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Por qué Trump está siendo blando con Arabia Saudí: petróleo e Irán

El presidente Trump está retrasando cualquier tipo de castigo a Arabia Saudí por el aparente asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Esta es una razón probable: las opciones de las que dispone no son buenas, y algunas elecciones en realidad podrían ser contraproducentes para Trump en los días previos a las elecciones de mitad de mandato.

Khashoggi, un ciudadano saudí y columnista del Washington Post que vivía cerca de Washington, D.C., accedió al consulado de Arabia Saudí en Estambul, Turquía, el 2 de octubre y nunca salió. Las autoridades turcas dicen que agentes saudíes torturaron, drogaron, asesinaron y descuartizaron a Khashoggi, quien había sido crítico públicamente con el régimen de Arabia Saudí, también con el príncipe Mohammed bin Salman, el líder de facto del reino.

El presidente de EEUU, Donald Trump, en un encuentro con el príncipe heredero de la corona saudí Mohammed bin Salman en la Casa Blanca en marzo de 2018. (AP Photo/Evan Vucci)
El presidente de EEUU, Donald Trump, en un encuentro con el príncipe heredero de la corona saudí Mohammed bin Salman en la Casa Blanca en marzo de 2018. (AP Photo/Evan Vucci)

Trump dijo inicialmente: “Vamos a llegar al fondo de todo esto y habrá castigos severos”. La senadora Lindsey Graham y otros en Washington dicen que Estados Unidos debería imponer sanciones a Arabia Saudí y a los individuos que se considere que participaron en el asesinato.

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Pero un castigo severo parece cada vez más improbable. Trump ha apoyado una improbable teoría de “asesinos rebeldes” que absolvería a los líderes saudíes. Y ha tuiteado que el rey Salman y el príncipe heredero Salman niegan cualquier implicación en la muerte de Khashoggi, como si estuviera satisfecho con su explicación y se inclinara por dejarlos irse de rositas.

La estrategia Irán

Puede que Trump esté siendo blando porque unas sanciones considerables podrían afectar a las exportaciones de petróleo saudí, de las que Trump es inusualmente dependiente en este momento. Arabia Saudí es un importante aliado de Estados Unidos no solo porque es el mayor productor de petróleo del mundo, sino porque es un enemigo acérrimo de Irán, el archienemigo de Estados Unidos en Oriente Medio. Se espera que Trump vuelva a imponer sanciones a Irán, en relación a su programa de armamento nuclear, el 4 de noviembre. Y para hacer eso, necesita la ayuda de otros productores de petróleo, especialmente Arabia Saudí.

Cuando vuelvan a entrar en vigor las sanciones a Irán ‒dos días después de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos‒, sus ventas de petróleo caerán un millón de barriles de petróleo al día, o más, suficiente como para ejercer una presión considerable sobre los precios del petróleo. El precio del crudo del oeste de Texas ya ha aumentado aproximadamente un 18% este año, y llegó hasta los 76 dólares por barril. Los precios de la gasolina han aumentado cada vez más, desde un promedio de 2,52 dólares por galón en enero a los 2,88 dólares de ahora.

Arabia Saudí ha estado bombeando más petróleo, para ayudar a sustituir el crudo iraní que sale fuera del mercado. Eso genera más ingresos petroleros para Arabia Saudí y mantiene estables los precios del petróleo y de la gasolina, lo cual ayuda a Trump, ya que no tendrá que explicar un aumento repentino en los precios del gas como consecuencia de su política con Irán. “Las sanciones de Irán son una verdadera bendición para Arabia Saudí, que quiere ver trabas puestas a Irán”, eso dice Sarah Emerson, presidenta de la firma de investigación ESAI Energy. “Ambos, Estados Unidos y Arabia Saudí salen ganando con esto, o al menos sus dos gobiernos”.

El petróleo había estado subiendo de cara a las sanciones que Washington impondrá a Teherán en noviembre y que afectarán a su sector energético, y más recientemente por las tensiones con Arabia Saudí en torno a la muerte del periodista Jamal Khashoggi. EFE/Archivo
El petróleo había estado subiendo de cara a las sanciones que Washington impondrá a Teherán en noviembre y que afectarán a su sector energético, y más recientemente por las tensiones con Arabia Saudí en torno a la muerte del periodista Jamal Khashoggi. EFE/Archivo

En juego los precios del gas

El desastre de Khashoggi, sin embargo, podría interrumpir la estrategia de Trump en Irán justo cuando estaba a punto de apretar las tuercas a la nación islámica con línea más dura. En otros casos, los Estados Unidos han impuesto sanciones destinadas a limitar el comercio con empresas estadounidenses o a impedir el funcionamiento de empresas específicas, pero los funcionarios sauditas han dicho que responderían a tales sanciones restringiendo la producción de petróleo y elevando sus precios a 80 dólares, 100 dólares o más. En tanto peso pesado del petróleo a nivel mundial, podrían hacerlo fácilmente.

El día de las elecciones se avecina, y el momento es pésimo para Trump. Los precios del gas por debajo de 3 dólares no son realmente un problema en una economía que crece con una baja tasa de desempleo, pero aumentar el precio del gas tiene un efecto desproporcionado en la psique de los consumidores, y un salto repentino de 3 dólares podría molestar a los votantes. Los demócratas ansiosos por explotar el problema dirían que la política de Trump en Irán está inflando los precios del gas, y realmente no se equivocarían.

Las encuestas ya favorecen a los demócratas en la Cámara de Representantes, lo que sería un cambio vergonzoso para Trump que probablemente conduciría a todo tipo de audiencias e investigaciones sobre diversas polémicas relacionadas con Trump. Los aranceles de Trump sobre las importaciones chinas ya causan fricciones en los estados clave en las elecciones, y seguramente a Trump no le guste la idea de dar a sus oponentes más temas para explotar.

Existen otras formas mediante las cuales Estados Unidos podría sancionar a Arabia Saudí sin afectar al flujo de petróleo. Los Estados Unidos podrían limitar o detener la compra de material militar por parte de Arabia Saudí, aunque Trump ya ha dicho que no quiere hacer nada que interfiera en los puestos de trabajo o las exportaciones estadounidenses. La ley Global Magnitsky, aprobada en 2016, puede ser una herramienta más flexible. Permite al gobierno estadounidense sancionar a los individuos involucrados en violaciones de derechos humanos denegándoles la entrada en el país, congelando sus activos aquí y desconectando a las personas en cuestión de gran parte del sistema bancario mundial.

Eso sería una especie de sanción de neutrones que deja libre el flujo de petróleo, pero Trump podría no estar dispuesto a ir tan lejos como para sancionar a altos miembros de la realeza saudí. Puede que su gobierno ahora esté buscando una forma de tapar las vergüenzas que dé la impresión de que Trump está haciendo algo, sin dañar las relaciones que son fundamentales para la política de Trump en Irán, o los conductores estadounidenses.

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Rick Newman