La pobreza trepa en una Argentina de ingresos pulverizados por la alta inflación

Buenos Aires, 27 sep (EFE).- La tasa de pobreza urbana en Argentina escaló en el primer semestre del año al 40,1 %, su nivel más alto en tres años, en un escenario de creciente inflación que pulveriza los ingresos y que ha empeorado en los últimos meses, abonando pronósticos de mayor empobrecimiento en esta segunda mitad del año.

De acuerdo a un informe difundido este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la tasa de pobreza del primer semestre del año se situó 0,9 puntos porcentuales por encima del índice registrado en la segunda mitad de 2022 y 3,6 puntos por arriba de la tasa del primer semestre del año pasado.

En tanto, el índice de indigencia se situó en el primer semestre del año en el 9,3 %, 1,2 puntos por encima de la tasa registrada en el segundo semestre de 2022 y 0,5 puntos más en la comparación interanual.

La medición tiene en cuenta el nivel de vida en los 31 centros urbanos más poblados del país, lo que abarca a 29,2 millones de personas, pero, si se proyectaran los índices al total de la población argentina, de unos 46 millones de habitantes, se calcula que hay 18,4 millones de pobres y casi 4,3 millones de indigentes.

Estos números revelan una impactante realidad: en apenas un año 1,65 millones de personas cayeron bajo la línea de la pobreza en Argentina y unas 230.000 se sumaron al grupo de los indigentes.

Pero el dato más duro de los conocidos este miércoles es este: casi 6 de cada 10 niños de hasta 14 años es pobre y el 13,6 % ni siquiera puede satisfacer sus necesidades básicas de alimentación.

Bolsillos castigados

El aumento de la pobreza en Argentina durante el primer semestre coincidió con una fuerte aceleración de la inflación, que en la primera mitad del año acumuló un alza del 50,7 %, con un fuerte impacto en el coste de la cesta básica de alimentos y servicios, cuyo valor marca la línea de la pobreza.

De hecho, el aumento en el coste de las cestas básicas fue superior al del índice general de precios: el alza en el valor de la cesta de alimentos y servicios fue del 52,4 % en el primer semestre y el incremento en el precio de la cesta alimentaria -que marca la línea de la indigencia- fue del 55,1 %.

A la par de este salto inflacionario, la economía argentina cayó en el primer semestre 1,9 %, mientras que el desempleo bajó al 6,2 % en el segundo trimestre de este año, pero sin generación de trabajo formal asalariado y con un alto componente de empleo informa y por cuenta propia.

En estos dos últimos grupos los ingresos son menores y pierden claramente la carrera contra la inflación, empujando a la pobreza a miles de personas, incluso a aquellos con un trabajo.