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Ni en casa, ni en la oficina: cómo trabajar en el hogar de un desconocido puede ser beneficioso

En una era en la que la digitalización ha favorecido el fin de las rigideces en cuanto a los patrones laborales, una nueva modalidad de sistema de trabajo ha empezado a cobrar importancia en algunas ciudades.

Ya no se trata de que cada vez hay menos interés en concentrar a veinte o a doscientos empleados en una misma superficie, un método antiguo que cada vez resulta más caro; ni de que algunos trabajen desde sus hogares, a solas, sin interactuar físicamente con nadie a lo largo de toda la semana.

El movimiento Hoffice. Foto de Curbed.
El movimiento Hoffice. Foto de Curbed.

La nueva idea se resume de esta manera: sales de casa en las mañanas y entras en el domicilio de un desconocido, de alguien que ha prestado (o alquilado) su apartamento para que otros tres o cuatro desconocidos trabajen cada cual en lo suyo.

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Esta es la esencia de Hoffice, un movimiento de cooperación laboral iniciado en Suecia que promueve que empresarios, autónomos e incluso empleados a tiempo completo, todos de diferentes perfiles y profesiones, se junten en un mismo espacio totalmente privado.

Se trata de un proyecto que persigue el aumento de la productividad, el combate contra el aislamiento social que genera el trabajo individual y, obviamente, el mejoramiento de estados de ánimos vinculados a la felicidad.

De acuerdo con la página de Facebook que promueve esta nueva tendencia en la dinámica laboral, los 4 o 5 miembros de uno de sus grupos se comprometen a trabajar de manera silenciosa en periodos de unos 45 minutos, entre los cuales se realizan pausas donde estos se conocen, charlan, interactúan, se toman una taza de té o un café…

“A menudo, cuando estoy solo, puedo trabajar concentrado durante un par de horas, pero luego [estoy] muy distraído. La ayuda de otros me hace mucho más disciplinado”, reconoce Mårten Pella, de 28 años, asistente de investigación en la Universidad de Estocolmo, en declaraciones a BBC.

El movimiento Hoffice. Foto: Curbed.
El movimiento Hoffice. Foto: Curbed.

Pella funge como miembro de un grupo, pero también es el anfitrión, pues ofrece su domicilio para que a él acudan dos, tres o cuatro desconocidos con sus respectivas computadoras portátiles.

El movimiento Hoffice, que ahora mismo cuenta con 1.800 miembros tan solo en la ciudad de Estocolmo, fue fundado en 2014 por el psicólogo sueco Christofer Franzen, quien se horrorizó cuando cayó en la cuenta de que la mayor parte de su tiempo la pasaba a solas, trabajando en la mesa de su cocina o en cafeterías. De ahí que se le ocurriera la idea de intentar esta otra modalidad de gestión laboral junto a personas en situaciones similares.

Pero claro que aquí tiene mucho peso temas como la idiosincrasia y los hábitos de cada país. Hoffice es un fenómeno que ha logrado asentarse en Suecia, pues allí las personas no tienen el problema de confianza, el sentimiento de sospecha hacia el desconocido, que suele producirse en otras naciones.

De hecho, ni siquiera se verifican los antecedentes penales de las personas que se inscriben para acudir a uno de estos grupos de trabajo, como tampoco de quienes ofrecen sus domicilios.

“Cuando introdujimos el concepto en la India se convirtió en un gran problema, pues las personas se preguntaban ‘¿cómo puedo confiar en que alguien vaya a mi casa y no me robe?’, admite Franzen. “Los suecos no tienen realmente ese tipo de miedos”.

Una idea que empieza a extenderse

Al mismo tiempo que Hoffice, que funciona de manera gratuita, solo por el bien espiritual de cada persona implicada, existen plataformas similares en otras ciudades del mundo, y estas sí son de pago.

Desde Londres, Reino Unido, Spacehop ofrece a profesionales independientes y pequeños equipos la opción de rentar por unos 10 dólares diarios espacios en propiedades de extraños, quienes no obligatoriamente hacen acto de presencia durante el día. Ahora mismo, esta empresa reconoce disponer de 300 anfitriones a lo largo del Reino Unido, con un total 2.500 participantes.

En Francia, OfficeRiders funciona de la misma manera, con 1.500 espacios involucrados y más de 10,000 asiduos.

En ambos proyectos se concibe la existencia de una póliza de seguro contra robos y daños para los propietarios, mientras los usuarios tienen la opción de calificar siempre online la calidad de estos espacios.

Una percepción más profesional

“La introducción de un incentivo financiero agrega una capa de seriedad”, sostiene Joachim Wernersson, fundador de HeyWork, una plataforma sueca que capitaliza, promueve y gestiona financieramente un programa similar de trabajo desde el hogar. En HeyWork se les cobra a los invitados un mínimo de 20 dólares a la semana, y con esto se les paga a los dueños de propiedades.

“Si hay una transacción involucrada, los anfitriones toman con un poco más de seriedad el hecho de mantener el lugar limpio, haciéndolo profesional. Desde la perspectiva de los huéspedes también, una vez que hayas pagado por algo, estás interesado en asegurarte de que estás actuando correctamente”, precisa.

Este tipo de proyectos suelen ser atractivos para personas que sí trabajan en empresas tradicionales y dejan su casa o su apartamento vacíos durante todo el horario de trabajo, ya que por aquí puede entrarles un dinero suplementario que redondee su ingreso mensual.

Este curioso fenómeno, que ha empezado a repercutir en ciudades como Sao Paulo o Toronto, sostiene la teoría de que todos podemos ser más eficientes desde el punto de vista laboral cuando laboramos en períodos cortos bien estructurados.

“Estamos tratando de averiguar cómo esto afecta asuntos como liderazgo, creatividad, productividad y bienestar”, concluye Falkman. “Pero no me sorprende que estemos buscando lugares de trabajo más creativos y cómodos: eso es parte de ser emprendedor”.