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Predator 2.0 retiene la corona en la UFC 270, ¿pero no le falta el respeto Dana White con su ausencia?

Chris Unger/Zuffa LLC)

Nadie lo vio venir. Absolutamente nadie, ni Ciryl Gane, ni Fernand López, ni Dana White ni todo el mundo de las Artes Marciales Mixtas. Una cosa es que Francis Ngannou retendría su título pesado en la UFC 270, pero otra que lo hiciera de la manera en que lo logró: convertido en un maestro de lucha.

El hombre que posee la pegada más impactante en los deportes de combate, quizá solo superado -y esto es muy debatible- por Deontay Wilder, superó el sábado en la noche a un Gane que todos consideraban un dechado de virtudes técnicas como nunca antes se había visto en la categoría máxima.

Así se vendió este combate en Anaheim, California, como la fuerza bruta de Ngannou contra la galanura táctica de Gane, pero al final el gigante de Camerún desplegó un grappling que contuvo y redujo el striking del francés, quien cayó en las tarjetas por puntuaciones de 48-47 dos veces y 49-46.

Lo interesante es que Ngannou se había desgarrado el ligamento cruzado anterior por completo hace tres semanas, algo que corroboraron personas presentes en el gimnasio, pero era tanto su orgullo que bajo ningún concepto se iba a retirar de una pelea donde estaba tanto en juego.

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“No podía verme retirándome de esta pelea, porque soy un campeón”, expresó Ngannou, quien vivió días difíciles desde el punto de vista físico y mental con la batalla por su futuro contrato con la UFC. “La gente se olvida de mí, pero soy un campeón”.

Gane se salió con la suya en su mayor parte en los dos primeros asaltos, permaneciendo afuera de la zona de impacto del africano, como se predijo, y usando sus movimientos laterales para desactivar el poder de Ngannou, pero el francés fue el primero en utilizar la lucha y ese fue el principio de su fin.

El campeón no solo pudo defender los derribos con éxito, sino que comenzó a derribar a Gane con relativa facilidad y controló el tiempo en el reloj, mientras el europeo se veía contenido a movimientos que no iban a ninguna parte para perder los últimos tres rounds.

Al final, Ngannou acreditó a su gimnasio Xtreme Couture por las nuevas armas adquiridas para este combate, pero ahora comenzará una nueva batalla donde sus entrenadores podrán hacer muy poco: la batalla por un contrato que le permita seguir en la UFC.

¿O acaso vimos la última presencia del Predtor en un octágono?

Después de todo, Ngannou consideraba una falta de respeto que se hubiera escenificado un choque por un título interino, cuando él estaba en disposición de combatir. Por otra parte, el presidente de la UFC, White, no subió a entregarle la faja al campeón defensor, dejando en claro que las diferencias continuaban.

El camerunés insiste en pelear contra Tyson Fury en busca de una bolsa superior a los $600,000 que se llevó a casa el sábado. Contra el Rey de los Gitanos tendría, seguramente, millones garantizados, pero ahora todo eso está en una nebulosa.

“El boxeo siempre está en el fondo de mi bolsillo”, dijo Ngannou, de 35 años, en el octágono después de la pelea y sin la presencia de White por ninguna parte. “Es algo que debo hacer hacia el final de mi carrera. No es como si tuviera toda una vida aquí”.

Si Ngannou se larga de la UFC, el camino quedará limpio para Gane, quien a pesar de su derrota, sigue siendo uno de los mejores en las MMA y con un potencial enorme.

“Estoy decepcionado y un poco triste, pero fue una buena experiencia”, afirmó Gane. “Solo estoy llegando a este juego. El futuro está frente a mí”.