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Pedro Gordillo: el ciclista-verdulero que vive un sueño junto a las estrellas en la Vuelta de San Juan

Pedro Gordillo y su otro perfil: el trabajo en la verdulería

Crédito:
Gentileza Bill Torres / Globesport
Pedro Gordillo y su otro perfil: el trabajo en la verdulería Crédito: Gentileza Bill Torres / Globesport

SAN JUAN-. Nada le parece real. Pero lo es. Pedro Gordillo, que hace dos meses corría y se mostraba entre los ciclistas aficionados del calendario sanjuanino, está ahora ahí, casi anónimo y desbordado de alegría, mezclado entre las figuras del pelotón internacional. Sus brazos apoyados sobre el manillar y una mueca ingenua en pleno rostro. Está igual que hace no tanto tiempo, cuando vivía de su trabajo de verdulero. Flanqueado por su mentor y compañero de equipo, Sergio Aguirre. No hay cámaras de televisión, no hay grandes luces, no hay estructuras apabullantes que corrompan su humildad; hay un sueño cumplido, una historia complaciente.

A los 38 años, Gordillo se convirtió en la cenicienta de los 156 ciclistas que participan en la tradicional Vuelta a San Juan. Más allá de que ocupa el último lugar en la clasificación general, a 1h39m36s del colombiano Miguel Ángel López, es un verdadero lucky loser del ciclismo. Hasta hace apenas un par de meses, recorría 160 kilómetros para ganarse la vida trabajando en una verdulería y ahora participa en la prueba ciclística más importante del continente americano, a la par del belga Remco Evenepoel, actual campeón del Mundo, del colombiano Egan Bernal, ganador del Tour de Francia y el Giro, y del eslovaco Peter Sagan, triple campeón del mundo, entre otros. “Es una locura estar compartiendo el pelotón con estos crack. Lo disfruto mucho porque es no creo que haya otra oportunidad, dice Pedro, quien admite haberse sacado fotos con todos.

La imagen en competencia de Pedro Gordillo
La imagen en competencia de Pedro Gordillo - Créditos: @Gentileza Bill Torres / Globesport

Es que la Vuelta a San Juan es la carrera de los extremos, un verdadero museo de novedades. Donde se muestra la aridez de sus suelos y las bellezas de los valles cordilleranos; donde conviven las figuras más relevantes del Word Tour con ciclistas de los equipos continentales impregnados de amateurismo; donde se mezclan los pedalistas mejores pagos de mundo con muchos otros que no alcanzan a percibir ni siquiera un salario mínimo; es, en definitiva, el sueño de cualquier sanjuanino que hereda la pasión por el ciclismo. “Nosotros aprendemos a andar bici y después empezamos a caminar. Nunca me imaginé poder vivir esta carrera desde adentro. Llego muerto en cada etapa, pero por lo que significa esta oportunidad trato de llegar a meta cómo sea”, lanza Pedro.

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Su arranque en el profesionalismo

El advenimiento de Gordillo al profesionalismo se dio gracias a un llamado de su amigo Sergio Aguirre, técnico y corredor del equipo sanjuanino Municipalidad de Rawson, que lo conoce desde de lo vio correr en distintas pruebas de la categorías libres y master, donde participan ciclistas totalmente amateurs. “Más allá del trabajo yo siempre me entrené, y cuando Sergio me habló de la posibilidad de correr la Vuelta me entusiasmé mucho y, a veces, para no desaprovechar el tiempo, me iba de Médano de Oro a Jáchal en bici”, admite, quien en la competencia ocupa el último lugar de clasificación general.

Más allá del significado emotivo que es para Gordillo correr esta prueba, hay algo más simple que lo hace feliz: puede vivir y competir por primera vez como ciclista profesional. La oportunidad de haber firmado contrato con el equipo continental municipalidad de Rawson, le garantizó las comodidades necesarias para entrenar a cambio de una paga mensual mucho más redituable de lo que sacaba trabajando ocho horas en la verdulería de su amigo Gabriel Carrizo, quien le dio una mano grande para poder participar en las competencias. “Estos dos meses que me dediqué pleno a preparar la vuelta noté muchos cambios físicos. Pero es imposible seguirles el ritmo a estos monstruos”, cuenta Gordillo, que ahora ya no tiene necesidad de recorrer diariamente los 160 kilómetros que separan Médano de Oro y Jáchal y repartir las obligaciones laborales con los entrenamientos.

"Ahora es diferente: me entreno, tengo masajistas y mecánicos a disposición”, cuenta con orgullo
"Ahora es diferente: me entreno, tengo masajistas y mecánicos a disposición”, cuenta con orgullo

Los ingresos de dinero

Por reglamentación UCI, correr en un equipo continental debería reportarle a Gordillo una paga mensual equivalente a dos salarios mínimos de Argentina. Sin embargo, como es sabido, varios equipos que suelen arreglar pagos por fuera de la convenido y las diferencias con muchas de las estrellas internacionales que hoy comparte el recorrido con Gordillo son abismales. El peor pago en un equipo Word Tour puede llegar a percibir más de 3800 euros mensuales; en tanto, los salarios en los mejores equipos continentales argentinos van desde los 30.000 pesos mensuales a 130.000. “Una vez que terminé la Vuelta ya arreglé de volver a trabajar en la verdulería, así sumo unos pesos más”, admite Pedro, quien es padre de Lautaro, de 13 años, y de Ian, de siete.

La historia de Gordillo sabe de privaciones y de cambios. Pero también de sacrificios y de lucha. Hijo de padres jornaleros, descubrió la pasión por el ciclismo escuchando por radio distintas pruebas locales, pero sobre todo por la necesidad de trasladarse varios kilómetros desde el pueblo al campo donde trabajaba como peón. A los 18 años pudo comprar su primera bicicleta y comenzó con su travesía de ciclista libre o no federado. Los logros en esa categoría fueron varios, pero lejos del nivel que tiene esta participación. “Me entrenaba pocas horas porque trabaja todo el día y recién después de las seis me ponía a entrenar. Ahora es diferente: me entreno, tengo masajistas y mecánicos a disposición”, cuenta con orgullo.

A Pedro Gordillo, el ciclismo le corre por las venas. Poco le importa su posición final en la clasificación general, sabe que la oportunidad de correr al lado de mejores ciclistas del mundo excede el resultado. Su mejor triunfo fue haber demostrado que no existen imposibles, medirse con los mejores, seguirle el ritmo a Remco Evenepoel, tirar a la par de Egan Bernal, sacarse una foto con Peter Sagan, saludar a Fernando Gaviria, observar a Fabio Jacobsen, ver sprintar a Sam Bennett. Y por más que nada le parezca real, lo es.