro, a través de su marca blanca. Así, entre sus colonias podemos encontrar la ‘falsa’ Aqua di Gio, de Armani; la ‘falsa’ Farenheit, de Dior; la ‘falsa’ Nina, de Nina Ricci; la ‘falsa’ CH, de Carolina Herrera, y así hasta varias imitaciones de productos de grandes firmas.

PUBLICIDAD

Puede llegar a chocarnos el que todo sea legal, pero así es. Y es una práctica habitual en la compañía valenciana. Muchos de sus productos de alimentación Hacendado son copias de marcas tan conocidas como Kellog’s, Oreo, etc. Pero más allá de la alimentación, que al fin y al cabo es lo básico para una cadena de supermercados, Mercadona además se ha convertido en el azote de los pesos pesados de otros sectores.

El éxito en perfumería también se ha alcanzado en cosmética gracias a su marca Deliplus, a base de copias casi perfectas que venden a precios con los que es imposible competir. En maquillaje ocurre tres cuartos de los mismo: clona los mismos tonos y la formulación es casi la misma que la de las marcas especializadas re renombre. Lo mejor de todo es que Mercadona no se esconde en ningún momento, hasta los envases son similares para que los clientes los identifiquen con los de las marcas más conocidas. La más damnificada de estas es MAC, de la que Mercadona ha copiado varios de sus productos.

Una anécdota divertida que roza la hipocresía al respecto es que, en 2018, el fabricante de cremas de Mercadona demandó al de Carrefour por plagio.

Encontronazos aparte, el negocio del plagio no se traduce en un ‘boom’ de ventas únicamente para Mercadona. Lidl lleva años reventando el mercado de los electrodomésticos a través de su marca SilverCrest, sobre la que existe cernido un polémico velo de misterio.

La estrategia de la compañía alemana para haber convertido los productos de SilverCrest es un éxito de ventas es brillante dentro de un mundo tan competitivo. Primero de todo, la política de precios es muy agresiva. Por ejemplo, su imitación de la Thermomix, la Monsieur Cuisine Connect, es una joya que cuesta unos 800 menos que el robot de cocina con el que empezó todo.

El segundo gran acierto es la sensación de escasez que genera Lidl en torno a sus electrodomésticos, lo que hace que se agoten nada más volver a las tiendas. No son productos que se puedan encontrar siempre en sus estantes, realizan tiradas que les otorgan valor y exclusividad, así los clientes no dejan pasar la oportunidad de hacerse con ellos cuando los ven.

Y tercero: como consecuencia de todo ello se ha labrado una fama excelente entre consumidores.

¿Dónde está el misterio entonces? Pues en la falta de transparencia a la hora de revelar de dónde proceden dichos electrodomésticos o quién los fabrica, todo un misterio, aunque se cree que alguno de sus colaboradores indirectos es chino.

Tampoco están exentos de escándalos. El año pasado se descubrió en su casi Thermomix un micrófono interno que ponía en riesgo la privacidad de los compradores, aunque la marca salió al paso explicando que se trataba de un intento fallido de conectar la máquina con Alexa.

Todo estos datos más que cuestionables no son nada al lado del episodio de plagio que llevó a la empresa a los tribunales: el lanzamiento de un utensilio para hacer bebidas vegetales. Resulta que era una copia casi exacta de una creación de la empresa valenciana Chufamix, llamada Vegan Milker, con fama entre los vegetarianos pero que inicialmente se ideó para elaborar horchata. Su éxito en ventas alrededor del mundo llevó a Lidl a fabricar la suya, pero obviaron el hecho de que tenían la patente.

El impacto para la empresa española fue tan fuerte que pasó de facturar 241.000 euros en 2016 a experimentar una caída a raíz del surgimiento del utensilio mucho más barato de Lidl de la que aún no se ha recuperado del todo. Como es lógico, Lidl ha perdido en los tribunales.

La copia de Lidl (dcha.) y la creación original de Chufamix (izq.). Fuente: Twitter/@raqandu.
La copia de Lidl (izq.) y la creación original de Chufamix (dcha.). Fuente: Twitter/@raqandu.

