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Cómo New México invirtió en salud mental

Cuando Atanacia Salazar, residente de Anthony, New México, se contagió con COVID, no sólo la enfermó físicamente. Un año después, sigue luchando contra los efectos en su salud mental. Fue hospitalizada y recuerda los momentos en los que creyó que iba a morir.

"Sólo recuerdo mucha de gente corriendo de un lado a otro, las enfermeras, todos. Nadie me respondía, me pusieron boca abajo. Recuerdo sentirme muy cansada, como si no pudiera respirar,” dijo. "Mi respiración era cada vez más rápida. Le estaba pidiendo a Dios que me ayudara a controlar mi respiración porque yo ya no podía hacerlo.”

"Luego, lentamente, poco a poco, mi respiración empezó a mejorar. Después de un rato, me posicionaron de nuevo de espaldas. La enfermera que estaba allí dijo que parecía que me había rendido, como si quisiera morir. ¿Cómo pudieron pensar eso?" preguntó Salazar, luego pensó un momento y añadió: "Sí, quizá en ese momento sí quería rendirme, sólo morir, porque fue muy duro."

El trauma físico persiste, dijo, incluyendo sensaciones escalofriantes con la más mínima brisa desde su recuperación. Pero lo más preocupante para ella es la carga emocional que queda del COVID, dijo.

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"Ahora mismo, lo que queda de mí es diferente de lo que era antes. La persona que era antes nunca quería estar en casa, nunca. Quería estar fuera. Era muy extrovertida.” dijo. "No sé qué me pasó. Una parte de mí es muy diferente ahora.” Tiene miedo de enfermarse y de la incertidumbre de la pandemia. Pero también ya no disfruta de las cosas que alguna vez disfrutó, y rara vez tiene ganas de salir de casa, un síntoma común de la depresión.

Si usted o un ser querido está luchando con una crisis de salud mental, hay ayuda disponible. Llame a Crisis y Acceso de New México al 1-855-662-7474 (llamada gratuita). ¿No está en crisis pero aún necesita hablar con alguien? Llame o envíe un mensaje de texto a la línea de apoyo Peer to Peer de New México al 1-855-466-7100 (llamada gratuita).

Jagdish Khubchandani, quien fue el autor principal de un estudio publicado en el Journal of Public Health que hizo un seguimiento de la depresión y ansiedad durante la pandemia, no está sorprendido por síntomas como los exhibidos por Salazar.

"Cualquiera que haya tenido COVID, afecta a su cerebro,” dijo Khubchandani. Además de los posibles impactos de la infección, está el miedo persistente por uno mismo y por los que te rodean: ¿Sobrevivirás? ¿Enfermarás a otros?

Khubchandani y otros dicen que la pandemia permanecerá con nosotros durante mucho tiempo, tanto en las infecciones como en los impactos continuos sobre la salud mental. El sur de New México es particularmente vulnerable, debido a su demografía, y los líderes están trabajando para asegurar que la región y el estado tengan los recursos que necesitan para apoyar a las personas que aún luchan con los impactos psicológicos de los últimos dos años y medio.

Una historia de falta de financiación

Años atrás, cuando Khubchandani iba a la escuela de medicina en la India, le preguntó a uno de sus supervisores por qué tantos centros de salud mental carecían de personal y fondos.

"El supervisor dijo que nadie quiere invertir en personas con afecciones de salud mental. Dijo: ¿Qué gana la sociedad invirtiendo en ellos?” recordó.

Khubchandani, que ahora es profesor de ciencias de la salud pública en la Facultad de Salud y Servicios Sociales de la Universidad Estatal de New México, dijo que la época de ansiedad del COVID ha demostrado que su antiguo supervisor estaba en lo incorrecto: el apoyo a los centros de salud mental es, de hecho, esencial para la sociedad.

Antes de la pandemia, cerca del 20% de la población mundial, incluídos estadounidenses, tenía algún problema de salud mental diagnosticable, de acuerdo a su investigación. "Pero ahora en Estados Unidos estimamos que desde una quinta parte de la gente, hasta al menos un tercio de la gente, tiene serios problemas de salud mental. Las tasas de depresión y ansiedad se han disparado,” dijo Khubchandani.

