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Nuevo presidente de Cuba promete seguir el legado revolucionario de los Castro

Nuevo presidente de Cuba promete seguir el legado revolucionario de los Castro

Por Nelson Acosta y Sarah Marsh

LA HABANA (Reuters) - Miguel Díaz-Canel se convirtió el jueves en el nuevo presidente de Cuba, poniendo fin a casi seis décadas de gobiernos de los hermanos Castro, con la promesa de mantener viva la revolución socialista pero también de modernizar la economía.

La Asamblea Nacional consagró al ingeniero electrónico de 57 años con la formalidad de una votación a pesar de que era el único candidato impulsado por el Partido Comunista que lidera Raúl Castro, en el primer recambio generacional desde que los líderes de la revolución de 1959 llegaron al poder.

La transición no implicaría cambios radicales en la castigada economía estatal ni en el sistema de partido único de la isla, uno de los últimos de este tipo en el mundo, porque Díaz-Canel es un hombre del Partido Comunista que ha ascendido en sus filas durante más de tres décadas.

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Aunque no es un rostro conocido para muchos cubanos, el nuevo presidente es considerado más liberal en el aspecto social y se percibe más en sintonía con los tiempos que corren. Pero promete ser una apuesta segura para Castro.

"El mandato dado por el pueblo a esta legislatura es la de dar continuidad a la revolución cubana en un momento histórico crucial", afirmó el canoso Díaz-Canel en su primer discurso como presidente. "Esta legislatura defenderá la revolución y continuará el perfeccionamiento del socialismo".

Fidel Castro lideró un grupo de barbados rebeldes que acabó derrocando al dictador Fulgencio Batista, respaldado por Estados Unidos. Fidel le cedió el poder a su hermano menor Raúl en el 2008 cuando su salud se deterioró y murió ocho años después.

"Afuera hay un mundo que nos mira con más interrogantes que certezas. Por demasiado tiempo y de las peores maneras ha recibido el mensaje equivocado de que la Revolución termina con sus guerrilleros", dijo Díaz-Canel.

Sin embargo, destacó que el país debe modernizar el modelo económico y social pero sin llegar de ninguna manera a una restauración capitalista.

Raúl Castro, de 86 años, seguirá teniendo un peso considerable en el destino del país como jefe del Partido Comunista de Cuba hasta el Congreso de la organización en 2021.

"Cuando yo falte Díaz-Canel puede asumir también como primer secretario del Partido Comunista de Cuba", dijo Castro durante su discurso de despedida, que duró una hora y media y en el que elogió a Díaz-Canel, habló de la revolución, de la economía, de enemigos y aliados.

Díaz-Canel, que asumió por cinco años y podrá ser reelegido por un sólo periodo más, dijo en su discurso que desde su posición Castro encabezará "las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación".

Los cubanos esperan que el nuevo gobierno logre impulsar una economía que se ha caracterizado por la planificación centralizada al estilo soviético y sobre la que aún pesa un embargo de Estados Unidos que lleva más de cinco décadas.

"Díaz-Canel no tiene mucha popularidad, pero sin embargo la gente ha visto que tiene inteligencia", dijo Anaida Morales, una trabajadora del sistema de salud pública de 54 años. "Se ve joven, que tiene expectativas de cambio (...), tiene que cambiar porque el mundo va evolucionando".

LOS ENEMIGOS DE SIEMPRE

Después de décadas como enemigos, en el 2014 el entonces presidente estadounidense Barack Obama y Raúl Castro acordaron limar algunas asperezas e iniciar un proceso de acercamiento entre Estados Unidos y Cuba.

Pero con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, parte del acercamiento fue revertido y las relaciones bilaterales volvieron a enfriarse. Trump dejó de hacer negocios con algunas empresas estatales cubanas y endureció las reglas para los visitantes estadounidenses a la isla.

Una enfermedad misteriosa que atacó a diplomáticos de Estados Unidos en la capital cubana, minó aún más la confianza entre Washington y La Habana.

"La política exterior cubana se mantendrá inalterable (...) porque Cuba no hace concesiones contra su soberanía", dijo Díaz-Canel.

El flamante presidente aseguró que el país está abierto a dialogar con cualquiera que lo trate de igual a igual.

"Lo tomo como una señal de que el liderazgo cubano aún ve valor en la mejora de las relaciones, incluso si tiene que esperar al siguiente presidente de Estados Unidos", sostuvo William LeoGrande, coautor de un libro sobre las conversaciones secretas entre Washington y La Habana que llevaron al acercamiento bilateral.

La ceremonia del jueves coincidió con el aniversario 57 de la victoria de Cuba en 1961 sobre la invasión de exiliados respaldada por la CIA en Bahía de Cochinos, una batalla que La Habana celebra como un símbolo de su resistencia a la presión del "imperialismo" para que se hagan cambios en la isla.

En medio del "tono agresivo y amenazador" de Estados Unidos, Castro dijo el jueves que las relaciones bilaterales con Rusia se han incrementado en todas las esferas.

Expertos y muchos cubanos coinciden en que será muy compleja la herencia que toma Díaz-Canel con Estados Unidos.

Un funcionario de la Casa Blanca dijo que no hay grandes expectativas de que los cubanos tengan más libertades con un nuevo líder "elegido a dedo".

Pero desde México, el presidente Enrique Peña Nieto felicitó a Cuba por escribir "una nueva página en la historia" y deseó éxito a Díaz-Canel en un mensaje en su cuenta de Twitter.

"DOLORES DE CABEZA"

Díaz-Canel, que cumplirá el viernes 58 años, continuará un plan de reformas emprendido hace una década por Raúl Castro en busca de modernizar la estancada economía, incluyendo la necesidad de resolver un sistema de doble moneda y brindar mayor apertura al sector privado.

Y esto deberá hacerlo en medio de una fuerte desaceleración económica producto de la crisis de su aliado Venezuela, de una ineficiente cosecha de azúcar y de una posible baja en los ingresos del turismo con el nuevo endurecimiento de las relaciones bilaterales con Estados Unidos.

"El próximo gobierno va a mantener la misma línea de los hermanos Castro", dijo Rubén, un músico de 51 años que prefirió no revelar su apellido. "El gobierno es consciente de que no satisface las necesidades del pueblo con los bajos salarios, pero es difícil que la economía del país mejore con sólo un cambio de nombre".

Castro dijo que Cuba no ha dejado de impulsar el desarrollo del empleo por cuenta propia en la isla, que busca una reforma salarial y de pensiones, además de eliminar subsidios generalizados a productos y servicios para enfocarlos a personas sin sustento.

"El proceso de cambios en el modelo económico y social cubano bajo cualquier circunstancia no podría significar la aplicación de terapias de choque contra los más necesitados", sostuvo Castro.

Sobre la reforma para unificar las dos monedas que circulan en la isla, considerada por el gobierno como una de las más difíciles de implementar, Castro dijo que sigue dándole "serios dolores de cabeza".

(Reporte adicional de Frank Jack Daniel y Marc Frank en La Habana, y de Ana Isabel Martínez en Ciudad de México. Editado en español por Silene Ramírez y Pablo Garibian)