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Oslo y Miami ya no son dos ‘Cenicientas’

Si a primera vista parecen opuestas por clima, lejanías y circunstancias, ambas podrían protagonizar otra versión de “Cenicientas” ya que guardan curiosas coincidencias: Miami y Oslo; ciudades donde la luz enceguece o se echa de menos; la cenital de una y la de medianoche de la otra. Hasta hace pocas décadas, poco favorecidas en sus respectivas regiones; en comparación con sus opulentas rivales Estocolmo y Copenhague, la capital noruega estaba en clara desventaja; mas pequeña, mas modesta, mas pueblerina. Asimismo Miami, asolada por droga y violencia, tampoco pasaba por un buen período, la somnolienta ciudad balnearia era un recuerdo de lo que había sido.

Pero al mejor estilo Cenicienta, en los últimos años todo cambió como por arte de magia. Noruega descubre petróleo, de la noche a la mañana se convierte en la vecina mas rica y Oslo deja de ser una “aldea de pescadores”. Miami se pone de moda, atrae capitales y emprendedores en una escalada que ni siquiera la pandemia logra detener.

De allí que una visita rápida a la capital noruega regale enseñanzas que Miami bien podría aprovechar pese a que pueda resultar demasiado tarde. En Oslo, la inversión en la gestión cultural deja boquiabierto, constatándose el flujo de dinero bien aprovechado que le ha permitido transformarse en nuevo polo europeo. El espectro es amplísimo, desde una arquitectura impactante, elegante, sólida y al mismo tiempo arriesgada hasta permitirse varios restaurantes con estrellas Michelín amenazando desbancar a Copenhague, clásico destino gourmet escandinavo. Oslo está y merece estar de moda.

Anécdotas aparte, el deslumbre llega con sus espectaculares centros culturales, por derecho propio convertidos en la máxima atracción turística de la ciudad. La Opera, el flamante Museo Edward Munch – que exhibe no una sino tres versiones del célebre “Grito” – el recién inaugurado Museo Nacional, el de arte moderno, la biblioteca pública más el museo de las naves vikingas en plena monumental renovación con fecha de apertura en 2026, son ejemplos que dejan pensando.

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Modelos para tener en cuenta que no sólo hablan bien de la ciudad sino de la siembra e integración de la cultura con y hacia todos los estratos de una comunidad de notable diversidad. Por ejemplo, la impresionante explanada de la Opera desciende suavemente hasta las aguas del fiordo, allí miles se sientan a presenciar espectáculos y cuando el tiempo permite, bañarse en sus aguas heladas. Rodeada de restaurantes, plazas y parques el inmenso predio invita al paseo e interacción. El edificio conecta con la nueva biblioteca, un prodigio interactivo poblado por gente de todas las edades, y con el mencionado Museo Munch. Este abanico de construcciones que se inició con la Sala de Conciertos de la Filarmónica de Oslo en 1977, y que hoy resulta algo anticuada (a este paso no tardarán en reemplazarlo), se ha visto coronado con estas tres últimas joyas a las que se suma el Astrup Fearnley Museum of Modern Art y el Tjuvholmen Sculpture Park, ambos diseñados por Renzo Piano, engarzando y culminando la cadena de hitos arquitectónicos que hoy jalonan la amplia, concurrida ribera de la capital, conformando una atracción irresistible tanto para turistas como para residentes. Ya no es sólo lo que estaba, léase el museo de la Kon Tiki, el Fram, los murales Munch en el aula magna de la universidad y el imprescindible Frogner Park (del originalísimo Gustav Vigeland, suerte de Gaudí noruego, con doscientas estatuas), Oslo ha sumado con inteligencia y visión de futuro una serie de opciones indiscutiblemente modélicas, obras que invitan civilización.

El Perez Art Museum Miami (PAMM) en Miami.
El Perez Art Museum Miami (PAMM) en Miami.

Frente a tanto y tan bien invertido, inmediatamente se piensa en Miami, su semejanza, su geografía, su abundancia, sus posibilidades y de cómo podría servirse del ejemplo noruego. Se piensa en el Arsht Center y la oportunidad perdida de verlo descansar sobre la Bahía de Biscayne franqueado por una espléndida ribera cultural uniéndola al Perez Art Museum Miami (PAMM) y aledaños que estimulara la circulación e interacción humana. Se piensa en los estériles condominios brotando como hongos, sin la infraestructura necesaria para sostener tanta población; ni mencionar la anónima similitud de tanto lujo en una arquitectura poco imaginativa, donde las excepciones son demasiado pocas. Quienes han visto su increíble – por no decir desmesurado – crecimiento en los últimos años tienen motivos para estar alarmados.Se piensa y se sueña en todo lo que pudo y podría ser. Se trata de visión y no de” falta de”.

De hecho, no todo está perdido mientras se navega por el intrincado mundo de los bienes raíces, política local y las oportunidades para recreación pública; hay mucha buena planificación y construcción que merece destacarse y valorarse. Se han conquistado espacios e importantes proyectos lograron concretarse pero, el tiempo apremia y mas soluciones deben implementarse cuanto antes. Miami todavía esta a tiempo para asumirse como genuina princesa urbana, al igual o rival de su lejana hermana boreal y no quedar en desventaja como urbe del futuro que quiere ser. El modelo y la oportunidad merecen aprovecharse e imitarse.