Pepe Rodríguez deja una tremenda crítica en ‘MasterChef’, pero razón no le falta

Esta temporada, MasterChefha celebrado su décimo aniversario, tal como nos repiten los jueces varias veces en cada entrega. Se supone que por tal efeméride el nivel sería más alto, los concursantes conocerían de sobra el formato, sus pruebas y sus dinámicas (aunque sea como espectadores) y que los platos tendrían cierta categoría. Sin embargo, a las puertas de la semifinal, comprobamos que no es oro todo lo que reluce, y en la primera de las pruebas, de seis platos, solo dos conseguían aprobar. Eso cabreó y con razón a Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz, y en el caso de Pepe, el juez y presentador dejó una crítica cargada de verdad.

La primera concursante encargada de presentar su plato fue Vero, una de las rivales más fuertes y que hasta la pasada semana tenía el pin de la inmunidad. Tuvo que cocinar unas manitas de cerdo, y a su creación la bautizó como ‘brutalismo’, porque no tenía una presentación demasiado cuidada.

“Es feo y está malo”, le dijo sin anestesia Jordi Cruz, algo que provocó que Vero se riese. “Me gusta que te lo tomes a risa”, le dijo después el chef, criticándole el tamaño, la disposición del plato y la forma en la que había cortado la materia prima. “Eres una fiel seguidora del programa, ¿no te has fijado que en todas las temporadas ha caído una prueba de casquería? ¿Por qué no lo has practicado?”, le regañó.

Verónica reconoció que, efectivamente, ha visto muchos años el concurso, pero no consideró practicar elaboraciones de este tipo. “Cuantos más programas de cocina hay en televisión, menos cocina la gente. La gente hace muchas fotos, y habla mucho de cocina en redes. Pero cocinar de verdad es otra historia”, criticó entonces Pepe Rodríguez, dando absolutamente en el clavo.

Y es que, realmente, ahora mismo hay programas de cocina en televisión por encima de lo que podemos imaginar. Desde en clave de concurso como MasterChef a la Cocina abierta de Karlos Arguiñano, pasando por todos los formatos, nacionales y extranjeros que se pueden disfrutar en las cadenas temáticas. Y sin hablar del universo del pago, pues por ejemplo en Netflix raro es el mes en el que no se estrena un nuevo formato de gastronomía, ya sea dedicado a los dulces, a la alta cocina o a cualquier otra rama culinaria.

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Pero centrándonos en el programa de La 1 de TVE, MasterChef ha cumplido 10 años y un montón de ediciones, entre las versiones de anónimos, niños, abuelos y famosos. Es un formato en el que sabes que hay cosas que cada año van a caer en alguna prueba, ya sea la inicial o la de eliminación, y hay que estar preparado para todo… Si de verdad se quiere ganar. Porque a menudo da la sensación de que hay quien se deja caer por MasterChef como un escaparate para la fama, no para elaborar buenos platos.

La culpa no es de los aspirantes, o al menos, no de forma exclusiva, conste. La organización a veces se da un tiro en el pie al dar rienda suelta a determinados perfiles, que se nota a leguas que jamás brillarán dentro del universo de la gastronomía. Esta temporada, por ejemplo, tuvimos a Luismi, un bombero que dejó muchos más platos fallidos que acertados, que fue capaz de empeorar el mítico León come gamba, y que no estaba a la altura del décimo aniversario del programa que tanto se menciona.

Se suele decir que los toros se ven mejor desde la barrera. Con MasterChef podemos afirmar algo similar. Desde casa, a menudo, te preguntas cómo pueden suceder los desastres que se llevan a cabo en esas cocinas. En esa misma prueba inicial, en la que criticaron a Vero, David entregó una carne de conejo cruda, y Claudia, unas ancas de rana rebozada que cuya carne tampoco estaba hecha. Está genial ver programas así, comentarlos en redes, hacer valoraciones desde el sofá, móvil en mano, pero dar el salto a la plaza y torear los diferentes retos del concurso en sus cocinas es otra historia diferente.

El programa despidió anoche a Claudia, y convirtió a María Lo, David, Adrián, Patri y Vero en las semifinalistas de esta décima temporada. Imaginamos que el programa, más pronto que tarde, renovará por una nueva edición, y que entonces, el casting sea un poco más exigente. Y que en las cocinas veamos a gente no que solo haya visto el programa, sino que también sepan ser más resolutivos. Que sean expertos en cocinar, más que en fotografiar platos, como bien dijo Pepe Rodríguez.

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