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Igualdad de género y hombres más participativos en el hogar: la nueva realidad tras la pandemia

Padres desempleados o que trabajan desde casa se muestran más activos en labores domésticas.
Padres desempleados o que trabajan desde casa se muestran más activos en labores domésticas.

Cuando intentamos trasladar nuestra mente a la etapa posterior a la pandemia son muchas las cuestiones que vienen a nuestra cabeza. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) insisten en que el mundo en el que estamos acostumbrados a vivir no será el mismo y los ministerios de Economía dibujan un panorama desolador en lo laboral y para nuestro bolsillos. Imaginamos una realidad desconocida, con limitaciones fronterizas y otra manera de ser consumidores, también con un distanciamiento social sin precedentes en el último siglo. Soñamos con un fortalecimiento de la sociedad y con la aparición de un liderazgo más consciente, sostenible y proactivo con las cuestiones trascendentales de nuestra era, las verdaderamente importantes.

Y por soñar que no quede, ¿y si este confinamiento sirve potenciar la igualdad de género en la esfera profesional y doméstica? ¿Y si las mujeres dejan de ser las cuidadoras principales de los niños, las que redoblan sus esfuerzos y multiplican su tiempo para trabajar y ser amas de casa al mismo tiempo? ¿Y si los estigmas relacionados con el rol del hombre y de la mujer desaparecen y se implanta un equilibrio generalizado al 50 por ciento?

Quizás este asunto deje de ser una quimera. Precisamente eso es lo que proponen cuatro economistas de tres universidades distintas en un estudio en el que predicen que una de las consecuencias de esta pandemia será un incremento de la igualdad de género. Matthias Doepke, Jane Olmstead (Universidad Northwestern), Titan Alon (Universidad de California en San Diego) y Michèle Tertilt (Universidad de Mannheim) han elaborado un análisis en el que, en su abstracto, afirman que hay varias fuerzas que empujarán a una ecuanimidad entre ambos sexos en el mercado laboral y, por ende, en el doméstico.

El teletrabajo está contribuyendo al cambio de hábitos en los hogares.
El teletrabajo está contribuyendo al cambio de hábitos en los hogares.

“En primer lugar, las empresas están adoptando de manera rápida acuerdos sobre flexibilidad laboral, que probablemente continuarán más allá de la pandemia. En segundo lugar, también hay muchos padres que ahora tienen que asumir la responsabilidad principal del cuidado de los niños, lo que puede erosionar las normas sociales que actualmente conducen a una distribución desigual de la división del trabajo en las labores domésticas y del cuidado de los más pequeños”, señalaron Doepke y sus compañeros.

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El estudio parte de la base de que, hoy en día, “una gran parte de la desigualdad de género en el mercado laboral está relacionada con una división desigual del trabajo en el hogar”. A pesar de los avances en igualdad, las mujeres siguen soportando una parte desproporcionada de las tareas domésticas (cocinar, limpiar y cuidado de los niños). Estos economistas mencionan un estudio reciente que concluye que la brecha salarial de género está estrechamente relacionada con los nacimientos de niños, una realidad que afecta más a ellas que a ellos. Esto significa que una distribución más equitativa en las labores del hogar disminuiría la brecha y brindaría oportunidades idénticas a hombres y a mujeres.

De esta manera, el estudio identifica dos corrientes de cambio. Por un lado, muchas empresas están tomando más conciencia de lo que conlleva el cuidado de los niños. Se trata de una de las consecuencias del teletrabajo, una nueva realidad que está forzando a dividir labores cuando ambos están empleados y desempeñan su labor desde casa. Si esta flexibilidad laboral se extiende más allá de la pandemia, el estudio anticipa que el cambio en el reparto de tareas también será la tónica general.

“Tanto las madres como los padres ganarán flexibilidad para satisfacer las exigencias combinadas de tener una carrera y dirigir una familia. Dado que actualmente las mujeres están más expuestas a estas demandas en pugna, se beneficiarán de manera desproporcionada”, agregaron.

Personal sanitario hace fila para ser contratados en México (Getty Images)
Personal sanitario hace fila para ser contratados en México (Getty Images)

Por el otro, existen millones de casos en los que los modelos de conducta no sólo se equilibrarán, sino que se invertirán. De esta manera, los hombres se convertirán en los principales portadores de la carga doméstica. Muchos médicos son mujeres, al igual que la mayoría de las enfermeras. Además, hay otros gremios que están resultando esenciales durante la crisis como el de los supermercados, las tiendas de alimentación y las farmacias, que tienen una alta proporción de empleo femenino.

“Una fracción considerable de las mujeres que trabajan en esas áreas están casadas con hombres que perderán su empleo durante la crisis o podrán trabajar desde el hogar (por ejemplo, muchas trabajadoras de oficina). En esas familias, muchos hombres se convertirán inevitablemente en los principales proveedores de cuidado de los niños”, aseveraron los autores del estudio.

En España, el Instituto Nacional de Estadística (INE). publicó en 2017 que, por primera vez, el número de mujeres colegiadas en Medicina superó por primera vez en la historia al de hombres. En Madrid, un 55,1 por ciento son médicas; en la Comunidad Foral de Navarra, lo son un 54,5 por ciento y en el País Vasco, un 53,8 por ciento. En Estados Unidos, las madres que trabajan en la industria de la salud y que luchan contra el Covid-19 en primera línea suponen un 78 por ciento de los puestos en todos los hospitales (alrededor de cuatro millones de mujeres), además, un 70 por ciento son farmacéuticas y un 51 por ciento trabajan en supermercados.

El estudio también muestra una comparativa con la situación que se vivió durante la Segunda Guerra Mundial, momento en el que se produjo un cambio en los roles de género en EE.UU. En aquella ocasión, millones de mujeres casadas entraron en la fuerza laboral por primera vez para reemplazar a los hombres en las fábricas. Especialmente las mujeres con estudios y blancas extendieron sus posiciones laborales más allá de la guerra. ¿Viviremos en esta etapa un incremento en el número de mujeres con mayores responsabilidades laborales y hombres más enfocados en las labores del hogar?

Estamos viviendo un momento histórico de consecuencias inevitables y es posible que una de ellas sea el cambio de una situación en la que las mujeres dejen de soportar la carga total de un segundo turno laboral no remunerado: el de sus hogares.

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