La productora de acero US Steel amenaza con cierres si fracasa su compra, en plena campaña en EEUU
El fabricante de acero estadounidense US Steel amenazó este miércoles con cerrar varios sitios de producción si fracasa su compra por parte de su rival japonés Nippon Steel, y dejó a los candidatos presidenciales, que se oponen a esta operación, entre la espada y la pared.
La empresa estadounidense indicó en un comunicado que si la firma japonesa no toma el control, renunciaría a grandes inversiones de modernización de instalaciones en Mon Valley Works (Pensilvania) y Gary Works (Indiana).
En un acto celebrado por US Steel en el centro de Pittsburgh, los partidarios de la operación la calificaron de salvavidas para una de las industrias más importantes del oeste de Pensilvania, uno de los estados clave para las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Sin embargo, las acciones de US Steel se hundieron casi un 17,5%, luego de que el Washington Post publicara que el presidente Joe Biden planea bloquear la operación. La agencia Bloomberg citó fuentes anónimas con la misma información.
En diciembre, US Steel alcanzó un acuerdo de venta por 14.900 millones de dólares con la japonesa Nippon Steel, que prometió por su parte inversiones para mantener competitivas las fábricas en Pensilvania.
Pero la transacción, que fue denunciada por el poderoso sindicato del sector, el United Steelworkers (USW), muestra dificultades a nivel político, ya que muchos republicanos y demócratas están en contra.
De hecho, tanto la vicepresidenta y aspirante demócrata a la Casa Blanca, Kamala Harris, como el expresidente y candidato republicano Donald Trump (2017-2021), se han manifestado contrarios a la venta durante su campaña electoral.
El lunes, durante un evento por el feriado del Día del Trabajo en Pittsburgh, Harris declaró que US Steel "debe permanecer en manos de estadounidenses y operada por estadounidenses".
Trump también manifestó su voluntad de obstaculizar la transacción si llega al gobierno, mientras que su compañero de fórmula, J.D. Vance, ha liderado las voces contrarias a esta operación en el Congreso por considerar la producción de acero como un asunto de seguridad nacional.
US Steel argumenta que la venta es necesaria para asegurar inversiones suficientes en sus plantas de Mon Valley, la primera de las cuales data de 1875.
Nippon Steel prometió mantener abiertas las usinas e invertir 1.400 millones de dólares en fábricas con presencia del sindicato USW hasta 2026, cuando expira el actual convenio laboral. Se comprometió a mantener la sede administrativa de Pittsburgh, que alberga a unos 1.000 empleados.
Para defender su postura, envió además ejecutivos a Pittsburgh para reunirse con trabajadores, al tiempo que ha entablado contactos con funcionarios en Washington al contratar al exsecretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, para que presione en su defensa.
- Bloqueo -
Biden ha asegurado en varias ocasiones que pretende bloquear la compra, para la cual todavía no hay autorización de las autoridades regulatorias.
Consultada por la AFP, la Casa Blanca indicó el miércoles que el informe de la Comisión de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS), encargada del expediente, aún no envió sus conclusiones al mandatario. "Es la próxima etapa", explicó un funcionario del gobierno.
En 2020, Biden ganó en Pensilvania por apenas 80.000 votos contra Trump, sobre siete millones de sufragios.
Cuatro años antes, el promotor inmobiliario republicano derrotó a Hillary Clinton en ese estado por una diferencia aún menor, de 44.000 votos.
- "Miles de empleos" -
"Esta fusión hipotecaría el futuro de los trabajadores", consideró el sindicato USW, que teme muchos despidos de darse la compra y había tachado el evento convocado por partidarios como "patético".
"Sin la transacción con Nippon Steel, US Steel se separaría, esencialmente de sus grandes hornos, poniendo en peligro miles de empleos sindicalizados y bien pagados", argumentó de su lado el grupo.
Además, "se plantearía seriamente la cuestión de mantener la sede en Pittsburgh", añadió la empresa.
El martes, Nippon Steel había intentado, una vez más, tranquilizar al gobierno y al sindicato, afirmando que después de la compra, US Steel seguiría siendo "una empresa estadounidense", con mayoría de ciudadanos estadounidenses en el directorio.
El proyecto ya fue aceptado por el directorio y por los accionistas de US Steel.
Antes de Nippon Steel, US Steel rechazó una oferta de su competidor local Cleveland-Cliffs, que buscaba formar un grupo capaz de actuar a mayor escala en el mercado internacional, muy dominado por empresas asiáticas, chinas en particular.
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