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Por qué son tan malos los planes de atención sanitaria del Partido Republicano

Es fácil encontrar gente corriente que odie el último intento del Partido Republicano para acabar con la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (ACA, conocida popularmente como Obamacare). Porque eso quiere decir casi todo el mundo.

Los médicos, representados por la Asociación Médica Estadounidense, están en contra del proyecto de ley Cassidy-Graham, tercer y probablemente definitivo intento de acabar con el Obamacare este año. La Sociedad Estadounidense contra el Cáncer y casi todas las otras organizaciones de defensa de los pacientes están en contra de ella. Al igual que aseguradoras, farmacéuticas y hospitales. AARP, el influyente grupo de presión de personas mayores, se opone firmemente. También los demócratas de todo el país, al menos cuatro gobernadores republicanos y algunos conservadores más.

El intento republicano de poner fin al Obamacare mantiene una aprobación pública muy por debajo del 20%, mientras que el Obamacare en sí mismo tiene una aprobación que llega al 50%. Según algunos medidores, la ley que los republicanos quieren eliminar tiene tres veces más popularidad que la ley con la que quieren reemplazarla. La aprobación pública podría bajar aún más a medida que se van sumando críticas como la del presentador Jimmy Kimmel con su cruzada contra el enfoque Cassidy-Graham y la de otros artistas del mundo del entretenimiento.

Sin embargo, Mitch McConnell, el líder de la mayoría republicana en el Senado, y sus lugartenientes están decididos a intentar poner fin al Obamacare por tercera vez; y podrían tener éxito. Antes de la votación en el Senado, solo habrá una audiencia pública sobre la propuesta Cassidy-Graham, y la Oficina de Presupuesto del Congreso no tendrá siquiera el tiempo de analizar los efectos del proyecto de ley sobre los presupuestos federales ni del número de estadounidenses que tendrán seguro médico para ese entonces. Si alguna vez se imaginó un fragmento de legislación forzado hasta el extremo que uno no habría dado nada por él, precisamente este es.

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No obstante, hay una posibilidad real de que el Senado apruebe la ley Cassidy-Graham en los próximos días. Si esto ocurre, la Cámara de Representantes seguramente también la apruebe, y el presidente Donald Trump ya ha dicho que la firmará. ¿Entonces cómo hemos llegado a un punto en el que Washington podría promulgar leyes que no quieren la mayoría de los votantes?

Cómo podría aprobarse una legislación tan odiada

Parte de la respuesta se podría encontrar en el dinero de campaña. El conservador conglomerado de los hermanos Koch ha prometido donar 400 millones para candidatos con opciones en 2018, y dos de los temas principales en su agenda son derogar el Obamacare y bajar los impuestos. Organizaciones respaldadas por Koch como puede ser Americans for Prosperity, un súper Comité de Acción Política, no están del todo entusiasmadas con el proyecto de ley Cassidy-Graham, porque les parece que no va lo suficientemente lejos. La ley acabaría con la mayoría de las disposiciones de la ley ACA, y destinaría miles de millones de dólares menos a todo el sistema de salud, lo cual probablemente conllevaría un enorme descenso del número de personas cubiertas por el programa Medicaid. Muchos conservadores aplauden los recortes de este extenso programa que fundamentalmente da cobertura a la gente pobre.

Charles Koch (izq.) y David Koch (der.) fotografiados en esta foto combinada (REUTERS / Freedom Partners Chamber of Commerce / Handout / Carlo Allegri).
Charles Koch (izq.) y David Koch (der.) fotografiados en esta foto combinada (REUTERS / Freedom Partners Chamber of Commerce / Handout / Carlo Allegri).

Algunos conservadores consideran que el proyecto de ley Cassidy-Graham sigue destinando demasiados fondos de los contribuyentes al sistema sanitario, razón por la cual el proyecto de ley les parece tibio. Aunque es probable que esta sea la última oportunidad de derogar el Obamacare en un futuro próximo, porque las reglas del juego en el Senado cambiarán a partir del 30 de septiembre y serán necesarios 60 votos en lugar de 5 para aprobar la mayoría de las nuevas legislaciones. El fin del Obamacare está relacionado con la bajada de impuestos, porque algunos de los ingresos del gobierno quedarían liberados y esto podría traducirse en una bajada de impuestos. Así que cualquier legislador republicano que quiera hacer cumplir la agenda de los Koch ‒y reclamar su parte del dinero de campaña de su conglomerado‒ tendrá que comenzar por poner fin al Obamacare; y no importa lo que piense el público.

