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Mourinho y el último tren en Inglaterra

Londres, 19 abr (EFE).- Con el fracaso de José Mourinho en el Tottenham Hotspur, donde no ha podido ni completar una sola temporada entera, se marchan muchas de las opciones del portugués de seguir entrenando en la élite de Inglaterra, tras su paso previo por el Chelsea, en dos etapas, y el Manchester United.

Su llegada al norte de Londres, en sustitución de un Mauricio Pochettino al que se le acabó el ciclo en White Hart Lane, marcó un reinicio para Mourinho, que bajaba un escalón, de Chelsea y Manchester United, para unirse a un proyecto en auge que había alcanzado la final de la Champions unos meses antes, e intentar lavar su imagen tras el viaje de Old Trafford.

Porque Mourinho no salió bien ni del Chelsea, donde rozaba las posiciones de descenso en 2015 cuando fue despedido, ni del United, enfrentado con la plantilla y fuera de las posiciones de Champions League.

Y tampoco lo hace de un Tottenham donde paulatinamente perdió el apoyo de la plantilla al criticar su actitud en partidos como la vuelta de la Europa League contra el Dinamo de Zagreb, que les levantó un 2-0. "Parece que no se lo tomaron en serio", reveló Mourinho, atacando al núcleo de sus jugadores como ya hizo en el pasado en el Real Madrid, el Chelsea o el United.

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"Fue contra nosotros", dijo Pogba recientemente en una entrevista con Sky Sports, recordando la etapa de Mou en el conjunto de Mánchester.

Y es que han sido también frecuentes las críticas al portugués por su libreto caduco, por ser incapaz de crear soluciones en el campo cuando Harry Kane no ha estado o cuando Gareth Bale o Heung-min Son no le podían sacar las castañas del fuego.

Ni siquiera cuando el equipo fue líder de la Premier, en un corto periodo de tiempo en diciembre, convencían. Ganar a cualquier precio fue la máxima de un equipo que no hacía disfrutar al aficionado y que tenía a adelantarse pronto en el marcador para echarse atrás y defender minutos después. El partido que el West Ham les remontó desde 3-0 abajo es el ejemplo más claro del declive del método Mourinho.

El Tottenham salió a muchos partidos como el Real Madrid del 2010-2013 o el United del 2016-2018, como si no fuera un grande, acogotado atrás, a la espera de un error o un balón parada. Aguantar para llegar vivo a los minutos finales y dar un paso adelante. Así se le marcharon los partidos contra el Liverpool, Chelsea, Manchester City, Arsenal y Manchester United.

Solo la Copa de la Liga era el rayo de esperanza de Mourinho, que podría alzarse como el salvador al recoger el primer título para los 'Spurs' en 13 años, desde que lo lograra Juande Ramos. Pero Daniel Levy no le ha permitido tener ese gusto, le ha fulminado cinco días antes de que se midiera al Manchester City de Pep Guardiola en Wembley.

Mourinho se marcha con el equipo séptimo, a cinco puntos del objetivo de estar entre los cuatro primeros de la Premier, eliminados en la Europa League y en la FA Cup y con el único gusto de una Copa de la Liga en la que no serán favoritos contra el City. Encima, su despido coincide con la creación de la nueva Superliga, complicando una futura presencia del técnico luso en la competición.

Manuel Sánchez Gómez

(c) Agencia EFE