Una suscripción al estilo Netflix para volar: resurge la idea en el sector aéreo
De la misma forma que pagamos mensualmente el gimnasio o servicios como Netflix o Spotify, más temprano que tarde podríamos disponer de la opción de pagar una tarifa plana por viajar en avión. La idea de adoptar un sistema de suscripciones se baraja como una de las formas más rápidas para recuperar el volumen de ingresos previo al confinamiento.
Este modelo de negocio ha permitido que algunos establecimientos, como los gimnasios, hayan conseguido mantener cierto nivel de ingresos durante la pandemia, pero no es el caso de las compañías aéreas. La pandemia ha obligado a muchas personas a no desplazarse durante meses; sin viajeros, no hay ingresos y, sin ingresos, estas empresas no tienen forma de hacer frente a sus gastos fijos.
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La aerolínea mexicana Volaris, que se sirve de la tecnología de la startup española Caravelo, ya ofrece a los viajeros la posibilidad de pagar 25 euros al mes (sin tasas aeroportuarias) por un billete de ida y vuelta a un destino nacional. Este sistema podría triunfar, sobre todo, con el segmento de la población que viaja todos los meses por trabajo o para visitar a sus familiares en el extranjero.
Sin embargo, su rentabilidad es cuestionable para viajes largos, así como tampoco sería posible un modelo de aerolínea basada solo en la suscripción, puesto que la gran mayoría de la gente no se desplaza en avión con demasiada frecuencia.
En el caso de España, por ejemplo, sí podría funcionar para rutas con los vecinos Portugal y Francia o con Reino Unido y Alemania, dos de los destinos preferidos por los estudiantes y trabajadores españoles que emigran. Así, se convertiría en una opción muy interesante que permitiría a los interesados viajar entre países varias veces al año, ahorrando mucho más dinero que comprando los billetes por separado.
¿El modelo de negocio del futuro?
Según datos del INE, el medio de transporte más afectado por el coronavirus ha sido el avión, con un descenso del 99% de los vuelos en abril frente a los registrados en 2019. También se trata del mayor desplome experimentado por la aviación española desde que se tienen datos: Aena ha comunicado una caída del tráfico aéreo del 99% en mayo. Por tanto, este ‘invento’ podría ser una opción muy factible para recuperar la actividad en el sector aéreo e invitar a los pasajeros a volar de nuevo, siempre manteniendo la distancia social y extremando la higiene.
No obstante, esta idea no es nueva. Tal y como explica Business Insider. algunas aerolíneas, como Northwest o Delta, la intentaron implantar a principio de los 90, pero dejaron de hacerlo a mediados de la década, al no resultar tan rentable como habían imaginado. Sin embargo, el mundo ha cambiado por completo en los últimos 30 años. Ahora, vivimos en una sociedad en la que lo personalizado triunfa, donde los consumidores están dispuestos a pagar una cantidad fija cada mes a cambio de un servicio de calidad adaptado a sus deseos y necesidades. Teniendo en cuenta el éxito de gigantes como Netflix, Spotify o Amazon, ¿qué les impide a las compañías aéreas triunfar de la misma forma?
La cuestión está en saber trasladar el modelo de negocio de un sector a otro. El primer paso, además de definir bien el target y las rutas, es calcular el precio máximo que pagarían los viajeros por su suscripción mensual, teniendo en cuenta también que la capacidad adquisitiva del cliente ha mermado enormemente con la crisis. En este sentido, las aerolíneas low cost lo tienen más complicado, por sus altos niveles de ocupación y las tarifas tan bajas que ya manejan. Además, tecnologías como el big data permiten recopilar las preferencias de los viajeros, dando lugar a la posibilidad de hacer recomendaciones customizadas para cada suscriptor o de ofrecerles los mejores billetes.
Tien Tzuo, consejero delegado de Zuora—empresa que, como Caravelo, proporciona software para implantar servicios de suscripción— y fundador de este concepto, afirma que “todas las compañías deben convertirse en compañías de la suscripción”. Aunque todavía es pronto para saber si las suscripciones mensuales se generalizarán en el sector durante los próximos años o si se estancarán como en los 90, todo apunta a que estamos ante el modelo de negocio del futuro.
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