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Oreja para el español Curro Díaz en Cinco Villas de México

Ciudad de México, 25 jul (EFE).- Una oreja pare el torero español Curro Díaz y un toro devuelto vivo a corrales del también español José Ignacio Uceda Leal, fueron lo más reseñable del festejo este domingo en la plaza de toros de Cinco Villas, en el Estado de México.

También participaron los mexicanos Uriel Moreno “El Zapata” y Ernesto Javier "Calita". Hubo toros de Torreón de Cañas bien presentados, pero descastados y sin fondo en general. Se registró un lleno del aforo permitido.

Una larga tarde de ocho toros dejó poco que destacar debido al juego de los astados y la falta de hambre de algunos de los "acartelados" debido a su veteranía.

Con 25 años de alternativa volvía a México José Ignacio Uceda Leal. A pesar de su longeva carrera, abrió plaza el Zapata, pues el mexicano recibió su doctorado en fecha previa al español.

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Tanto el Zapata como Uceda Leal buscaron pasar una tarde en los terrenos de sus necesidades y capacidades, más que en los que demandaban sus rivales.

El español naufragó con el manso sexto de la tarde que aunque fue dos veces al caballo, justificadamente, Uceda Leal no lo quiso ni ver tras comprobar cómo el toro hacía hilo en un revolcón que le propinó a un banderillero.

Sin mediar tanda alguna, tomó el estoque de matar y no logró pasaportarlo, por lo que tras los tres avisos reglamentarios el madrileño dejó irse vivo al de Torreón De Cañas.

Con su primero, José Ignacio estuvo aliviado hasta el extremo de no mostrar ni rastro del torero vertical que un día fue.

La oreja correspondió a Curro Díaz, de 24 años de alternativa, que tuvo en suerte los dos toros de embestida más diáfana del encierro. Al primero le dejó un par de buenos muletazos y logró rascarle la poco casta que el desfondado animal poseía.

Toreó Curro con pureza, pero interpretativa. Acabó la faena arrojando la muleta al suelo en la cara del animal, como gesto de desprecio a la poca bravura del astado.

Los pocos argumentos para la oreja quedaron disminuidos por un bajonazo. A pesar de ello el juez decidió otorgar el trofeo, no sin alguna protesta de los presentes.

Tuvo Díaz cerca la puerta grande con el séptimo de la tarde, algo más encastado y noble que los demás, por lo que pudo lucir en una buena vara de Carlos Domínguez.

Toro de embestida pausada al que Díaz sometió en una labor fluida, pero sin quietud ni cruzarse en demasía, por esto mismo el toro deshizo la faena saliendo cada vez más suelto.

El juez esta vez consideró acertadamente que la media estocada, caída pero suficiente, no era meritoria de oreja. El toro recibió un excesivo arrastre lento.

Tarde irregular de Ernesto Javier Calita, que con su primero erró al permitirle irse crudo del caballo y empezar más emotivo que centrado.

No logró fijar al toro que le superó en todo momento cortando el viaje paulatinamente. Con el que cerró plaza Calita esta vez sí fue expedito en su decisión de mandarlo al varilarguero.

El toro sin mucha casta no daba demasiadas facilidades, pero Calita encontró la distancia adecuada y logró dejar alguna tanda ligada de pases hondos. Una estocada bien ejecutada, pero no profunda, le privó de la oreja al mexicano.

Por su parte, Uriel Moreno "El Zapata" realizó su habitual exhibición heterodoxa.

Con su segundo realizó capotazos y demás suertes del gusto de sus seguidores.

Incluso, gracias al viaje limpio del toro pudo ejecutar muletazos relajado, siempre con distancia y poco estilo, con cachetadas y abrazos en los cuartos traseros de la res incluidos.

(c) Agencia EFE