Entre otros casos de plagio más sonados, tenemos reciente el de otro gigante español: Inditex. El pasado enero, el conocido diseñador Mike Amiri, entre los preferidos de las leyendas del rock, demandó a ZARA pidiendo una compensación de unos tres millones de dólares. ¿La razón? Estos vaqueros.

Los vaqueros de Amiri (izq.) y los de ZARA (dcha.). Fuente: Twitter/@jgarcib
Los vaqueros de Amiri (izq.) y los de ZARA (dcha.). Fuente: Twitter/@jgarcib

De repente, los pantalones dejaron de estar disponibles en la web de ZARA. ¿Una pillada en toda regla? Eso parece, aunque la marca no se ha pronunciado al respecto. Por su parte, Amiri mostró su enfado y dio señales de que llegará hasta el final en este asunto: “Teniendo en cuenta el infinito número de formas en que puede ser diseñados unos vaqueros, la única conclusión posible es que Zara decidió plagiar hasta el último detalle del diseño de forma consciente e intencionada”.

Ahí no acaban las aventuras de ZARA en el planeta de las imitaciones. Célebre fue también el lanzamiento de sus zapatillas con plataforma, muy parecidas a las de Balenciaga que se convirtieron en un fenómeno viral alrededor del mundo. Sin embargo, las réplicas ‘low cost’ les ha quitado un buen pellizco en ganancias. No es lo mismo pagar 700 euros que 40, pero se trata de una competencia, al menos, cuestionable.

Ahí no se queda la cosa. Han sido varios los modelos de zapatillas que ZARA ha imitado de Balenciaga. Quizás, la más famosa es la réplica de las zapatillas ‘Triple S’.

Los modelos 'speed' de ambas marcas.
Los modelos 'speed' de ambas marcas.

La lista de ZARA y los plagios es muy larga. En México las polémicas han sido varias, desde la copia de la marca de las ‘bolsas del mandado’, las que se usan para ir a hacer la compra, a una apropiación cultural de las que más duelen, como pasó en 2018 con el diseño de bordados de la comunidad indígena de Aguacatenango.

Más evidente fue aún el plagio a las creaciones de una artista estadounidense independiente, Tuesday Bassen, que no tuvo más remedio de sacar a la luz lo que estaba pasando.

Conociendo toda esta información sobre imitaciones, lo lógico es pensar que los plagios son sólo triquiñuelas de empresas que quieren llegar a todas las carteras a costa de las marcas dirigidas hacia consumidores que nadan en la abundancia.

Error. También las marcas preferidas de los que más tienen recurren a las imitaciones.

La que más ha estado envuelta en este tipo de jaleos es Balenciaga. Conocida mundialmente fue su decisión de transformar las míticas bolsas azules de IKEA en bolsos extragrandes de lujo. Unas cuestan 50 céntimos y los otros la friolera de 1.700 euros. Tuvieron la suerte de que los suecos se lo tomaron con humor:

Cómo identificar una bolsa original Frakta de IKEA:

  1. Sacúdela. Si cruje, es la verdadera.

  2. Multifuncional. Puede cargar un equipamiento de hockey, ladrillos y hasta agua.

  3. Ensúciala. Una FRAKTA verdadera se puede limpiar con una manguera de jardín cuando se ensucia.

  4. Dóblala. ¿Puedes plegarla hasta que entre en un bolsillo? Si la respuesta es sí, enhorabuena.

  5. Mira dentro. La auténtica tiene una etiqueta de Ikea.

  6. El precio. Solo $0,99 -0,50€ en España-.

La compañía que no se tomó con tanto humor haber sido copiada por Balenciaga fue Vetements, que incluso lo denunció en redes sociales, exponiendo en público lo ocurrido. La culpa la tiene una simple camiseta.

A su vez, Vetements tampoco tiene las manos limpias en este aspecto. Su colección de primavera verano de 2020 presentó una camiseta en la que se podía leer ‘no dispares’, un diseño idéntico al que presentó tres años antes del diseñador árabe Khalid Qasimi, sólo que la gran firma puso su logotipo para diferenciarlas.

En fin, marcas y marcas recurren a la facilidad del plagio para generar ingresos millonarios. Unas con más suerte que otras a la hora de enfrentarse a demandas, pero está claro que caer en sus trampas no es una cuestión de clases.

VÍDEO | Los plagios más locos de Star Wars

Más historias que te pueden interesar: