No, Risto Mejide, tu caso y el de Tamara Falcó no son parecidos

Este fin de semana la prensa del corazón no paró de generar noticias. Por un lado, descubríamos que Risto Mejide y esposa Laura Escanes ponían fin a su relación tras siete años juntos y una hija en común, llamada Roma. Ellos mismos se encargaron de anunciar el fin de su historia a través de las redes sociales con mucha elegancia y amor. Por el otro, teníamos el caso de Tamara Falcó, que descubría, a la vez que toda España, que Íñigo Onieva, con el que se había comprometido días antes, le había sido infiel, lo que le llevaba a borrar de sus redes sociales el anillo que le regaló durante la pedida de mano. Algo que se entendió, claramente, como una ruptura sin más vuelta de hoja.

Este lunes, Risto Mejide apareció, como es habitual, en su programa de Cuatro Todo es mentira, y arrancó la entrega dando las buenas tardes y asegurando que tenía muchas ganar de estar en el plató. “Bienvenidos a todos, especialmente a la otra persona con la que me identifico mucho en este momento, básicamente porque es mejor que no entre en las redes sociales durante los próximos 20 años”, decía, para mandar después un beso a Tamara Falcó.

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Poco después, Risto quiso romper una lanza a favor de Tamara Falcó, y criticó que se hayan hecho muchos titulares tendenciosos. “Miraos el vídeo antes de hacer titulares... He dicho lo de Tamara Falcó por las redes sociales... Vaya prensa de mierda que hay en este país, así de claro”, criticaba el publicista, que quiso dejar claro que se refería a cómo ambas separaciones están dando mucho de qué hablar, y que en ocasiones, la gente se ceba de mala manera con la gente que se ve involucrada en una relación. Hasta ahí, todo correcto.

Sin embargo, el caso de Risto y Tamara, a mí, como espectador de la televisión, me parecen completamente diferentes. Se habrán hecho chistes sobre ambos, pero ahí acaba cualquier paralelismo. Risto y Laura han roto, en teoría, de mutuo acuerdo y por las buenas. Sin terceras personas de por medio, que sepamos. Con bellas palabras del uno al otro, con complicidad y respeto.

Lo de Tamara Falcó, sin embargo, ha ido por otros derroteros. Se están aireando infidelidades en una pareja en la que, en teoría, todo era ideal, en la que el pensamiento católico y tradicional tiene un peso muy importante, como la hija de Isabel Preysler se encarga de recordar cada vez que tiene ocasión. Todo sabe más amargo si tenemos en cuenta que no hacía ni una semana que ella anunciaba que se habían comprometido en otro programa como es El Hormiguero, donde trabaja como colaboradora.

En las redes sociales se habla de ambas rupturas, por supuesto, pero también de otros temas. No son los únicos que ven cómo su vida personal genera comentarios de un día para otro, algunos con la intención de hacer daño, otros que solo buscan una sonrisa en los demás. No hay que exagerar conque tendrán que pasarse dos décadas sin mirar su cuenta de Twitter o Instagram, porque adaptando aquel viejo refrán, no hay mal que 20 años dure.

Sobre el tema de que la prensa de este país es una mierda, ahí Risto debería morderse un poco la lengua. Nadie de los que nos dedicamos a la profesión de la comunicación estamos libres de cometer errores, de exagerar la realidad en un momento dado. Ni siquiera en su propio programa, Todo es mentira, y que está dedicado, en teoría, a desmentir bulos. Porque solo hay que pasar por su web para leer titulares que son imprecisos, como “La Infanta Elena se enfrenta a una reportera: "A mí me llamas Doña Elena”, cuando en el vídeo la hermana de Felipe VI solo dice “doña Elena”. Como si allí no se hubieran visto antes de hacer el titular, como bien critica él.

En cualquier caso, no he terminado ver el paralelismo de Risto con Tamara, por más que él haya decidido abrir el programa con esa similitud, esa identificación. El tiempo pondrá todo en su sitio, como ha pasado tantas veces, y las redes sociales acabarán encontrando nuevos temas que comentar y sobre los que hacer chistes con mejor o peor intención.

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