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Miami, la ciudad más desigual de Estados Unidos

Downtown de Miami. AP

La noticia suele sorprender a muchos: la codiciada ciudad de Miami, en el extremo sudeste de Estados Unidos, se ha erigido en la punta de la lamentable lista de las ciudades donde más evidente se hace la brecha entre quienes tienen mucho y quienes no tienen cómo salir adelante.

Un estudio publicado por la revista Bloomberg a partir de los últimos datos de la Oficina del Censo revelan que la concentración disparatada del ingreso y del capital en ciertas zonas de la urbe y el aumento de una población marcada por la carestía e incluso por la indigencia, han propiciado este triste record.

En apenas un año, exactamente de 2014 a 2015, la desigualdad en los ingresos llegó a un alarmante 16,8%, luego de que se calculó la brecha existente entre el 5% de los ingresos más altos (aquellos que ganan más que el 95% de todos los demás hogares) y el 20% de los más escuálidos.

Para que se tenga una idea, esta cifra había sido de 17,6%, pero en un lapso de tiempo mucho mayor, en los siete años que van de 2007 hasta 2014.
Detrás de la Ciudad del Sol en esta lista de ciudades que poseen más de 250 mil habitantes se encuentran, por este orden, Atlanta, New Orleans, New York, Dallas, Boston, Tampa, Cincinnati, Pittsburgh y Washington DC.

Más empleos pero menor sueldo

“Hoy, Miami-Dade cuenta con más empleos de los que tenía en 2007 -resaltó Kevin Greiner, especialista del Centro Metropolitano de la Universidad Internacional de la Florida-. El problema es que la calidad, los salarios y el ingreso devenido de esas plazas creadas son considerablemente más bajos de lo que fueron en el pasado”.

La edificación de condominios y de torres para sectores de lujo en ciertos polos de la urbe ha creado una efervescencia en el sector de los bienes raíces, lo que ha provocado una subida enorme de los precios del alquiler, mientras por otra parte los salarios en muchos sectores siguen siendo los mismos de hace diez años.

De ahí que el cociente entre el valor de la vivienda y los ingresos medios brutos de los habitantes de Miami sea más que asfixiante. Cuando un ciudadano debe destinar el 44% de sus ingresos al pago de la renta, pues le queda muy poco margen para salir de la carestía y la estrechez, mientras en zonas vistosas pero reducidas de la ciudad como Brickell, Miami Beach, Downtown, Pinecrest y otras, se nota la prosperidad.

Ya se aprecia en la calle

Ya hace unos meses, en marzo de este año, la revista Forbes resaltaba que en Miami “la división entre ricos y pobres de la ciudad es ya visible desde la calle”, y se preguntaba si esta urbe les permitía a los pobres crecer “o al menos mantener un mejor nivel de vida que el lugar de dónde provienen”.

Esta publicación apuntaba que la constante entrada de la inmigración resultaba un factor de peso, toda vez que, mientras que una cifra considerable de rusos, brasileños y argentinos había escogido a Miami como lugar de residencia, en paralelo se había producido durante años una llegada masiva de migrantes provenientes de Centroamérica y el Caribe, que “a menudo no tienen educación, vivieron previamente de la agricultura o en barrios marginales, y no hablan inglés”.

Que Miami se haya convertido en un “punto de encuentro de ambos grupos” determina, según Forbes, la desigual que manifiestan las estadísticas.
Sin embargo, la publicación insiste en que, pese a todo, la ciudad “se ha desempeñado bien”, porque siempre ha sabido recolocar de manera natural a los diferentes grupos con los que trata, ya sea del primer o del tercer mundo.

Según Forbes, el financiamiento de “un buen sistema de educación pública que integra una gran población que no habla inglés”, así como la construcción de carreteras y de toda la infraestructura urbana, hacen que, a pesar de lo anterior, en Miami no sea visible la imagen lamentable de otras ciudades de los Estados Unidos como Detroit, Cleveland o St Louis.