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La paradoja de la pesca: en Mar del Plata, más producción pero menos trabajo

Los emblemáticos barcos fresqueros marplatenses, en riesgo de dejar de trabajar en la zona

Mientras que se exporta el 95% del pescado que se descarga en los puertos marítimos, crece el modelo "congelador", con barcos que necesitan poca mano de obra ya que luego de la pesca, se cortan filetes con máquinas y se congelan a bordo sin demasiada intervención humana.

De otro lado del mostrador, los llamados "buques fresqueros", que también pescan, pero que utilizan mucha más mano de obra ya que el producto se descarga en el muelle para luego ser trasladado a la fábrica, donde se filetea a mano para luego ser congelado. Son los clásicos barcos color naranja de Mar del Plata, esos que los turistas suelen ir a ver al puerto como parte del programa de verano, y tan protagonistas de la postal marplatense como los lobos marinos, que también circulan por la zona. Pero si todo sigue igual, pronto la cadena fresquera dejará de existir, por lo menos en esta zona.

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En tierra el panorama es desolador. Aunque la estadística oficial de la Subsecretaría de Pesca marcó en 360 mil las toneladas desembarcadas en Mar del Plata en 2019 contra las 346 mil del 2018, la aplicación de retenciones agudizó los problemas de un sector que exportó por US$882 millones en el primer semestre de 2019 (2,9% de las exportaciones totales), según los últimos datos del Indec. Los principales destinos fueron la Unión Europea y China.

Del total exportado, crustáceos y moluscos participó con 69,4% (se destacaron los camarones y langostinos, enteros y congelados y los calamares congelados); pescados frescos y congelados participó con 29,0% (mayoritariamente merluza congelada, merluza en filetes y merluza negra congelada); y harinas y conservas participó con el 1,5%.

Cambio de hábito

Para sobrevivir como trabajador del pescado Iván Ruiz tuvo que cambiar el cuchillo filoso con el que cortaba merluza y sacaba dos filetes casi idénticos con la precisión de un relojero suizo. El obrero lo cambió por otro cuchillo, pero de plástico, más chico, con nada de filo, que utiliza para pelar y desvenar el langostino, la especie estrella del caladero nacional y el único que puede salvar a una industria pesquera marplatense que en los últimos años perdió miles de fuentes de trabajo. Quedan 2500 obreros registrados en una industria que supo tener más del cuádruple.

"El movimiento de la mano es distinto, no se hace tanta fuerza y al principio me dolían músculos que nunca me habían dolido, pero enseguida te acostumbras", cuenta Iván de su experiencia en el reprocesamiento del marisco, que le permitió trabajar todos los días de la semana, una regularidad que no tenía con la merluza.

El año pasado la flota congeladora descargó 130 mil toneladas mientras que la que pesca y almacena en cajones con hielo, la flota fresquera, declaró 127 mil del principal stock de merluza. De los 10 barcos que más merluza declararon en el 2019, los 10 son factoría. Una década atrás, la flota fresquera dominaba las descargas.

La producción de ambas flotas va al mismo mercado y la caída de precios impacta de manera diferente. Según el informe de coyuntura de la propia Subsecretaría de Pesca de la Nación, hasta noviembre se exportaron casi 90 mil toneladas de merluza hubbsi, con un valor promedio de US$2525 la tonelada. De ese valor hay que deducir las retenciones, del 9% mas el arancel que aplica cada país.

"En algunos países más de un 20% del valor del producto son barreras arancelarias", se quejan los industriales del puerto. En este escenario saca una mejor tajada el que menos costos de producción tiene. Y en esta carrera la flota congeladora corre con ventaja. Pero, como ya se dijo, es la que menos trabajo en tierra genera.

Exportación y consumo

La pesca nacional exporta un 95% de lo que se descarga en puertos marítimos. El consumo interno es muy bajo, menos de 10 kilos por habitante por año. Las políticas de promoción del consumo, los 19 de cada mes, "el pescado" en los sueños de la quiniela, chocan con precios altos dentro de un achatamiento del consumo por la crisis económica.

"El camino para Mar del Plata parece ir en ese sentido, reconvertirse y cambiar de cuchillo", señala Mariano Retrivi, armador fresquero y presidente de ALFA, una cámara que agrupa a armadores langostineros. "Tenemos una flota eficiente, con la mejor tecnología y más segura. Tenemos también la capacidad instalada para almacenar el pescado, pero falla el nexo entre ambos extremos: el corte del pescado. Las razones son, entre otras, la alta conflictividad. Hoy nadie piensa en crear empleo en tierra", define el empresario.