Incluso antes de la pandemia, los estados económicamente desfavorecidos como New México solían tener dificultades para proporcionar una adecuada atención de salud mental. Pero los funcionarios estatales dicen que, desde el comienzo de la pandemia, el estado ha invertido más en tratamientos de la salud mental y abusos de sustancias.

"El estado recibió $16,4 millones de dólares adicionales en ayuda federal para la pandemia a través de ARPA para servicios de tratamientos de salud mental y abuso de sustancias,” declaró Charles Sallee, subdirector del Comité Legislativo de Finanzas de New México, en un correo electrónico.

Dijo que la legislatura también aumentó fondos estatales para la salud del comportamiento en esta última sesión a través de Medicaid y otros fondos comunes, e implementó un requisito para "no eliminar a nadie de Medicaid,” quien es el pagador principal del estado para los servicios de salud mental.

Otros fondos para la salud mental incluyen:

  • $20 millones para ampliar la red de proveedores de "servicios de comportamientos de salud mental y bienestar infantil basados en evidencias"

  • $50 millones apropiados por la legislatura estatal para expandir la capacidad de enseñanza en la Universidad Estatal de New México y la Universidad de New México Highlands para aumentar el número de graduados en trabajo social

  • $8,7 millones de la la Subvención Global para Servicios Mentales de la Comunidad

  • $7,7 millones de la Subvención Global para la Prevención y el Tratamiento del Abuso de Sustancias

Un informe del 22 de marzo de la Comisión Legislativa de Finanzas de New México refleja que un total de $49,1 millones en fondos federales de estímulo para la pandemia fueron asignados a subvenciones en el estado para el uso de sustancias y la salud mental.

Para personas como Lievano Ramírez, residente de Columbus, el tratamiento de salud mental probó ser esencial para sobrevivir a la pandemia. Ramírez dijo que el estrés de estar aislado en su casa y la incertidumbre de vivir en medio de una pandemia lo preocupaban cada día.

Todos en su casa estaban enfermos, recuerda, y su mujer y su cuñada estaban "en la cama, pareciendo estar inconscientes,” dijo. "Tenían toallas mojadas en la cabeza debido a las fiebres, fiebres horribles.”

La angustia de contagiarse de COVID — y un inesperado ataque de meningitis — acabó por abrumarlo.

"Incluso me pusieron en un pabellón psiquiátrico. Fue muy duro. Me internaron porque me estaba volviendo loco. Toda la locura por el COVID-19, por estar dentro de la casa, por tener que quedarme ahí. No sé qué pasaba por mi cabeza.”

Se quedó en un centro de salud mental durante tres semanas por su ansiedad, dijo.

"Me dieron pastillas para ayudar a rehabilitarme, mejoré y me dieron el alta. Pero tuvo un duro impacto en mí toda esta pandemia.” Nunca contrajo la enfermedad.

Investigadores dicen que la demografía de New México significó que era vulnerable a los impactos en la salud mental cuando golpeó la pandemia.

"Hemos visto en nuestra investigación que personas con hogares de menores ingresos han sido más propensas a reportar impactos negativos en la salud mental" durante la pandemia, dijo Nirmita Panchal, analista principal de normas de la Fundación Kaiser Family, un grupo de expertos en normativas de salud.

La región del sur es más pobre, con $7.000 menos de ingresos medios que el promedio del estado — y tiene menos educación, con cerca de un ocho por ciento menos de su población teniendo al menos una licenciatura que el promedio del estado.

Los 13 condados más al sur de New México son también casi la mitad hispanos, de acuerdo a las últimas cifras del Censo de Estados Unidos. Un análisis de condado por información del Censo de EE.UU. realizado por el Southern New Mexico Journalism Collaborative también muestra que el 12,7 por ciento de los 617.000 residentes del sur de New México son inmigrantes, en comparación con el 7,8 por ciento de los 1,4 millones de residentes del norte de New México.

Las comunidades negra e hispana han reportado un mayor nivel de síntomas de ansiedad y depresión a lo largo de la pandemia. “Esto también llega en un momento en que estas comunidades también han experimentado mayores tasas de COVID y muertes relacionadas con COVID,”” dijo Panchal, y agregó que "la información más recientes sigue mostrando que los adultos hispanos son más propensos a reportar ansiedad y depresión en comparación a los adultos blancos."

