Prepárate, la banca grabará todo lo que hables con ellos

J. Quirós – De aquellos polvos vinieron grandes lodos. En efecto, es lo que ha pasado con el descontrol y la burbuja financiera vivida a comienzos de este siglo que luego tornó en una crisis brutal que ha durado 10 años y de la que todavía no se ha salido con certeza.

Para evitar los excesos y abusos de los intermediarios financieros a la hora de colocar productos de ahorro e inversión, Europa ha creado una rigurosa normativa que trata de impedir la impunidad y el abuso por parte de bancos y entidades de inversión. Esa norma, conocida como Mifid, no ha sido lo suficientemente eficaz para resolver este problema y ahora se le va a dar una nueva vuelta de tuerca en la denominada Mifid 2.

Esta directiva comunitaria viene con polémica porque los bancos y otros intermediarios serán como el Gran Hermano de la inversión financiera. Para que quede constancia de todo lo que nos cuentan para colocarnos un producto deberán llevar a partir de enero un registro con las conversaciones telefónicas y las comunicaciones para realizar cada operación. Aún más: tendrán que grabar también las que potencialmente puedan terminar en una operación. Es decir, casi el 100%.

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Algunos departamentos legales, según cuenta Cinco Días, llegaron a barajar la posibilidad de instalar cámaras para dejar pruebas audiovisuales. No es descartable que se llegue a este extremo, pero la trasposición no pide tanto.

Ahora, añade ese medio de comunicación, ya se exige que las firmas lleven un registro con todos los servicios, actividades y operaciones que realicen. La novedad es que en él se incluirán “las grabaciones de las conversaciones telefónicas o comunicaciones electrónicas relativas, al menos, a las operaciones realizadas cuando se negocia por cuenta propia y la prestación de servicios que estén relacionados con la recepción, transmisión y ejecución de órdenes de clientes”.

El borrador de la norma española deja la puerta abierta a que tengan que grabarse todas las conversaciones “cuya intención sea dar lugar a operaciones […] incluso si esas conversaciones o comunicaciones no den lugar a la realización de tales operaciones”.

Los bancos y entidades que canalizan la inversión de la gente dispondrán por tanto de registros de alto contenido confidencial ya que en esas conversaciones los clientes suelen comunicar datos personales, fiscales, proyectos de inversión o de gasto personal.

Saber que todo queda registrado y en manos del banco nos suele incomodar a todos. Por eso la reacción de los clientes puede ser la de retraerse a la hora de invertir salvo que las entidades financieras acoten muy bien lo que queda registrado y consigan ganarse la confianza de los inversores sobre el celo con el que manejarán estos datos tan sensibles.

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