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La paradoja de los trans en Tailandia, el "paraíso LGTB" en Asia

Bangkok, 6 jul (EFE).- En Tailandia es habitual ver a personas transgénero trabajando en bares, bancos y hasta en un ministerio, pero paradójicamente este colectivo aún es discriminado legalmente en un país que ostenta el título de ser uno de los más tolerantes hacia la diversidad sexual.

Las personas trans carecen de derechos como poder cambiar su nombre o género en los documentos de identidad, aunque en junio el Parlamento apoyó varias propuestas para legalizar el matrimonio y las uniones de personas del mismo sexo, iniciativas que están en proceso de tramitación.

Tailandia suele presentarse como un paraíso del "turismo rosa", ya que muchas personas LGTB visitan el país, donde el sector turístico representaba antes de la pandemia entre el 12 y el 20 % del producto interior bruto (PIB).

Sin embargo, la realidad para los tailandeses LGTB es bastante distinta, ya que denuncian que el país carece a día de hoy de leyes y políticas públicas que garanticen un tratamiento igualitario.

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"Las personas LGTB en Tailandia aún no están protegidas legalmente por el Estado y no se nos otorga la igualdad de derechos que deberíamos tener como ciudadanos", explica a Efe Koko Kavindhra Tiamsai, quien trabaja para una plataforma digital de comida a domicilio en Bangkok.

Si bien actualmente ocupa un destacado puesto en una compañía multinacional, Koko creció en el seno de un típico hogar "patriarcal" en Surin, una provincia en el noreste rural del país.

Desde una temprana edad, explica que tuvo que aprender a lidiar con el acoso y prejuicios en la familia, la escuela y el trabajo.

"Crecer como una persona trans en una sociedad y una familia así de patriarcal fue muy desafiante. Mi padre era un policía y tenía expectativas muy altas para que yo accediera a la academia de policía y actuara como un hombre. Entonces no fue realmente una infancia agradable y memorable para mí", recuerda.

Si a primera vista la sociedad tailandesa es más tolerante con el colectivo LGTB, en especial en comparación con otros países asiáticos, Koko asegura que se trata de una "falsa imagen de tolerancia", atribuida, entre otros factores, a que los tailandeses no tienen una naturaleza de "confrontación".

"Pero que no te peguen en la calle, como ocurre en otros países, no quiere decir que haya una aceptación", matiza.

Actualmente, la ley tailandesa solo reconoce como identidades de género la masculina y la femenina, al tiempo que las personas trans no pueden cambiar sus nombres en el pasaporte y las personas del mismo sexo no pueden casarse o adoptar hijos.

"El indicador que dice si un país es tolerante o no es la existencia de leyes y de un sistema que incluya y respalde a todos. Entonces decir que Tailandia es un país tolerante con los LGTB no es cierto", sostiene Kath Khangpiboon, activista y profesora de la prestigiosa Universidad de Thammasat en Bangkok.

CAMBIOS A MARCHA LENTA

Según el colectivo, la raíces budistas de Tailandia, la profunda inestabilidad política en el país y los estragos económicos dejados por la pandemia de la covid-19 hacen que la agenda LGTB se quede en un segundo plano en el debate público.

Así, las propuestas de ley de matrimonio y uniones igualitarias se están debatiendo una década después de que se presentaran las primeras iniciativas.

"Muchos, sobre todo entre las generaciones más mayores, aún tienen esa mentalidad de que los trans podemos vivir entre ellos pero no como ellos. Todavía creen que nuestras luchas no son por tanto tan importantes", subraya a Efe Siratan Sittitanyawat, una de las mujeres trans pioneras en ocupar un puesto como diplomática en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Tailandia.

En los últimos años, sin embargo, la larga lucha de la comunidad LGTB, que se remonta a los años 1980, ha dado algunos frutos.

En 2015, el Gobierno aprobó una ley que prohíbe toda clase de discriminación por razón de género y también están las tramitaciones parlamentarias de las iniciativas sobre el matrimonio y uniones igualitarias.

La semana pasada, varias ONG presentaron por primera vez el esbozo de un proyecto de ley de reconocimiento de género, que contó con el apoyo de varias personalidades como el gobernador de Bangkok, Chadchart Sittipunt, y deberá ser remitido a la Cámara Baja en 2023.

"No se trata solamente de que los trans puedan cambiar los títulos en documentos, sino tener respaldo en todos los niveles, como en el trabajo o beneficios sociales, independientemente de la sexualidad que elijan expresar", explica la activista Kath.

Para Siratan, pese a que el tratamiento a las personas LGTB aún es "bastante desigual", la sociedad tailandesa está cada vez más consciente y "lista" para una mejor integración.

"La gente está discutiendo más y más varias cuestiones referentes a las personas LGTB. Pese a que seguimos con muchos desafíos, creo que vamos por el camino acertado y podemos esperar cambios pronto", destaca la diplomática.

Nayara Batschke

(c) Agencia EFE