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OPINIÓN: ¿Año récord de migrantes? Interpretando las cifras

Migrantes que habían cruzado el río Bravo (o Grande) hacia Estados Unidos son trasladados el sábado 21 de mayo de 2022 por agentes de la Patrulla Fronteriza en Eagle Pass, Texas. (AP Foto/Dario Lopez-Mills)
Migrantes que habían cruzado el río Bravo (o Grande) hacia Estados Unidos son trasladados el sábado 21 de mayo de 2022 por agentes de la Patrulla Fronteriza en Eagle Pass, Texas. (Dario Lopez-Mills / Associated Press)

En lo que va del año fiscal que termina en septiembre, la patrulla fronteriza reporta 2,150,639 detenciones de migrantes -encuentros dicen ellos-, que buscaron entrar a Estados Unidos por la frontera con México. Si tomamos en cuenta solo el número de detenciones, esta cifra y la correspondiente a 2021 serían las más altas prácticamente desde que se llevan estos registros, contrastan con el récord anterior del año 2000 con 1.6 millones y aún no concluye el año fiscal. A la cifra mencionada se podrían agregar cerca de 200 mil que ocurrirían en septiembre. La cifra tiene varios ángulos que es necesario considerar.

No se trata de migrantes sino de detenciones, es decir el mismo migrante puede ser detenido varias veces y, siendo la misma persona, aparecería todas esas veces en la estadística. Los detenidos en su gran mayoría son devueltos a México en las horas siguientes y pocas veces desisten, por lo general reintentan el cruce. No hay estimaciones confiables acerca del número de intentos de un migrante antes de tener éxito, menos aun de los que no son capturados. Acaso habría que considerar que algunos polleros, los más confiables, incluyen en su tarifa hasta tres intentos de cruce.

Así, para deducir el número de migrantes a partir del número detenciones, habría que dividir la cifra entre el número promedio de intentos y sumar los que nunca son detenidos. Cabría además preguntarse la utilidad de esta política pública que detiene/devuelve sin atender el verdadero problema y solamente para que horas después se reintente el cruce.

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El número está también asociado a la capacidad de captura de la patrulla fronteriza. La lógica parecería indicar que, a más agentes, más detenciones y no necesariamente más migrantes y en ese renglón lo menos que podemos decir es que los años 2000 y 2022 no son comparables.

En la frontera con México, en el año 2000, la patrulla fronteriza tenía 8,580 agentes, mientras que en 2022 son el doble. Es decir, las 1.6 millones detenciones del año 2000 podrían significar más migrantes que las de 2022 por la sencilla razón de que se duplicó la capacidad de captura.

Quizá a algunos sorprenda que el mayor incremento en agentes, equipo y tecnología de detección de migrantes en su intento de cruce hacia Estados Unidos se dio en la administración de Obama. Sí, el mismo que se presentó en campaña como pro migrante. Cuando él entró había 13 mil agentes de la patrulla fronteriza en la frontera con México y solamente durante su primer mandato esa cifra pasó a 18 mil agentes.

La rigidez de la frontera y las características del cruce también han cambiado. Hoy los migrantes se ven obligados a intentar entrar a Estados Unidos por zonas alejadas de conglomerados urbanos, donde son más fácilmente detectables por la patrulla fronteriza. De hecho, esa es la lógica perversa de las bardas, obligarlos a cruzar por el desierto o las zonas más peligrosas del río Bravo.

Los años 2021 y 2022 tienen además otra característica. Recogen una demanda acumulada. El COVID y la complicidad AMLO-Trump para controlar los flujos migratorios inhibió temporalmente y de manera ficticia la migración. En el año 2020 hubo apenas medio millón de detenciones. Muchos migrantes al saber que el tránsito por México sería mucho más difícil y caro o que tendrían que esperar la gestión de su solicitud de asilo o refugio en México, todo ello por cortesía de AMLO y su canciller, prefirieron diferir sus planes de migrar. Además, como parte de la recuperación post-COVID, los negocios y las ciudades estadounidenses están llenas de letreros que dicen “we´re hiring”.

Del lado de los países de salida el mal manejo del COVID y la falta de oportunidades de desarrollo, apresuraron la decisión de partir. Empezando por México. Mientras que en 2019 hubo 237 mil detenciones de migrantes mexicanos en su intento de cruce, en lo que va de 2022 ya estamos en 744 mil. AMLO dice que vamos muy bien, “requetebien”, pero esa cifra dice otra cosa. La población en edad de migrar no creció, al contrario decreció y las detenciones se triplicaron, no es que haya más candidatos para migrar es que hay más presiones para irse.

En algunos países las condiciones de vida y permanencia se hicieron insostenibles y ahora hay un flujo importante de venezolanos, cubanos o nicaragüenses que huyen despavoridos de sus países.

Ciertamente, la cifra de detenciones no representa el número de migrantes, pero algo dice, sobre todo si consideramos que en los últimos diez años el número de agentes de la patrulla fronteriza no se ha modificado.

Por lo menos deberíamos pensar si todo lo que se ha hecho ha tenido algún efecto. Que los números sean los mismos o mayores debería de hacer evidente que poner más agentes, más bardas o detener por la fuerza a los migrantes en México, no son soluciones. Por el contrario, esas políticas han incrementado los riesgos de los migrantes, el número de fallecimientos en la frontera y los costos del viaje y han fortalecido a las organizaciones criminales.

Festejar las remesas y decir que vamos muy bien, tampoco resuelve nada.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.