Fernando Rivera es el presidente de Caipa, la cámara que agrupa a los frigoríficos más importantes de la industria local y coincide con esa mirada. "No se ha podido encontrar la forma de resolverlo", asegura.

Cambios y globalización

El cambio de cuchillos llegó de la mano de Iberconsa, la empresa española que se hizo cargo del frigorífico y varios barcos del Grupo Valastro, uno de los pesos pesados del puerto local. A Iberconsa luego la compró el fondo de inversión estadounidense Platinium, que acaba de anunciar una inyección de capital de 9 mil millones de euros y es muy posible que amplíe su protagonismo en el escenario pesquero nacional.

El negocio pesquero se ha globalizado y en Mar del Plata, el principal puerto pesquero de Argentina, la situación es compleja. En el 2019 su puerto revalidó esa condición pero buena parte de los trabajadores del sector pasaron el año con bolsones de comida y subsidios

Sobre llovido, mojado

La aplicación del 9% de retenciones a todos los productos que exporta la pesca asoma como el tiro de gracia para la cadena fresquera que reprocesa (filetea a mano, entre otras actividades) en tierra. "Tenemos un costo de US$2800 la tonelada de filet de merluza y a ese precio vendemos a Brasil. Las retenciones directamente nos sacan del mercado", resume Fernando Mellino, presidente de Cafrexport.

Su empresa, 27 de Noviembre, es una de las que compone la cámara que agrupa a una veintena de frigoríficos exportadores que no tienen barcos propios sino que compran el pescado entero en muelle y emplean a más de 2 mil trabajadores.

En una de las reuniones de la mesa de competitividad pesquera que fomentó el gobierno anterior, el empresario Antonio Solimeno le explicó al entonces presidente Mauricio Macri que él ganaba mil dólares por tonelada exportando merluza de un barco congelador y perdía 200 dólares por cada tonelada exportada luego de ser reprocesada en su frigorífico modelo.

Esa asimetría no fue corregida en los últimos años y generó el fenómeno que registra la estadística: el hecho de que Mar del Plata, histórico puerto fresquero merluza dependiente, se transforme en el paraíso del pescado congelado. En tierra, los obreros peregrinan por subsidios.

"La estructura de costos es la misma", dice Rivera, que pide a las autoridades que vean como bajó el precio de los principales recursos que se exportan. "Bajaron los precios, se bajaron los reintegros por las devaluaciones. El problema es que acá no se soluciona ninguno de los problemas que generan sobrecostos para las empresas", remarca.

Distinguir entre grises

Pero la pesca marplatense está llena de grises. Tratar de distinguirlos y diferenciarlos es una tarea que por estas horas ocupa a las nuevas autoridades pesqueras que encabeza Carlos Liberman. "Estamos trabajando y estudiando distintas alternativas para poder encontrar soluciones que permitan sacar esto adelante. Vamos a defender el trabajo en tierra", aseguró un allegado al nuevo funcionario, ante la consulta de este medio.

"El sector fresquero necesita una política diferenciada en materia de retenciones, con una segmentación y reducción de alícuotas, o bien ir a un esquema de reintegros direccionados a la producción y agregado de valor a los productos elaborados en tierra", señala Diego García Luchetti, presidente de la Cámara de Armadores de Buques Fresqueros de Altura.

"La flota no se moverá del muelle hasta que haya números redituables", avisó Sebastián Agliano, de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera. Esta flota captura especies del variado costero. Casi todas requieren un reproceso en tierra, salvo la corvina que a los africanos les gusta entera.

"Ya se logró que China reduzca de 5% a 2% los aranceles de importación de langostino a partir de este año", subrayaron en la Subsecretaría. "Estamos preocupados por la diferencia de costos para productos iguales. Las retenciones sacan del mercado al que más costos tiene", subraya Federico Angelleri, gerente de Pesquera Veraz, un frigorífico que reprocesa merluza y también langostino en plantas patagónicas, donde opera su flota.

"Con el reproceso de langostino en tierra para hacer pelado y desvenado estamos dos dólares arriba del costo. Con el langostino "cola bloque" para reprocesar en terceros países la ecuación todavía tiene un poco de margen", reconoció el empresario.

"Mientras analizan variables económicas que mejoren la ecuación de especies de baja rentabilidad, como la merluza, desde ALFA le pedimos al estado estimular el trabajo en tierra recuperando especies como rayas o abadejo y a su vez inyectar en Mar del Plata langostino fresco", informó Retrivi.

La industria que exportó por casi US$2148 millones en 2018, y desde afuera asoma como de los pocos sectores que puede exhibir algún brote verde, al acercar la lupa descubre una foto con tonos sepias y grietas profundas.

