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La paradoja de volver a la oficina para estar en Zoom todo el día

Las reuniones híbridas son parte de la nueva normalidad en las oficinas
Las reuniones híbridas son parte de la nueva normalidad en las oficinas

Nick Kneer estaba entusiasmado por volver a la oficina. Luego de trabajar desde su casa por alrededor de un año y medio, había extrañado la camaradería que tenía con sus compañeros en el sistema de la biblioteca de la universidad con sede en Ohio, donde es coordinador de Comunicaciones. Contaba las horas hasta que pudiera volver a relacionarse con los estudiantes y el personal.

Pero su entusiasmo se desvaneció rápidamente cuando la realidad del trabajo presencial resultó ser algo muy distinto de lo que esperaba. En cambio, para evitar contagiarse la variante delta, terminó en “un cuarto cerrado y sin ventanas” –su oficina temporal– con la mayoría de sus encuentros a través de Zoom. “Fue decididamente un bajón”, dijo.

Cuando muchos trabajadores vuelven a la oficina –en momentos que la variante delta se extiende por Estados Unidos– los empleados se enfrentan a una nueva realidad paradójica: pasan la mayor parte de su tiempo aislados y pegados a sus computadoras en reuniones vía Zoom, correo electrónico y Slack. Con más compañías implementando opciones de trabajo híbrido permanentes –en las que algunos empleados trabajan desde el hogar y otros en la oficina– la naturaleza virtual del trabajo puede sobrevivir por mucho a la pandemia. Lo mismo puede suceder con los rasgos que caracterizan el nuevo ambiente laboral.

“Hay una tensión extraña”, dijo Brian Kropp, jefe de Investigaciones de Relaciones Humanas de la firma Gartner. “Queremos que todos vuelvan a la oficina, pero que todos sigan trabajando por video”, agregó.

La manera en que la gente trabaja en las oficinas ahora no se ve como era antes de la pandemia. Y la tecnología que permitió a muchos empleados trabajar desde su casa los acompaña de regreso a la oficina, desde las videoconferencias, pasando por los servicios de mensajería, hasta los programas de trabajo colaborativo.

El último informe de ingresos de Zoom sugiere que la videoconferencia sigue teniendo alta demanda, pese a que reabren las oficinas y los empleados trabajan en forma presencial. Durante el segundo trimestre, la compañía informó que los ingresos aumentaron el 54% comparado con un año antes, a US$1020 millones, aunque significa una desaceleración comparado con el salto del 191% que informó el trimestre anterior. Aun así, Zoom tuvo su primer trimestre con ingresos por US$1000 millones, con más de 504.000 clientes.

“Las reuniones de ventas pasaron de las salas físicas a Slack y Zoom”, señaló Bret Taylor, presidente y jefe operativo de Salesforce, en una reciente llamada por ingresos. Salesforce recientemente adquirió Slack por US$27.700 millones.

Alphabet, la compañía madre de Google, comunicó que sus herramientas digitales de negocios llamadas Google Workspace, entre las que se incluyen Gmail, Google Docs y el servicio de videoconferencia Google Meet, “siguen mostrando un fuerte crecimiento”.

Emily Wagner, jefa de programación de clases para la firma Summit Educational Group, de tutoreo y preparación para exámenes, de Newton, Massachusetts, comparó su vuelta al trabajo con el estilo de comunicación de pequeños mamíferos de Estados Unidos llamados perros de las praderas, que se asoman de tanto en tanto desde sus madrigueras. Ocasionalmente ella y sus compañeros de trabajo salen de sus cubículos para hablarse de un extremo al otro de la sala. Pero la mayor parte del tiempo su trabajo consiste en comunicarse vía Zoom con su equipo, cuyos integrantes vienen a la oficina en distintos días.

Lo más “extraño” de la experiencia, dice Wagner, es cuando dos personas que están a distancia de escucharse en la oficina participan de la misma llamada de Zoom. Si ambas personas tienen conectados sus micrófonos el sonido ambiente crea un eco o acopla. La única manera de evitarlo es asegurarse de que los que están cerca no tengan sus micrófonos abiertos al mismo tiempo. “Es una pesadilla sin atenuantes”, dijo. “Me volvió loca la primera vez que tuve que soportarlo. Pensaba: ‘¡Esto es horrible! ¿Por qué estamos haciendo esto?’”, agregó.