Los republicanos también se encuentran atrapados en una estúpida promesa que hicieron una y otra vez durante los últimos siete años: la de derogar y reemplazar el Obamacare, a pesar de que no había ningún plan con el que sustituirla. “Son prisioneros de su propia promesa”, dice Jim Kessler, vicepresidente del comité de expertos Third Way (Tercera Vía). “Si eres republicano, es mejor mantener una mala promesa que rechazar lo que todo el mundo sabe que es malo”. Kessler, como otros, dice que los legisladores republicanos se quejan en privado por encontrarse atrapados en una posición tan antipopular, pero lo más conveniente es cumplir primero la promesa y luego preocuparse por sus repercusiones.

Las consecuencias

Y las repercusiones podrían ser graves si finalmente los republicanos se salen con la suya y voltean el Obamacare. El proyecto de ley Cassidy-Graham es complejo, y organizaciones como Health Affairs y Kaiser Health News han esbozado los detalles para aquellos que quieren ir al grano. En general, se cambiaría el gasto de 14 estados que ampliaron el alcance del Medicaid bajo el amparo de la ley ACA (que en su mayoría son estados controlados por los demócratas), y lo transferiría hacia los estados controlados por los republicanos que no ampliaron el alcance del Medicaid. Este dinero se destinaría a los estados en forma de subvenciones que puedan gastar como ellos deseen, en lugar de que el gasto sea controlado por Washington.

En general, el gobierno federal gastaría miles de millones de dólares menos en el sistema sanitario bajo este proyecto de ley. Sus partidarios dicen que está bien, porque los estados gastarían el dinero de forma más eficiente que Washington, y eso haría que se pudiera dar cobertura al mismo número de personas que con el Obamacare, pero no hay ninguna evidencia de que los estados vayan a gestionar mejor el dinero aportado por los contribuyentes, e incluso podrían ser más ineficientes, ya que la gestión de ciertas funciones pasaría de una lógica centralizada en Washington a una diversificada en más de 50 territorios de Estados Unidos. Así que es muy probable que el proyecto de ley Cassidy-Graham diese como resultado un mayor número de personas sin seguro médico, lo mismo que harían otros planes de salud promovidos por el Partido Republicano. En octubre, tendremos una idea más clara, cuando intervenga la Oficina de Presupuesto del Congreso, pero eso será después de la votación en el Senado.

Trump y otras personas a favor afirman que el último proyecto de ley del Partido Republicano conservará la protección de la gente con enfermedades preexistentes, una de las provisiones más populares del Obamacare. Sin embargo, el proyecto de ley dice explícitamente que los estados pueden “renunciar” a estas reglas, y que también se podría permitir a las aseguradoras cobrar más a las personas basándose en su estado de salud.

Qué implicaciones tiene el proyecto de ley Cassidy Graham para las próximas elecciones

Por otro lado, el proyecto de ley no hace nada ante los muchos factores que aumentan cada vez más los costos del sistema sanitario, incluso para aquellas personas que no se ven afectadas por el Obamacare. Así que, a la práctica, el proyecto de ley Cassidy-Graham dejaría a más personas sin seguro médico, restablecería las disparidades que hacen que el cuidado de la salud sea más caro para los enfermos, y achicaría un programa que supone el último recurso de atención sanitaria para muchos estadounidenses con bajos ingresos.

¿Y esto no causará problemas a los republicanos en las próximas elecciones? ¡Sí! Pero el partido de Trump, o piensa que es invencible, o simplemente ha perdido la noción de lo que realmente quieren sus votantes. “Los republicanos están intentando superar el próximo escollo, pasar a la próxima votación procedimental”, dice Kessler. “Las próximas elecciones parecen estar a años luz de distancia”.

Pero 2018 llegará pronto, y con él el riesgo de que los republicanos pierdan el control de una de las dos cámaras del Congreso. Si el proyecto de ley Cassidy-Graham es aprobado, millones de estadounidenses se estarán preparando para sus consecuencias en el momento de las elecciones, pero la ley no entrará en vigor hasta 2019. Esto, no obstante, haría que el plan del sistema sanitario del Partido Republicano se convirtiera en una cuestión de primer orden en las elecciones del 2020. Ya que los republicanos apenas tienen un plan al respecto, seguramente preferirían que esto no suceda.

Video: Análisis sobre los planes sanitarios republicanos (en inglés)

Rick Newman