"Hoy estamos mal pero si venís en marzo quizás estemos peor, con un dólar atrasado y el inicio de las paritarias de todos los gremios", coinciden los distintos actores portuarios. "Esto puede ser el final para lo que queda todavía en pie del trabajo ligado a la pesca en Mar del Plata", se lamenta Mellino, El frigorífico levantará la cortina durante la madrugada del día siguiente, una suerte que no tienen otros actores del sector.Hace unos días cerró el frigorífico Arte Pesca y despidió a más de 100 obreros. La empresa avisó que se hará cargo de las indemnizaciones aunque la gran mayoría no estaba registrado bajo convenio colectivo. "No me dan los números", les dijo Daniel Berasategui, un referente del frigorífico a los trabajadores cuando fueron a buscar explicaciones. Arte Pesca procesaba y exportaba merluza a los Estados Unidos.

Mercado laboral en crisis

Como en muchos de los campos de acción del mercado laboral actual, la tecnología avanza y hace que algunos procesos (no todos) sean mas eficientes. Ante este panorama, que es irreversible, los países desarrollados utilizan todas las herramientas a su alcance para agregar valor a los productos, o reconvertir a los empleados si no es posible hacerlo. En el sector pesquero no parecen haber demasiadas acciones en ese sentido, pero además, hay otros problemas que juegan en contra del empleo.

"Pedimos que se ordenen y modernicen los convenios laborales en tierra, bajar la litigiosidad y costos de las ART. Son acciones clave si queremos incentivar la generación de empleos y producción de tierra", solicita Diego García Luchetti, presidente de la Cámara de Armadores de Buques Fresqueros de Altura.

Mar del Plata es una ciudad con graves problemas de desempleo, a pesar de contar con uno de los puertos más importantes del país. Según el último informe del Indec, la desocupación en el tercer trimestre de 2019 fue de 10,2%, cuando la desocupación general fue del 9,7%. Se estima que hay alrededor de 33.000 marplatenses sin trabajo.

"La proporción de asalariados, llegó a un mínimo histórico de 62,8% y la subocupación llegó a niveles récord del 16,9%. Asimismo, la elevada proporción de asalariados no registrados (37,2%) da cuenta de la gravedad por la que atraviesa el escenario laboral actual", consigna un informa de la Universidad de Mar del Plata. Hay, además, 68.000 personas que no están registradas por lo que es urgente crear empleo de calidad.

En este contexto los barcos congeladores "corren" a los barcos fresqueros de la ciudad, ya que estos últimos parten a la Patagonia en busca del langostino, que sí necesita mano de obra.

La estadística oficial de la Subsecretaría de Pesca marcó en 360 mil las toneladas desembarcadas en Mar del Plata en 2019 contra las 346 mil del 2018. En todos los puertos se descargaron 775 mil toneladas. En los primeros 10 meses del año se exportaron 403 mil toneladas. Sus descargas crecieron más del 25% en relación al 2018. Más de la mitad de las descargas que recibió Mar del Plata, fue merluza.

¿Por qué si hay más pescado el Estado tuvo que proporcionar subsidios para los obreros?

Porque nadie apuesta al trabajo en tierra. "Solimeno o Moscuzza (las dos empresas más grandes de la actividad) tienen en promedio 800 trabajadores en blanco entre embarcados y en tierra. No reciben incentivos por la mano de obra que ocupan. Le metieron la doble indemnización y tienen que pagar cargas sociales por lo del adelanto de paritarias", se queja Rivera. "Solimeno quiere vender pescado en el mercado interno y estar en blanco representa quedar 50% por arriba del costo que tienen los que venden en negro", detalla Fernando Rivero, presidente de la Cámara de la Industria Pesquera Argentina (Caipa), Fernando Rivera.

Pero Moscuzza y Solimeno no tendrían muchos argumentos de queja. Lo que no pescan con sus buques fresqueros (pescado que involucra en su reproceso a peones, fileteros, envasadoras, calibradoras, planilleras, etcétera) lo hacen con los buques congeladores (barcos/plantas flotantes que cortan merluza con máquinas fileteadoras automáticas).

Esa flota declaró pescar más merluza que la propia flota fresquera de altura, los barcos rojos que se suelen ver en el puerto.

La salida española

Para defender el empleo en España, las autoridades bajan los aranceles a las exportaciones argentinas del sector pesquero, siempre y cuando ingresen al país piezas sin procesar, es decir, únicamente sin cola y sin cabeza. Llegan entonces con espina y escamas, lo que genera trabajo para los españoles. Si la Argentina quiere exportar productos con más manufactura, es decir, con empleo local, se suben los aranceles.

España por ejemplo, que prioriza su trabajo, tiene más alta la barrera para el ingreso de filet que de pescado entero. .