Con una tasa de desempleo del 5,3 — la segunda más alta del país — New México está en una situación de desventaja adicional, dijo Panchal.

Incluso con las recientes inversiones del estado en la salud de comportamiento, New México aún está luchando para construir un sistema de salud mental que pueda adecuadamente proporcionar el servicio a su población.

El informe del 2021 del Comité de la Fuerza de Trabajo de la Salud de New México (Health Care Workforce), que fue destacado en junio por Searchlight New Mexico, muestra que el sistema de salud mental de New México tiene un promedio de sólo un proveedor de psicoterapia independiente por cada mil residentes.

Éxitos inesperados

A pesar de esto, habitantes del estado sorprendieron a algunos expertos durante los tiempos de prueba del COVID.

"Estábamos en el fondo, clasificados en términos de educación, de economía y atención sanitaria,” dijo Khubchandani. "Y a pesar de eso, tenemos que felicitar a la gente de New México que ha demostrado tanta resiliencia.”

Dijo que los indicadores nacionales le habían preparado para esperar que New México hubiera sido "el peor estado en ingresos, economía y salud,” durante la pandemia. "Pero eso no ocurrió... no somos los con peores resultados durante la COVID,” dijo.

Por ejemplo, el Banco de la Reserva Federal de Dallas, que mantiene una base de datos de indicadores económicos del sur de New México, informa que la economía de Las Cruces — el centro de población más grande de la región — se expandió en su período de reporte más reciente.

Dos años en pandemia, el informe afirmó que "las nóminas de Las Cruces están completamente recuperadas.”

El informe también muestra que múltiples sectores han experimentado ganancias netas de empleo, incluyendo el comercio, transporte y servicios públicos con 490 puestos de trabajo, el ocio y la hostelería con 335 puestos de trabajo, industria manufacturera con 298, y la educación y los servicios de salud con 80 puestos de trabajo de ganancia neta.

El impacto de la salud mental a veces va más allá de la medida de los indicadores económicos. Es el estrés privado en una familia, envuelto en la reclusión del aislamiento COVID, y luchando por afrontar la posibilidad de perder a un ser querido o dejar atrás a su familia.

Para Esaú Salido, un residente de 51 años de Sunland Park, que estuvo cerca de morir a causa del COVID a principios de este año, su salud mental llegó a un punto crítico al darse cuenta de que sus seres queridos podrían tener que afrontar la dificultad de perder sus ingresos, que sostenían a su familia completa.

"Estaba pensando en mi familia, ¿cómo lo lograrían si yo no estuviera?" recuerda. "Si eres la cabeza del hogar y no estás, ¿cómo van a sobrevivir? Sabes que van a tener dificultades,” dijo en español.

Salido dijo que nunca buscó apoyo profesional de salud mental.

Eso le preocupa a Khubchandani, pero también atribuye el desempeño de mejor de lo esperado de New México ante la pandemia, a su profunda conexión y unidad comunitaria.

"En general, la gente de New México ha estado menos dividida por creencias religiosas, políticas y sociales. Y eso ha ayudado mucho,” dijo. "New México resulta ser una bonita parte del mundo en la que no se ve a la gente peleando mucho entre sí.”

También advirtió que la necesidad de ese tipo de resiliencia comunitaria y de apoyo a la salud mental no ha desaparecido.

"Nos estamos acercando a otra época difícil. Con los precios de la gasolina, la inflación y las elecciones. No serán tiempos fáciles para la gente en Estados Unidos, ni en todo el mundo este año,” dijo.

En una sociedad que valora poco la salud mental, dijo que las crisis emocionales actuales seguirán creciendo y más personas sucumbirán a condiciones mentales debilitantes como la depresión, la ansiedad y la dependencia de drogas.

"A menos que tengamos grandes medidas a nivel mundial, la gente en el fondo tendrá que cuidarse a sí misma," afirmó. Entonces, ¿qué puede hacer la gente? "La gente tiene que encontrar formas de hacer ejercicio, comer alimentos saludables, desconectarse de las redes sociales durante algún tiempo, para tener una rutina positiva — una rutina saludable — y de estar al margen mientras la tormenta va y viene."

This article originally appeared on Las Cruces Sun-News: Cómo New México invirtió en salud mental