Por qué Harris tiene mejores valoraciones en economía que Trump (y Biden)
Desde que el presidente Joe Biden renunció como candidato presidencial demócrata y la vicepresidenta Kamala Harris ocupó su lugar hemos tenido diferentes sorpresas. Harris ha subido en las encuestas y atrae multitudes a su campaña, algo que pone celoso a Donald Trump. Los demócratas, que antes eran sarcásticos, ahora se sienten entusiasmados por sus probabilidades de vencer a Trump, el candidato republicano, en la carrera presidencial de este año.
En medio de todo eso, hay un detalle particularmente sorprendente: parece que de repente los votantes valoran más a Harris que a Trump en materia económica. La última encuesta mensual del Financial Times reveló que el 42 % de los votantes dicen confiar más en Harris para gestionar la economía, mientras que el 41 % confía más en Trump.
Es un dato revelador por un par de motivos. En primer lugar, porque los votantes han valorado sistemáticamente mejor a Trump que a Biden en materia económica, y Harris no ha hecho nada en absoluto para desligarse de Biden en ese sentido desde que el actual presidente se retirara el 21 de julio. Sin embargo, los votantes le dan 7 puntos más en economía de los que dieron a Biden solo un mes antes.
En segundo lugar, las actitudes de los votantes sobre la economía es la baza más importante que Trump tiene a su favor. Como es habitual, los votantes afirman que su principal preocupación política es la economía y hasta ahora Trump había sido su candidato preferido en ese aspecto. Si Trump pierde esa ventaja, su campaña podría estar condenada.
¿Qué es lo que está pasando?
A simple vista, resulta un misterio que los votantes de pronto valoren más a Harris en materia económica que a Biden. En las últimas semanas no se ha producido una mejora abrupta en la economía. De hecho, los últimos datos de empleo y gasto muestran una desaceleración, más que una aceleración, de la economía. La inflación mantiene su lenta tendencia a la baja, pero el aumento de los costes de los alimentos y la vivienda que ha atormentado a los consumidores durante los últimos tres años sigue estando presente.
Sin embargo, hay una pista intrigante en la encuesta del FT que podría explicar la mejora de las valoraciones de Harris en la economía. El 60 % de los encuestados dice que, si Harris llega a la presidencia, debería adoptar políticas económicas diferentes de las de Biden. En una pregunta abierta de seguimiento, los encuestados dijeron básicamente que quieren que Harris busque soluciones mejores para controlar la inflación.
Eso representa buenas y malas noticias para Harris. La buena noticia es que algunos votantes parecen estar concediéndole una especie de borrón y cuenta nueva al eximirla de la culpa por la inflación, que asocian fundamentalmente a su jefe, Biden. La mala noticia para Harris es que quizá los votantes esperen muchos más cambios de los que ella quiera o pueda ofrecer.
Opciones económicas de Harris
Harris aún no ha publicado su propia serie de políticas (distintas a las de Biden), aunque su campaña dice que lo hará pronto. Aun así, no tiene mucho margen para diferenciarse del hombre que la derrotó rotundamente, tanto a ella como a varios candidatos, en las primarias demócratas de 2020. Harris no puede moverse a la izquierda y abrazar las políticas progresistas que respaldó en 2020, como el Medicare para Todos y la prohibición del fracking. ¿El motivo? Alienaría a los votantes moderados de los estados indecisos, que son cruciales para ganar las elecciones generales en 2024. Tampoco puede moverse demasiado a la derecha, ya que eso ahuyentaría a los progresistas y posiblemente reduciría la participación.
Parece que Biden formuló un conjunto de políticas equilibradas que atrajeron a los votantes liberales en las primarias demócratas junto a los más moderados en las elecciones generales. Su plan energético, por ejemplo, promueve las energías renovables verdes a través de poderosos incentivos sin castigar a los usuarios de combustibles fósiles. En cuanto a la atención médica, Biden intentó mejorar el sistema existente en vez de desecharlo y sustituirlo por una solución federal. En materia de impuestos, Biden plantea tasas ligeramente más altas para las empresas y los ricos en lugar de propuestas ambiciosas, como un inviable impuesto a la riqueza.
El reto de Harris consiste en dar la impresión (¿ilusión?) de que es diferente de Biden en materia de políticas, cuando en realidad no lo será mucho. Es posible que la inflación la ayude un poco ya que está disminuyendo hasta el punto de que quizá no sea un problema para el próximo presidente. Si se le ocurre algún tipo de plan ingenioso para bajar los precios, podría terminar llevándose el mérito por algo que ya está sucediendo sin la intervención presidencial. También podría beneficiarse de un probable recorte de los tipos de interés de la Reserva Federal en septiembre, que será modesto, pero indica que se avecinan más recortes y que los préstamos se abaratarán.
No obstante, Harris podría sufrir si su campaña de diferenciación fracasa y los votantes comienzan a verla como un poco más de lo mismo. Por otra parte, los votantes podrían sentirse aliviados de que Biden, de 81 años, esté fuera de la carrera presidencial, y Harris, que tiene 59 años, parece más enérgica y capacitada en cualquier asunto.
A fin de cuentas, un poco de cambio y de juventud podrían ser muy útiles en 2024.