El temido eco de videoconferencia es una queja común entre los trabajadores que han estado participando de videollamadas desde la oficina. Un empleado, que trabaja en el sistema de educación pública en Illinois y que habló a condición de mantener el anonimato, dijo que tienen el mismo problema en Microsoft Teams y Google Meet. La tecnología causa abundantes frustraciones, incluyendo mala conexión de internet en la oficina –donde se le requiere estar cinco días a la semana– y que a veces no puede soportar el volumen de personas en videoconferencia.

Trabajar desde la oficina da “esencialmente la misma sensación” que cuando trabajaba desde casa. Como mucho, la socialización que tiene en el trabajo es un saludo ocasional si se cruza con un colega en el pasillo, dijo. “Se siguen asegurando que la gente mantenga la distancia social y no se amontone en una sala de reuniones”, agregó, pero reconoció que el procedimiento tiene sentido desde el punto de vista de la seguridad. Dijo que se siente “100% sin sentido” el trabajo presencial.

Algunos trabajadores están en la oficina voluntariamente. Harlan Crystal, cofundador y jefe de Tecnología de la compañía de juegos para celulares Pocket Gems, volvió a su oficina en San Francisco en mayo, alrededor de un mes después de que la compañía abriera la oficina para quienes quisieran regresar. Volver a la oficina le permitió tener un espacio donde se concentra mejor. También lo ayudó a separar mejor su trabajo de su vida en el hogar.

Pero dice que el ambiente de trabajo híbrido ha sido “sin duda complicado”. Cuando hay reuniones grupales por Zoom, los pocos que están en la oficina se reúnen en una sala de conferencias y participan como grupo con una cámara. Como resultado, la gente que participa a distancia de la llamada tiene dificultades para interpretar las emociones y reacciones de la gente en la sala de conferencia, porque sus rostros se ven demasiado pequeños, dijo Crystal. Y si los empleados remotos comparten su pantalla en Zoom, a los trabajadores en la oficina les resulta imposible discernir la imagen por la baja resolución, dado que están viendo la presentación en un proyector de la sala. “Se siente más como ir a Starbucks y trabajar allí. Uno va a un lugar compartido, pero la mayoría de la gente con la que está trabajando directamente no está allí con usted”, dijo.

Gerry Martini, director adjunto de Admisiones del Centro de graduados de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, dijo que la falta de interacción presencial con sus compañeros de trabajo y potenciales estudiantes le hace “temer” ir a la oficina dos días a la semana. Además, viaja 40 minutos en subte y, cuando llega al trabajo, la mayoría de sus interacciones son online. Mientras tanto, la cafetería de su edificio está cerrada, lo que le quita oportunidades para tener conversaciones casuales. “Me va a dar ganas de volver al campus cuando pueda hacer cosas de campus. La gente es la que crea la experiencia. Ese tipo de cosas no está sucediendo”, dijo Martini.

Añadió que cree que él y sus colegas fueron convocados al trabajo presencial mayormente por razones económicas. “Existe la percepción de que tuvimos que volver porque es bueno para la ciudad y no porque sea bueno para el empleado”, dijo.

Matt, un diseñador web de una universidad en Nueva Jersey que habló con la condición de no dar su apellido, dijo que volver a la oficina para comunicarse por Zoom hace difícil saber quién está disponible u ocupado. Antes de la pandemia estaba claro si la gente estaba en una reunión, dado que estaban en una sala. Aún no ha descubierto la mejor manera de resolver este problema. “Cuando todos están usando Zoom desde su escritorio es imposible saber quién está en una reunión”, dijo, agregando que compañeros de trabajo lo han interrumpido cuando estaba ocupado. “Es muy extraño”, completó.

Los trabajadores advierten que los empleados que vuelven a la oficina tienen que estar preparados para algunas cosas: deben tener un buen par de audífonos que cancelan el ruido y saber que van a estar aislados. © The Washington Post