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Myriam Moscona: de lo que "más disfruto en la escritura es la ebanistería"

México, 28 ene (EFE).- Para la poeta mexicana Myriam Moscona, premio Xavier Villaurrutia de 2012, el gozo de hacer literatura está relacionado con su obsesión al editar los textos, la cual asume con el cuidado de una ebanista al trabajar la madera fina.

"El lenguaje me interesa muchísimo. Una de las tareas que más disfruto en la escritura es la ebanistería; ese momento cuando corriges, quitas las rebabas y haces que un texto crezca en musicalidad", aseguró la autora este sábado en una entrevista con EFE.

Moscona acaba de publicar su segunda novela, "León de Lidia", publicada por el sello Tusquets, un viaje al pasado, en el que la narradora abreva de su herencia mexicana, búlgara y sefardí y rinde tributo al judeoespañol, lengua minoritaria de sus abuelos.

"Fue tanto lo que puse en ‘León de Lidia’ que me vacié. Tengo la impresión de que ya no podré escribir más. No digo que eso va a pasar, pero así me siento", explicó.

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En 2006, Myriam visitó Bulgaria, tierra de sus padres, donde investigó sus orígenes y 6 años después publicó su primera novela "Tela de Sevoya", con la cual ganó el Villaurrutia al mejor libro del año.

"En un principio, concebí 'León de Lidia' como una especie de díptico de 'Tela de Sevoya', pero cada vez lo veo más separado. El espacio de la acción es el mismo, México y Bulgaria; algunos personajes vuelven a salir, pero este libro no es la segunda temporada del primero", afirmó.

EL ARTE DE CONVERSAR CON LOS MUERTOS

Sobreviviente del terremoto de 2017 en la Ciudad de México, en el que perdió su casa, Myriam suele flirtear con la muerte. Lo hace en sus libros de poesía y lo repite ahora en una novela con muertos poéticos.

-¿Usted se comunica con sus muertos?

“Por supuesto que sí, siempre hay un diálogo. Yo converso con mis muertos todo el tiempo; si son importantes, sigo el diálogo con ellos, a pesar de que físicamente ya no están”, aseguró.

En la nueva novela, la protagonista escapa del pasado. Se va a la colonia (barrio) Nápoles de la capital mexicana, y busca a un anciano amigo de su padre, quien le cuenta una historia del hombre en la guerra, relacionado con una muerte.

Otro personaje, la tía Tante Blanche, es una mujer rebelde, que rompe las reglas misóginas de inicios del siglo pasado. Moscona la rescata del más allá, cuenta sus actos de irreverencia y la convierte en uno de los personajes más bellos de su obra.

"La muerte es un tema que me mueve el piso desde mi primer libro, la muerte y los muertos, que no son lo mismo. También la frontera entre la vida y la muerte, a veces tan tajante; a veces menos", reflexionó.

MAESTRA DE LA PRIMERA PERSONA

Este mes, el novelista Elmer Mendoza escribió una reseña de "León de Lidia" y empezó con una frase lapidaria: "Myriam Moscona, eres una maestra de la primera persona". Dejó sin palabras a la poeta, sorprendida por el elogio.

"La primera persona me interesa como un medio de exploración. Tiene ventajas y también limitaciones porque una primera persona no tiene la naturaleza de un narrador omnisciente capaz de meterse dentro de tu conciencia; por otro lado, el compromiso que implica usar esa primera persona, me mueve mucho", confesó Myriam.

Amigos, lectores y periodistas suelen cuestionarla sobre qué tanto hay de verdad en su libro. Myriam los mira de reojo y nunca sabe qué decir.

"Todo es un gran sí y un gran no. Tante es un ejemplo para hablar de qué tanto hay de inventiva en el libro. En la familia hubo una mujer que perdió un hijo y lo guardó en una botella de formol, pero todo lo demás sobre ella en el libro es una construcción sobre cómo era una mujer liberal a principios del siglo XX", reveló.

De joven, Myriam Moscona quiso ser pintora. No tenía talento. Entonces decidió pintar con palabras y asumió la escritura con oficio de ebanista.

(c) Agencia EFE