Micromanagement extremo: la trampa mortal que están cometiendo los jefes, da pérdidas y sabotea el éxito

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Vivimos actualmente en un mundo empresarial que está cada vez más centrado en la innovación y la agilidad. Sin embargo, hay una sombra tóxica que se cierne sobre muchos lugares de trabajo: el micromanagement extremo.

Este estilo de gestión, que implica un control rígido sobre cada detalle del trabajo de los empleados, no solo mata la moral, sino que también ralentiza la productividad, hace que se pierda dinero, se agota al personal, y, claramente, no se alcanzan los resultados de una manera óptima.

Según una encuesta de Gallup (2023), el 75% de los empleados que experimentan micromanagement extremo reportan altos niveles de estrés, y un 55% planea dejar sus empleos en un plazo de dos años. Por eso es que el costo de esta mala práctica es gigantesco, tanto en términos humanos como económicos. Entonces, la verdadera pregunta es: ¿Por qué sigue ocurriendo y qué se puede hacer al respecto?

Cómo se manifiesta el micromanagement extremo 

Un seguimiento no es lo mismo que el micromanagement extremo, porque en este caso sus efectos son devastadores y generalizados. De hecho, hacer seguimiento, pautar plazos y supervisar es parte de la labor de cualquier buen manager o líder.

Si trabajas en una empresa donde los jefes necesitan supervisar hasta el más mínimo detalle, probablemente hayas sentido la asfixia. Las decisiones que deberían ser rápidas se dilatan en reuniones interminables y sin conclusiones reales, y los colaboradores talentosos, que podrían brillar si tuvieran libertad, terminan encasillados en tareas insignificantes y repetitivas, lo que provoca un desgaste progresivo.

La raíz psicológica del micromanagement

Los jefes que micromanejan no lo hacen por maldad, sino por miedo. Miedo al fracaso, miedo a perder control, miedo a perder poder, miedo a que nadie "lo haga como yo", y miedo a que sus equipos no estén a la altura de sus expectativas.

Lo irónico es que este exceso de control genera exactamente aquello que buscan evitar: equipos desmotivados, menos innovadores y mucho menos productivos. De hecho, un estudio de Harvard Business Review reveló que las empresas donde prevalece el micromanagement tienen un 30% menos de innovación y experimentan una mayor tasa de rotación de personal.

Los 5 pasos claves para cambiar 

La jefatura tradicional basada en control está obsoleto en el mundo empresarial moderno. Es fundamental entender que el micromanagement no es solo un problema del personal que lo sufre, sino de los malos jefes que lo ejercen. Por eso, hay que entrenar a los jefes y gerentes para que corrijan sus comportamientos nocivos. Lo recomendable es que pasen a ser líderes con toda la dimensión del término.